Indagaré sobre el amor en las redes en una de las modulaciones de la sexuación masculina en púberes y adolescentes.
Sabemos que la pubertad implica el encuentro con el punto donde falta un saber sobre el sexo, con un goce inédito donde se verifica la puesta a prueba de la formalización de las respuestas fantasmáticas y de las identificaciones de las que se valió en su salida de la infancia. Ante esta nueva oleada pulsional el sujeto se ve interpelado a abandonar el goce autoerótico solitario en el propio cuerpo para obtener un goce a través del cuerpo del Otro. Para ello, no sólo tendrá que reactualizar las elecciones de objeto infantiles sino que también deberá realizar una invención ante ese goce inédito para hacerlo vivible. En este sentido hay salidas sintomáticas para la adolescencia, pero también es posible no salir totalmente. Jóvenes cuyas condiciones subjetivas no le han permitido un arreglo vía el NP (Nombre del Padre) son proclives a estas plataformas tecnos que se hermanan bien con la compulsión.
Estas publicidades muestran el empuje de la técnica al encuentro con un Otro sin cuerpo: Cada sujeto con su objeto de goce en el bolsillo. Por tal razón, estos aparatos son el objeto transicional contemporáneo.(1) Es por ello que pueden constituirse en prolongaciones de zonas erógenas deviniendo en el “compañero ideal” debido a su condición de ser un partenaire sin cuerpo. El joven cuyo modo de relación al mundo está mediado por el objeto gadget queda encerrado en un goce autista. Esto se debe a que estos aparatos que conectan a las redes sociales, difunden imágenes y música, están hechos para escondernos lo más real que hay en la voz. Estos pequeños aparatos que tienen tanto éxito son un concentrado del superyó. Este mundo que acompaña por todas partes al sujeto contiene en su centro un punto de inmundo. La voz moviliza al sujeto en nombre del gozar, hasta el agotamiento.(2) Desde esta perspectiva, “Sentite cómodo con la tecnología” fomenta un goce al servicio del autoencierro y la desorientación. Las cuales son respuestas habituales de algunos jóvenes ante el encuentro con uno de los nombres de la no-relación sexual, la pubertad. Esto se debe a que los jóvenes se encuentran insertos en un contexto donde los discursos establecidos se muestran inoperantes ante lo real comprometiendo al lazo social.
Una modalidad amatoria en las redes
Una de las redes sociales más usadas actualmente es Happn; una red geolocalizada y en tiempo real, donde cada perfil indica el número de veces que el usuario se ha cruzado con el/la candidat@ seleccionad@. Su slogan: “Conoce a las personas más cotizadas con las que te has cruzado… Convertí esos amores de un minuto en posibles relaciones”, tendencia que reduce a los sujetos en objetos de consumo listos para ser adquiridos en un catálogo en el que nunca falta stock.
Sabemos que entre los sexos hay un abismo de sinsentido. El lazo virtual pone en suspenso esa fisura insondable, dependerá del goce de cada quien que ello decante en que:
– algunos jóvenes se sirven de la red para, contingencia mediante, propiciar posibles encuentros con el Otro sexo.
– o aquellos que fomentan encuentros sin sorpresas a través de elecciones comandadas por una modalidad autoerótica.
– o los que se enamoran por meses de aquellos con quienes nunca se encontrarán del mismo lado de la pantalla.
Hoy me interesa centrarme en esta última modalidad para intentar formalizar este fenómeno.
Una hipótesis: se puede pensar una reversión contemporánea del amor cortés como respuesta ante la no-relación sexual.
El pensamiento medieval ubicó en el cenit al amor, de tal modo que ante él no había hombres ni mujeres sino que se trataba de la Dama y el trovador. Lo que caracterizaba este lazo era que el cuerpo llegaba a tener menor densidad que el mismo amor. El amor cortés es una modalidad amatoria que tuvo vigencia entre el siglo XI y XIII que consiste en una creación poética llevada a cabo por trovadores donde “el objeto femenino está vaciado de toda sustancia real”.(3) Se presenta con caracteres despersonalizados a tal punto que todos los cantores parecían dirigirse a una misma Dama.
