Por Gabriela Dargenton
Directora del CIEC
Era julio de 1998, en Barcelona, atravesando momentos cruciales y complejos para la comunidad psicoanalítica de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, cuando Jacques-Alain Miller nos recibía para tratar lo que queríamos que nazca. Ese querer era ya el efecto de un largo trayecto hecho en el marco del Hospital Neuropsiquiátrico de la Provincia de Córdoba que la orientación Lacaniana había abierto allí, a partir de cursos, grupos de investigación, presentación de enfermos, lecturas clínicas lacanianas en distintas áreas -por aquellas épocas- impensables de hacer pasar. A ese querer hecho de consecuencias y decisión, quien era entonces el delegado general de la AMP, Jaques-Allain Miller supo escuchar y aceptar su nacimiento haciéndole lugar en el Campo Freudiano.
Gestado en Córdoba y dado su nombre, su rasgo y lugar como Instituto asociado al Campo Freudiano, en el X Congreso de la AMP “El partenaire síntoma”, nace el CIEC, que cumple hoy sus primeros 10 años.
El acontecimiento de su cumpleaños programa distintos banquetes epistémicos que celebrarán la marca de particularidad local, que encuentra su nombre y su orientación en la comunidad nacional e internacional en la que inserta su trabajo y su decisión por la supervivencia del psicoanálisis.
La lucha que se libra hoy para el psicoanálisis tiene varios frentes, situar cada vez nuestro Otro para cada acción política, es nuestro deber ético y nuestra chance de encontrar la interpretación que convenga. Los estados supuestamente “Benefactores” que protegen a sus “feligreses” indicándoles cuál es el verdadero bien “Paratodos”, las estadísticas, el mercado de medicamentos, la falsa ciencia… son todos velos que sirven, como dice Jaques-Allain Miller “al sueño totalitario que anima a numerosos burócratas” y cuya meta final barre con la práctica y la enseñanza del psicoanálisis.
Gobernar ha sido, desde Freud, una de las profesiones imposibles; pero encontrar hoy un decir cuya ocasión pueda demostrar en el otro esas falacias del mundo actual, es nuestra prueba del bien-decir para el que nos formamos en el interior de nuestra civilización, es decir por fuera de todo fantasma de extraterritorialidad, donde la segregación es sólo autosegregación.
En agosto, el CIEC celebró las II Jornadas Nacionales de la Nueva Red CEREDA (NRC). Fue el lugar para decir cómo el psicoanálisis de orientación lacaniana cuestiona la estandarización del sufrimiento de los niños y ofrece sus respuestas.
La red mundial de investigación de psicoanálisis con niños (NRC) tomó la palabra en Argentina a partir de tres puntos que anudan esta red: Buenos Aires (“Pequeño Hans”- CICBA); Rosario (ERINDA) y Córdoba (Departamento de Investigación de Psicoanálisis con Niños del CIEC).
La siguiente celebración será en octubre; dedicada y organizada a partir de la demostración clínica y epistémica de los efectos terapéuticos a partir de nuestros dispositivos de atención a la ciudad, transcurrida la primera década de asistencia. Una ocasión para evaluar en el Otro Social el modo de presencia y demostrar nuestra eficacia. La comunidad nacional compartirá también esa transmisión de resultados.
A veces diez años no es mucho, la experiencia subjetiva de “parece que fuera ayer” dice sobre lo vivo de un deseo que el CIEC demuestra, en sus pasos, en su experiencia institucional fresca, diversa y cotidiana. Pero también estamos advertidos de que cada paso requiere, más que nunca, “que a ese deseo hace falta quererlo”. Nuestro cumpleaños celebra ese querer vigente.
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De-formación, transformación, efectos y paradojas
Por Ana Simonetti
Presidente del CIEC
De los fundamentos de la experiencia…
El IIIº Congreso de la AMP abordó el asunto: la formación del analista. Aún los Centros de Atención no habían tomado la escena de la AMP. Desde entonces – julio de 2002 hasta hoy – han sucedido muchas cosas en ese sentido en nuestro campo: la multiplicación de las ofertas de atención al sufriente en su diversidad no deja de ocurrir. Una cifra: en el último Congreso, en la primera reunión de RIPA América se presentaron 79 declaraciones de dispositivos asistenciales, 17 como instituciones de psicoanálisis aplicado de las escuelas e institutos, 12 fundadas y dirigidas por miembros de las escuelas.
A mi gusto, al Centro de asistencia podemos ubicarlo en la perspectiva del psicoanálisis puro y el psicoanálisis aplicado, tema que en la Orientación Lacaniana, Miller trabajó intensamente en su curso 2000-2001 “El lugar y el lazo” especialmente, oponiendo ambos a la psicoterapia.
