La hora de la verdad
Tal situación se pone a menudo en escena en los dibujos animados. Ilustra una moral muy precisa, que los beneficios del desconocimiento son siempre transitorios, incluso efímeros. Reflexionando bien sobre ello, nos damos cuenta, en definitiva, que el resorte de la dialéctica freudiana de la Anerkennung no es totalmente diferente. Voy a suavizar los colores resplandecientes del razonamiento de Freud para hacer que se lo admita, volverlo justamente anerkannt (recibido, admitido) por personas que yo supondría que han leído y meditado poco o nada al maestro de Viena con el de París (Lacan).
Ellos saben perfectamente de qué se trata -lo han admitido en el sentido de la Behajung, (afirmación), que conlleva un cierto grado de Anerkennung (reconocimiento)- pero no quieren saberlo, para no perder, con la satisfacción que les da su sueño despierto, a los electores a los cuales supieron con arte hacerles compartir este sueño. Ciertamente, a menudo es un esfuerzo no querer saber lo que se sabe, cuando ese saber inhibiría la acción. Pero se exponen a quedarse pasmados.
La hora de la verdad es, de ahora en más, conocida. Sonará precisamente en el momento en que llegarán los resultados de la primera vuelta, el 23 de abril próximo, poco después de las 20. Francia, con excepción de algunos dandis, de las comunidades contemplativas de monjes y monjas de la Iglesia católica, y de una masa indeterminada de atontados, estará delante de sus pantallas o escuchando la radio.
Si, por hipótesis, bajo el efecto de la ineluctable ideología dominante, reforzada por el apoyo inopinado de malos propagandistas de tres al cuarto de mi género, Hamon y Mélenchon no estarán en la segunda vuelta, ¿empujarán a sus partidarios a perseverar en la negación negándose a votar por el adversario de Le Pen? En ese caso, podemos confiar en ellos, no les faltan buenas razones. ¿O bien darán una consigna en el sentido contrario, aunque sea a desgano? Pero, ¿van a seguirlos? ¿O bien sus electores, dopados por la negación desde hace muchos meses, tal vez años, y que se han vuelto adictos a la ilusión lírica, juzgarán que están embarcados, y dejarán el navío navegar por inercia?
Reconozcamos que el espectáculo que nos dan es más apasionante cada día para seguirlo. Si la suerte del país y su desgracia no estuviera en la balanza, aplaudiríamos de buen grado la dramaturgia de este extraordinario juego de incautos y no incautos, verdadero thriller electoral cuyo suspenso tiene algo de ese bello film de terror donde los pájaros hacen de enemigos del género humano, y se reúnen cada vez en mayor número para asesinarlos.
Los no incautos yerran
Basta recorrer el hilo de los comentarios destinados al Club Mediapart para el llamado de los psicoanalistas para los aficionados de ese diario -controversial, pero muy útil, según mi opinión, para la democracia- para ver el descrédito, el olvido, el deterioro en que ha caído la antigua noción de Frente republicano, no solo en la derecha, donde su rechazo es una política deseada y asumida desde hace mucho tiempo, sino ahora también en la izquierda.
Nota bene: un bemol. Recordarán que, en ocasión de las últimas elecciones regionales, y con la orden de la dirección socialista, un Frente republicano improvisado logró in extremis abatir en pleno vuelo la cabalgata triunfal de la Valkiria de dos cabezas. Marine y Marion, en el norte y en el sur del país. Fue al precio de hacer elegir a dos dirigentes de esta derecha a la que llaman republicana, y que manifiestamente lo es cada vez menos. Pero el episodio ya parece lejano.
De este modo un clubman erudito que firma con el nombre de Hervé Hervé me reprende: « ¡No le pida más a los pobres que salven a los ricos! »( lo remití al libro Por qué los pobres votan a la derecha). Por su lado, una electora que nunca votó en blanco en su vida se jura hacerlo en mayo próximo si no encuentra en la segunda vuelta un hombre inocente de haber « alimentado largamente el problema ». Ella justifica cambiar su paso con estos términos: « El gato escaldado le teme a la marchas de los incautos, los que, conducen precisamente a lo peor ».
El mismo deseo prevalente de no ser incauto se expresa en la psicoanalista en formación y con pluma ágil cuya frase cité no hace mucho: « Por mi parte, prefiero ser vencida que incauta ». Así, la fórmula enigmática de Lacan, « los no incautos yerran », encuentra una ejemplar ilustración.
Se juran dejar a un lado la segunda vuelta: « Entre un Macron y un Le Pen, prefiero abstenerme ».
Terminado el voto « contra », yo voto « por » y únicamente « por », entonces solo en la primera vuelta. Se persuaden que el voto supuesto útil sirve al estatus quo: « Si esta petición es un llamado disfrazado al « voto útil », no cuenten conmigo. Estamos hartos de gente que quiere culpabilizarnos. El FN es la coartada para que nada cambie ».