La Dama adviene como prohibida para el amante instalándola en el lugar de lo inaccesible.(4) El amor cortés es “la sublimación del objeto femenino”,(5) mantiene a una distancia segura lo intolerable de la Cosa. Es decir, Lacan ubica a la Cosa en el lugar de la causa y, por ello, a la Dama en el lugar de lo imposible. A partir de ese imposible aparecen trovadores y poetas que no cesan de escribir sus trovas, música y poemas. Por ello, Lacan, en Aún, lo percibe como una forma refinada para suplir la ausencia de la relación sexual. Por tal razón, ha sido la fórmula más exitosa que ha tenido la historia del amor en armar un esfuerzo de poesía para transformar la inexistencia de La mujer en una mujer prohibida. Estrategia imaginaria en la que se finge que sólo dependería del amante poner o no obstáculos para acceder a la Dama. En este punto, en la dificultad del encuentro, está la similitud entre el amor cortés y lo actual. Hoy el impedimento de un posible encuentro estaría, ilusoriamente sostenido, en aquello que pareciera fomentarlo: la pantalla. La hiperconexión tiende a la desconexión del cuerpo y de las palabras. La reversión contemporánea del amor cortés, lejos de la poética, es una forma de darle consistencia a la relación sexual sustrayendo el cuerpo de la escena. Modulación de la sexuación masculina que no condice con la lógica amorosa freudiana.
El amor cortés virtual, ¿los “Whatsapp” son las nuevas cartas de amor?
Byung-Chul Han en La agonía de Eros plantea que en un mundo de posibilidades ilimitadas, no es posible el amor. Según el autor ello se debe no solo al exceso de ofertas de otros otros, sino también a la erosión del otro unida a un excesivo narcisismo de la propia mismidad. Así, la sociedad del consumo aspira a eliminar la alteridad a favor de las diferencias consumibles. Todo es aplanado para convertirse en objeto de consumo. En consonancia con ello ubica que, a través de los medios digitales, se produce una eliminación total de la lejanía. Pero esta, en lugar de producir cercanía, la destruye en sentido estricto. En vez de cercanía surge una falta de distancia, Happn dixit.
Como contrapunto, podemos ubicar en esta nueva versión del amor cortés una exaltación del amor en tiempos del goce que recae en la figura de la Dama, donde la distancia cumple su partida.
La relación de los jóvenes con estos aparatos tecnológicos porta un goce que tiende a eludir la palabra y la dirección al otro. La palabra « hablar » cobra un nuevo significado en el siglo XXI, hablar es chatear. Se ha dejado de emitir palabras para transformarlas en una escritura reducida a signos: escribimos con emociones, es decir, imágenes que fomentan el mutismo. Aun así, para algunos un emoticon (condensación entre ícono y emoción) puede ser un signo de amor… ¿Las cartas de amor sobreviven en los mensajes de Whatsapp o estamos ante una nueva modalidad de presencia de signos de amor? El valor de un mensaje de Whatsapp muchas veces puede tener la misma magia de las cartas tradicionales, muchos los atesoran, los releen y hasta los hacen objeto del más meticuloso estudio… Los mensajes de Whatsapp fundan y a veces sostienen con la promesa del encuentro un lazo de amor a través de lo simbólico de la palabra. Pero, ese lazo, como sabemos, sostiene la fusión máxima del Ideal con el objeto. Por lo tanto, no supera al amor narcisista como sí lo lograba la poética cortesana. Es decir, el signo de amor que provoca el deseo produce en la escritura de los mensajes de Whatsapp, con abstinencia de los cuerpos, idolatría del encuentro.
Lacan, en su Seminario 20, decía que la carta de amor tiene una función eminente en el amor. En general, solo se envía una carta a alguien que precisamente no está. La ausencia del Otro es también la mía, y toda carta de amor dice: « Tú no estás aquí » y, en tu ausencia de mí y en mi ausencia de ti, estamos juntos, estás conmigo.(6) Al respecto y lejos de considerar que un Whatsapp tenga el mismo valor que la poética trovadora, podemos precipitar una segunda hipótesis: En el amor cortés 4G, el carácter de signo de amor de los mensajes de Whatsapp es una muesca al imperio de las imágenes a favor del orden simbólico. ¿En qué sentido? Esta modalidad amatoria virtual al mismo tiempo que es producto de la época es una respuesta a la misma introduciendo un “no” al imperativo de goce: fomenta las palabras (un poco degradadas si las comparamos con las palabras de amor de antaño) en detrimento de las imágenes. En este sentido, la escritura de e-mails o, más aún, de mensajes instantáneos a la dama idealizada propicia el significante y hace existir un Otro consistente porque da la impresión de estar conectado siempre a alguien.
Lo que el amor cortés virtual habilita…
Iniciamos este trayecto ubicando que los púber se confrontan con un agujero de saber de lo real del sexo ya que no hay significante que nombre ese goce que se encuentra más allá de las coordenadas fálicas. ¿Hay en esta modalidad amatoria un tratamiento del goce? ¿Qué la diferencia de otras prácticas de goce como ser los Hikikomori (7) (donde prima un uso adictivo y compulsivo de las redes)?
