En su película, Coralie Miller nos invita a seguirla tras el encuentro
de mujeres y hombres, de generaciones diferentes y cuyas historias, o las de
sus familias, son también muy diversas. Estas personas tienen algo en común:
todos viven en Francia, son franceses y judíos. Lo escribimos siguiendo este
orden, sus propósitos nos invitan.
de mujeres y hombres, de generaciones diferentes y cuyas historias, o las de
sus familias, son también muy diversas. Estas personas tienen algo en común:
todos viven en Francia, son franceses y judíos. Lo escribimos siguiendo este
orden, sus propósitos nos invitan.
Judíos son, y responder preguntas sobre su judicidad no les resulta
sorprendente; saber orientarse en la relación con los otros y decodificar
instantáneamente la forma gramatical del No se lo crean demasiado… Pero los
sobresaltos de una violencia inaudita que en los últimos años han mortificado
al país –Francia– donde viven, la prevalencia dada a la estigmatización de lo
religioso, la iteración del retorno en primera fila –índice de una amputación a
priori a los judíos del profundo malestar que puede tocar un país– hace
reaparecer una interpelación, a la vez violenta y lancinante, frente a la cual
los judíos que viven en Francia deberían responder: ¿son judíos o franceses?
Preguntarlo en este orden denota ya el prejuicio que contiene.
sorprendente; saber orientarse en la relación con los otros y decodificar
instantáneamente la forma gramatical del No se lo crean demasiado… Pero los
sobresaltos de una violencia inaudita que en los últimos años han mortificado
al país –Francia– donde viven, la prevalencia dada a la estigmatización de lo
religioso, la iteración del retorno en primera fila –índice de una amputación a
priori a los judíos del profundo malestar que puede tocar un país– hace
reaparecer una interpelación, a la vez violenta y lancinante, frente a la cual
los judíos que viven en Francia deberían responder: ¿son judíos o franceses?
Preguntarlo en este orden denota ya el prejuicio que contiene.
En su comentario, que constituye el hilo conductor de la película,
Coralie Miller insiste en la conjunción del retorno del antisemitismo, la
obsesión identitaria, el cuestionamiento de la mixtura de múltiples contornos y
el declive del civismo, para relevar los signos de aquello que viene de un
pasado que queda como la marca de Vichy, de la traición de todo un pueblo; una
herida que jamás ha sanado con su resonancia sombría: ¿Y si se repitiera?
Coralie Miller insiste en la conjunción del retorno del antisemitismo, la
obsesión identitaria, el cuestionamiento de la mixtura de múltiples contornos y
el declive del civismo, para relevar los signos de aquello que viene de un
pasado que queda como la marca de Vichy, de la traición de todo un pueblo; una
herida que jamás ha sanado con su resonancia sombría: ¿Y si se repitiera?
Sin embargo, es la otra cara que se impone con un apego muy fuerte a la
cultura francesa, a esta lengua que es la suya y que hace vibrar lo más intimo
de su carne, a los valores de la República, a su historia de la cual son
herederos y en cuya construcción trabajaron varias generaciones antes que
ellos -a menudo pagando con sus vidas.
cultura francesa, a esta lengua que es la suya y que hace vibrar lo más intimo
de su carne, a los valores de la República, a su historia de la cual son
herederos y en cuya construcción trabajaron varias generaciones antes que
ellos -a menudo pagando con sus vidas.
Entonces, cómo definirse y poder decir lo que es una identidad, la suya.
¿Habría una prioridad religiosa, comunitaria o ciudadana que permitiría asirla
mejor? La identidad, eso que se atrapa en el cruce de diferentes modos de
discurso, es lo que constituye la continuidad de un ser en el grupo en el cual
evoluciona y eso que lo determina en su singularidad. Es aquello que se percibe
en esta afirmación: “Tengo el sentimiento histórico de una continuidad”.
¿Habría una prioridad religiosa, comunitaria o ciudadana que permitiría asirla
mejor? La identidad, eso que se atrapa en el cruce de diferentes modos de
discurso, es lo que constituye la continuidad de un ser en el grupo en el cual
evoluciona y eso que lo determina en su singularidad. Es aquello que se percibe
en esta afirmación: “Tengo el sentimiento histórico de una continuidad”.
Judíos ahskenazis de Alemania y de Europa del este, judíos sefarditas
provenientes de África del norte, pero también de otros países latinos de
Europa, sin olvidar Grecia, Turquía y otros países del Medio Oriente, todos los
que se viven ante todo como franceses, es este el punto de identidad que, de cierta
forma, evidencia que “ser judío es necesariamente venir de afuera”, como lo
dice Coralie Miller. Es también ser heredero de la historia del pueblo judío y
de la Shoah que marca a cada uno con una resonancia que no tiene comparación
alguna.
provenientes de África del norte, pero también de otros países latinos de
Europa, sin olvidar Grecia, Turquía y otros países del Medio Oriente, todos los
que se viven ante todo como franceses, es este el punto de identidad que, de cierta
forma, evidencia que “ser judío es necesariamente venir de afuera”, como lo
dice Coralie Miller. Es también ser heredero de la historia del pueblo judío y
de la Shoah que marca a cada uno con una resonancia que no tiene comparación
alguna.
No obstante, ninguno quiere ser reducido a un rasgo, a una pertenencia;
toda identidad es un compuesto. Francés y judío, dos pertenencias indisociables
que dialogan juntas y, como se dice en la película, no marcan una ruptura, sino
una aleación que como tal, es más fuerte que los elementos que la componen, por
separado. Sería necesario “restaurar ese crisol” que haría que el
multiculturalismo de Francia pueda volver a ser su fortaleza.
toda identidad es un compuesto. Francés y judío, dos pertenencias indisociables
que dialogan juntas y, como se dice en la película, no marcan una ruptura, sino
una aleación que como tal, es más fuerte que los elementos que la componen, por
separado. Sería necesario “restaurar ese crisol” que haría que el
multiculturalismo de Francia pueda volver a ser su fortaleza.
La película también tiene otros atributos que no hemos abordado y que
son dichos con fuerza por los participantes invitados a hablar. En verdad no
son testimonios, sino una transmisión mediante relatos que se entrecruzan, se
responden, se mezclan, parten de puntos, de lugares, de momentos que no estaban
destinados a estar juntos; simples enunciados cuya fuerza se aloja en una
autenticidad recta, un es así. En eso radica el tacto y la sutileza de Coralie
Miller que logra recoger estas palabras y atrapar la inteligencia viva; no hay
insistencia en querer demostrar para convencer. No se trata de argumentar, sino
de decir. Por lo demás, qué más claro y más vivo que “¡Soy francés,
simplemente!”
son dichos con fuerza por los participantes invitados a hablar. En verdad no
son testimonios, sino una transmisión mediante relatos que se entrecruzan, se
responden, se mezclan, parten de puntos, de lugares, de momentos que no estaban
destinados a estar juntos; simples enunciados cuya fuerza se aloja en una
autenticidad recta, un es así. En eso radica el tacto y la sutileza de Coralie
Miller que logra recoger estas palabras y atrapar la inteligencia viva; no hay
insistencia en querer demostrar para convencer. No se trata de argumentar, sino
de decir. Por lo demás, qué más claro y más vivo que “¡Soy francés,
simplemente!”
Traducido por Ximena Castro.
Nota:
*Emisión visible en replay en France pluzz : http://france3-regions.francetvinfo.fr/paris-ile-de-france/emissions/la-france-en-docs/francais-juifs-enfants-marianne-1193105.html
Actualmente disponible en YouTube.