En ese contexto donde pululan los cambios bruscos de opinión irritados, sin duda era inevitable que mi posición termine por ser difamada de este modo: « Nuestra democracia está enferma, JAM, con su voto útil, se propone terminar con ella antes que la Le Pen se encargue. »
Un goce indecible
Sin embargo, he guardado para el final las palabras más provocativas, sino mas provocadoras. Son las de un camarada del Club que la mayor parte del tiempo está a buenas conmigo. Esta es la cuestión. Dice en una frase: « La elección de Marine Le Pen a la presidencia de la República la noche de la primera vuelta me procuraría un goce indecible ». Es enorme.
El chiste es posible. Sin embargo, ocurre que un chiste es la única vía por la cual un pensamiento inconsciente imposible de reconocer, en el sentido freudiano, llega a abrirse camino hacia el verbo, la puesta en palabras. Por lo tanto, chiste o no, poco importa. Lo que cuenta es que esto haya sido imaginado y verbalizado. veo en el enunciado singularmente atrevido de mi partenaire del Club, la confesión sensacional de la verdad mas escondida en todo este asunto.
En torno de este pensamiento, el más incongruente de todos, parece gravitar la serie azarosa de los cotilleos inexorables con los que se aturden en estos días en la izquierda y en lo más profundo de la izquierda de la izquierda.
¡Pero sí, por supuesto! ¡Cómo de pronto todo se ordena! Esas acritudes, esos lloriqueos, esas negaciones, esas injurias, esas diatribas, esos ukases y esas proscripciones. Esas maldiciones arrojadas sobre el mundo con un verbo gnóstico en nombre de « nosotros, los pequeños, los oscuros, los sin grados ». Esos jefes obstinados que permanecerán hasta el final de los finales agarrados a su inflexible « no quiero saber nada de eso ». Y para coronar todo, el desfallecimiento, el éxtasis, el arrebato del más afable de los hombres de izquierda bajo el efecto del fantasma de Marine Le Pen elevado súbitamente a la dignidad suprema del Estado francés como por milagro de una Asunción republicana.
¡Quién lo hubiera dicho! ¡Quién lo hubiera creído! El núcleo puro y duro de la izquierda trabajado a sus espaldas por el deseo innombrable de abandonarse en los brazos de la monstruosa Valkiria!
De lo sublime a lo ridículo solo hay un paso. Lo mismo ocurre de la interpretación al delirio de interpretación. ¿No es tiempo para mí de marcar una pausa, retroceder un poco en relación conmigo mismo y al resultado indecente al que he llegado? Voy a dejar la pluma un momento.
« Será bueno que me detenga un poco en este lugar, dice Descartes, para que por la amplitud de mi meditación, imprima mas profundamente en mi memoria este nuevo conocimiento. »
París, 20 de marzo de 2017
Tomé mi exergo de Jean Paulhan, sin recordar su fuente. A pedido mío, Nathalie Georges-Lambrichs se dirigió a Claire Paulhan. Esta me recordó que es la frase con que conluye Las Flores de Tarbes (sub título: « o El terror en las letras »); prepublicación en la NRF de junio a octubre 1936; publicación en un volumen de Gallimard en 1940. Agradezco mucho a mis dos corresponsales.
The elephant in the room: El elefante en la habitación; se dice de una situación evidente que nadie aborda (del Wiktionnaire)
Palabras freudianas en aleman: Anerkennung, reconocimiento, confesión; Verneinung, negación (se encuentra en la neurosis, y en todo el mundo); Verleugnung, repudio (propio de la perversión), forclusión (en la psicosis)
Pourquoi les pauvres votent à droite : libro de Thomas Franck, traducido del americano, con un prefacio de Serge Halimi, édiciones Agone, 2014.
Los pájaros: “The Birds”, film de Hitchcock, 1963, a partir de la novela epónima de la escritora británica Daphne du Maurier, 1952 ; se lo considera un «clásico del cine de terror» (tomado de Wikipédia).
Mediapart: https://www.mediapart.fr Se debe estar abonado a esta publicación para tener acceso a todos los intercambios internos del Club y participar en ellos; algunos textos seleccionados por la redacción, figuran sin embargo, con los comentarios en la página de inicio accesible a todos.
Los No-incautos yerran es el título dado por Lacan al libro XXI de su Seminario, se publicará en coedición La Martinière/Le Champ freudien ; sin duda circulan en la red ediciones piratas.
«Nosotros, los pequeños… »: verso extraído del drama en seis actos de Edmond Rostand, L’Aiglon, representado por primera vez el 15 de marzo de 1900 en el teatro Sarah-Bernhardt (ahora teatro de la Ville) en Paris.
La última parte del texto es una parte de la última frase de la segunda Meditación, las seis Meditaciones metafísicas se editaron por primera vez en Paris en 1641, en latín, con el título Meditaciones sobre la filosofía primera, con seis series de Objeciones y Respuestas.
Establecido por Jacques-Alain Miller, Paidós, 2014.