Una orientación: E. Laurent plantea que el amor cortés al erigir un objeto en su centro permite regular los circuitos del goce. Fantasma y amor cortés organizan y ponen al día el campo del goce ligando lo inaccesible y la recuperación del goce. Técnica erótica que coloca lo prohibido en otro lugar distinto al de las dependencias del NP. (8)
A partir de esta referencia podemos concluir con la formulación de una última hipótesis: La degradación de la función del padre en la civilización, cuyos modelos de identificación se han vuelto muy frágiles, tiene como consecuencia el ascenso del objeto a al cenit social que provoca el desencadenamiento de la pulsión de muerte sobre la cultura. En aquellos jóvenes que no se han precipitado las consecuencias de la operatoria del NP, la hiperconexión produce la desconexión del cuerpo con la palabra teniendo como efecto la deslocalización del goce. En esta coyuntura y ante el despertar a un goce inédito en el cuerpo, esta versión del amor cortés degradada(9) en las redes al preponderar las palabras sobre los objetos, así como también localizar en su seno un objeto como prohibido, puede morigerar el goce. Este uso de las redes marca una diferencia con otras modalidades más del lado de la satisfacción de la compulsión, como aquellos que fomentan encuentros sin sorpresas a través de elecciones comandadas por una modalidad autoerótica donde el choque de cuerpos se produce sin que medie casi palabras.
El amor cortés virtual enlaza el cuerpo pulsional y sexuado con una escena fantasmática, siempre virtual, que lo une a otro sujeto. Aunque ésta sea del orden de la fantasía permite introducir una distancia y, con ella, la dimensión del Otro en una época en la que somos empujados a la pornografía, índice que marca el pasaje de lo que fue la interdicción del padre a la incitación del goce.
*Trabajo presentado en el seminario “Hombres y Mujeres: Eróticas
Contemporáneas” del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la
Familia – Enlaces.
(2) Laurent, E., “Los objetos a”, Conferencia en la Biblioteca Nacional, Bs. As., 2008, inédito.
(3) Lacan, J., El Seminario, Libro 7, Paidós, Bs. As., p. 183.
(4) Del amor cortés Lacan dirá: “La creación de la poesía consiste en plantear, según el modo sublimatorio propio del arte, un objeto que designaría como enloquecedor, un partenaire inhumano”. Define la producción sublimatoria como “la elevación de un objeto a la dignidad de la Cosa”. La sublimación justamente pone a la luz el carácter estructural de la pulsión. Lacan en El Seminario, Libro 16, De Otro al otro, nos dice: “que la sublimación es, hablando con propiedad y en tanto tal, modo de satisfacción de la pulsión”. La elevación en juego en la sublimación es un modo simbólico para reencontrar lo real, pero solamente poniendo al revés la escala de lo simbólico. Elevar un objeto significa introducir un bordeamiento significante en torno al vórtice de lo real. Hay rodeos de la Cosa y en este pasaje del objeto a la Cosa es donde se puede pensar el cambio de fin. No es el cambio de un objeto por otro, sino la transformación del objeto en sí: cambiar la función de uso de un objeto es lo que devela la Cosa. Es en esta transformación donde la satisfacción es obtenida.
(5) Ibid., p. 138.
(6) Miller, J.-A., “Signo de amor”, Página 12, Diario argentino.
(7) Hikikomori significa literalmente « apartarse, estar recluido »: es un término japonés para referirse al fenómeno social que las personas han escogido abandonar la vida social. Son jóvenes varones japoneses que se encierran en una habitación de la casa de sus padres durante años, apenas tienen amigos y viven en sus habitaciones pendientes de todas las pantallas posibles. Pero ese panorama de cuerpos encerrados ya no es exclusivo de Japón, también se da en urbes como las de nuestro país, donde muchos arman su comunidad virtual en torno a juegos, videos, series en la PC y celulares.
(8) Laurent, E., “De lo real en un psicoanálisis”, Un real para el siglo XXI, Congreso de la AMP, París, 2014.
(9) Degradada en comparación de lo que fue tal movimiento en la historia, al punto tal que Miller destaca la importancia e incidencia en nuestra civilización. En su curso Donc ubica que en occidente lograron, en el curso de una larga elaboración del amor, que los hombres respeten la nada. Piensen en ese momento distinguido por Lacan, el del amor cortés. Es una invención que hoy reencontramos en nuestra clínica misma. En lugares adonde no llegó el amor cortés tenemos grandes dificultades con el psicoanálisis.