Lo real excluye el sentido, se decanta por quedar excluido
de él.
de él.
Esta tarde sobre la garantía se ubica bajo la égida
de la estructura de discursos, el discurso del amo, el primero, y aquel que
“concluye todo ese mareo de los otros tres”, como dice Lacan, el discurso
analítico, que permite situar ese primero y, añadiré, darlo vuelta como una
banda de Moebius, pasar del derecho al revés. También se sitúa en el contexto
de una batalla convocada a volverse constante, una acción larga pero
interesante, en la medida en que nos fuerza a hacer el inventario de los medios
de los que disponemos para afrontar algo que, en el discurso del amo de este
primer cuarto del siglo XXI, es nuevo.
de la estructura de discursos, el discurso del amo, el primero, y aquel que
“concluye todo ese mareo de los otros tres”, como dice Lacan, el discurso
analítico, que permite situar ese primero y, añadiré, darlo vuelta como una
banda de Moebius, pasar del derecho al revés. También se sitúa en el contexto
de una batalla convocada a volverse constante, una acción larga pero
interesante, en la medida en que nos fuerza a hacer el inventario de los medios
de los que disponemos para afrontar algo que, en el discurso del amo de este
primer cuarto del siglo XXI, es nuevo.
La argumentación que estigmatiza a los psicoanalistas
concierne, según creo, a un lugar de exterioridad: el psicoanálisis no se
encuentra bajo control del Estado ni en sus formaciones, ni en su garantía, ni
en su práctica. Nuestras escuelas son comunidades independientes de trabajo
asiduo. En efecto, lo que está en juego da vueltas en torno al significante
independencia. Es paradójico que, en una época que hace de la autonomía,
opuesta a la dependencia, un valor educativo e incluso un criterio de
evaluación, desde el jardín de infantes hasta la cuarta edad (siendo en última
instancia los pañales el definiendum de la ausencia de la mencionada
autonomía), la independencia del psicoanálisis constituya un escollo. La
paradoja desaparece si procedemos a una inversión moebiana. ¿No sería la
autonomía, en el discurso del amo, el reverso de la independencia, si con ello
entendemos una ausencia de asunción de poderes en funcionamiento, estatal o
económico, sobre estas entidades? Los invito a releer el artículo de Laura
Sokolowsky en Lacan Quotidien. Veo en este ataque una versión actual del
totalitarismo neoliberal que hace de la autonomía un criterio de evaluación
medido por él mismo. La autonomía es el reverso de las libertades…
concierne, según creo, a un lugar de exterioridad: el psicoanálisis no se
encuentra bajo control del Estado ni en sus formaciones, ni en su garantía, ni
en su práctica. Nuestras escuelas son comunidades independientes de trabajo
asiduo. En efecto, lo que está en juego da vueltas en torno al significante
independencia. Es paradójico que, en una época que hace de la autonomía,
opuesta a la dependencia, un valor educativo e incluso un criterio de
evaluación, desde el jardín de infantes hasta la cuarta edad (siendo en última
instancia los pañales el definiendum de la ausencia de la mencionada
autonomía), la independencia del psicoanálisis constituya un escollo. La
paradoja desaparece si procedemos a una inversión moebiana. ¿No sería la
autonomía, en el discurso del amo, el reverso de la independencia, si con ello
entendemos una ausencia de asunción de poderes en funcionamiento, estatal o
económico, sobre estas entidades? Los invito a releer el artículo de Laura
Sokolowsky en Lacan Quotidien. Veo en este ataque una versión actual del
totalitarismo neoliberal que hace de la autonomía un criterio de evaluación
medido por él mismo. La autonomía es el reverso de las libertades…
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Tradución: Lorena Buchner