Era necesaria una respuesta otra a la subjetividad, que las brigadas antitrauma que restauran el sentido. Así también, una respuesta a las patologías de la época, a la demanda creciente ante las urgencias subjetivas, a la ausencia de suposición de saber, y por qué no: responder estando a la altura de la época, despertarnos los analistas de las Escuelas del sueño de la pureza que empieza y termina en un trayecto lineal de la experiencia. Es decir, el psicoanálisis de la Orientación Lacaniana en su acción social.
Esto se localiza también en una época en que el psicoanálisis tiene un lugar ganado en la civilización: él instaló el poder de la palabra que alivia, pero que no está asegurado en tanto la civilización misma lo ha ingresado en el conjunto múltiple de prácticas de la palabra. Entonces el psicoanálisis debe producir su diferencia. ¿Y cuál es la vía?; a mi entender su diferencia la hace con una práctica en relación al sentido y al uso del semblante. Si bien la práctica analítica estuvo asentada en el sentido como significación, la última enseñanza de Lacan la desplaza al fuera-de-sentido.
Y Miller esclarece en el curso citado, al punto de decir que la última enseñanza de Lacan es una elaboración del psicoanálisis en su diferencia con la psicoterapia, en tanto el psicoanálisis fuera-de-sentido, donde lo real es su nombre positivo. Quiero proponer ahondar el debate para avanzar en lo que ya es una axiomática: Un psicoanálisis fuera-de-sentido acentúa el elemento terapéutico del psicoanálisis. Un psicoanálisis fuera-de-sentido además es un psicoanálisis sin punto de capitón; se trata de precisar una experiencia analítica con desplazamientos limitados, lo que permite múltiples formas, pero limitadas por la traba del nudo borromeo que es su soporte. Quizá encontramos aquí un fundamento para explicar una práctica por ciclos, acorde a un psicoanálisis aplicado a la terapéutica.
Y aún más. Lo anterior también permite precisar que el psicoanálisis no es una pedagogía: si se trata de la regulación del goce, éste no se produce por el saber ya establecido. Cuando los psicoanalistas nos dispusimos a dar valor a la vertiente terapéutica del psicoanálisis, cuando J.-A. M agregó al nombre psicoanálisis aplicado a la terapéutica, se abrió un campo nuevo de nuestra práctica, campo que seguramente en diferentes lugares, de distintas maneras se realizaba sin advertirlo como tal, hasta que surge esta formalización que hizo Miller. La Conversación de Arcachon es una prueba.
Y la wirklichkeit
En octubre próximo, el CIEC cumple 10 años desde su fundación así como en su oferta de asistencia. Fue realmente una oferta original en su momento, adelantada a los dispositivos asistenciales del Campo Freudiano, y una respuesta nueva, otra, a los síntomas actuales en un agujero que dejaba la asistencia en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial: recibir a sus desatendidos, fue el inicio. Honorarios bajos en relación al mercado, y fijos. En ese momento era una apuesta doble: en nuestro propio Campo y en el social.
A lo largo de estos años muchos de los aquí presentes han asistido a los diversos cursos propios de las enseñanzas del CIEC que se imparten en los Departamentos de Investigación, y los dos cursos regulares teórico-prácticos: el Postgrado de Psicoanálisis que se desarrolla en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, inscripto en la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Médicas, y el Nuevo Programa de Enseñanzas que se imparte en la sede misma del CIEC.
Si bien no constituyen lo asistencial, hoy algunos de sus egresados conforman los Ateneos clínicos, cada uno con 3 a 4 practicantes seleccionados para responder a la demanda de asistencia de la comunidad. Estos Ateneos trabajan un ciclo de 3 años dando lugar luego a otros, y son coordinados por miembros de la EOL y responsables de la conducción del CIEC. Además, hace un año se introdujo el dispositivo de admisión donde 3 admisoras (que coinciden en la experiencia inaugural con coordinadoras de Ateneos) luego de una breve entrevista derivan a los pacientes para su atención. Un promedio de 80 consultas nuevas se producen cada mes.
Las consecuencias en la formación de los analistas.
Creo que podríamos considerar que cada renovación de un conjunto de Ateneos constituye una forma particular de nudo al modo de “desplazamiento limitado”, y en estos diez años situaría al menos cuatro.
Qué encontramos: un CIEC con raíces profundas en el Campo freudiano y en la ciudad. Un CIEC que, como lo proponía su directora con motivo del 10º aniversario, ha dejado entrar a la ciudad en él, lo que se lee en la concurrencia de personas de distintos barrios de la ciudad, de poblaciones cercanas y lejanas, de otras provincias, de distintos niveles socio-económicos, de todas las edades, solos o en grupos, con sus demandas espontáneas. Están también las orientadas por instituciones hospitalarias, educativas, judiciales. Y desde aquellos primeros pacientes a los actuales constatamos el cambio en la clínica.
1- Los primeros, los del pecado original, la mayoría jóvenes miembros y adherentes de la EOL, entusiastas decididos a fundar una nueva experiencia en la práctica. Pero además, muy orientados para dirigir las curas con el marco de hacer de éstas trayectos lineales, así como un psicoanálisis puro en las premisas de doctrina, como sus propias experiencias analíticas. Es más, un trabajo importante se realizó en aquél momento para considerar cómo marcar el pasaje de las entrevistas preliminares a un análisis, sin contar con diván. Lo nombraría como un desplazamiento inaugural de la experiencia analítica/práctica privada-práctica asistencial.
2- El desplazamiento que sigue fue introducido por la llegada de “Los inclasificables de la clínica psicoanalítica”, es decir, la nueva formalización de la clínica en el Campo Freudiano, a lo que se agregó más tarde “Las psicosis ordinarias”. Pero aquél primer texto vino a dar cuenta de nuestros casos raros y a interrogar la práctica con ellos. Una nueva clínica sostenida por estos fundamentos llevó a transformar la práctica al punto que ya nadie hoy habla de diván. La perspectiva del psicoanálisis puro había comenzado a virar al aplicado sin que éste aún se precipitara con todo su ejercicio de pleno derecho. Un desplazamiento epistémico-clínico que marca a mi entender la primera hiancia, la distancia por vía de la práctica, entre la propia experiencia analítica del practicante y la que él mismo llevaba adelante en los tratamientos del CIEC. En el Primer Encuentro Americano en 1993, se presentaron los casos clínicos que dieron cuenta de esta clínica y de esta práctica.
3- Pero, en adelante, se trató ya no casos aislados, sino de un aluvión de demandas ligadas a la época: niños abusados, familias con la violencia en su seno, adolescentes consumidores de sustancias, sujetos enviados por la justicia, las escuelas, es decir, los efectos de lo social y la época invadieron los consultorios del CIEC. Esa demanda transformó la perspectiva de la respuesta de los practicantes que ya multiplicaban en los Ateneos y las supervisiones, sus casos con lo extremo del uno por uno, esa clínica actual. El 2º Encuentro Americano de 2005 reflejó el debate alrededor de la pregunta si los institutos eran formadores. Mientras, había ocurrido el Congreso de Comandatuba (2004): allí fue afianzar los principios de la práctica analítica de la Orientación Lacaniana, sin estándares pero no sin principios. La Escuela en su función de formación realizó esta transmisión al instituto, cuando sus practicantes ya no provenían de ella como en el inicio, sino de los propios dispositivos de enseñanza del CIEC. En el 3º Encuentro Americano en 2007, 15 trabajos dieron cuenta de una sistematización de esa experiencia entre el torbellino de la demanda y el ordenamiento de una clínica nueva. Este desplazamiento, desplazamiento clínica-práctica, anuda claramente una clínica borromea con una práctica aplicada a la terapéutica y orientada por los principios de la práctica lacaniana.
4- Casi simultáneamente, con el nuevo dispositivo de admisión y el ingreso de dos Ateneos nuevos por la salida de otros dos, entramos al momento actual donde encuentra la ocasión la perspectiva ya no tanto de la clínica, como del tiempo de los tratamientos: los principios de una práctica que sea analítica, aplicada a lo terapéutico (cómo precisar el fuera-de-sentido) y en tiempos cortos. Estamos transitando en un Centro de asistencia de la Orientación Lacaniana, con lo corto, lo rápido, la reducción del tiempo de comprender (cuando no su salto) y la conclusión por tramos, que considero un desplazamiento realizándose de la práctica de psicoanálisis aplicado-psicoanálisis puro(experiencia analítica del practicante) – retorno.
Una practicante del CIEC decía recientemente: los pacientes del CIEC no hablan de su infancia. Si en el 2º desplazamiento propuse la hiancia entre la propia experiencia analítica del practicante y su práctica, hoy ella es más radical, lo que no indica disyunción. Quizá las enseñanzas del pase iluminen esta dimensión.
Otro asunto que ya no abordaré aquí, es las consecuencias en la formación de quienes orientamos esta experiencia.
Nos queda a practicantes, coordinadores de Ateneos, controlantes, responsables de la conducción del CIEC y a los por venir, hacer pasar esta experiencia a una episteme que dé cuenta de la incidencia del psicoanálisis aplicado en el psicoanálisis puro. Propongo en nuestro horizonte más próximo interrogar si de ella surge la pragmática lacaniana.
(Presentado en las XVII Jornadas de la EOL Sección Córdoba)