El viernes 27 de noviembre, François Hollande pronunció un discurso en el Hôtel des Invalides para rendir homenaje a los 130 muertos del Bataclan y de las terrazas parisinas: “Una horda de asesinos mató a 130 de los nuestros e hirió a centenares en nombre de una causa loca y de un dios traicionado”. La palabra horda es freudiana, pero Freud la remitía a la horda ‘paterna’, término con el cual calificaba el pasaje de un modo de organización social de los primates a un modo de organización de los homínidos, marcado por un asesinato original, el asesinato del padre, que abría paso a la sociedad de hermanos. Este momento de pasaje, a la vez que era original, no cesaba de repetirse.
“Los sentimientos sociales fraternos sobre los cuales descansa la gran subversión conservan a partir de entonces y por mucho tiempo el influjo más hondo sobre el desarrollo de la sociedad. Se procuran expresión en la santidad de la sangre común, en el realce de la solidaridad entre todo lo vivo que pertenezca al mismo clan. […] Previenen que pueda repetirse el destino del padre. A la prohibición, de raigambre religiosa, de matar al tótem se agrega la prohibición, de raigambre social, de matar al hermano. Pasará mucho tiempo hasta que ese mandamiento deje de regir con exclusividad para los miembros del linaje y adopte el sencillo texto: ‘No matarás’. Para empezar, la horda paterna es remplazada por el clan de hermanos, que se reasegura mediante el lazo de sangre. La sociedad descansa ahora en la culpa compartida por el crimen perpetrado en común; la religión, en la conciencia de culpa y el arrepentimiento consiguiente; la eticidad, en parte en las necesidades objetivas de esta sociedad y, en lo restante, en las expiaciones exigidas por la conciencia de culpa.”(1)
“Al introducirse las divinidades paternas, la sociedad sin padre se trasmudó poco a poco en la sociedad de régimen patriarcal. La familia fue una restauración de la antigua horda primordial y además devolvió a los padres un gran fragmento de sus anteriores derechos. Ahora había de nuevo padres, pero las conquistas sociales del clan fraterno no fueron resignadas, y la distancia fáctica entre los nuevos padres de familia y el irrestricto padre primordial de la horda fue lo bastan- te grande para asegurar la perduración de la necesidad religiosa y la conservación de la insaciada añoranza del padre.”(2) Situar el lugar de la comunidad en sus relaciones con la sociedad de hermanos es crucial para apreciar el modo de comunidad que el Presidente de la República calificaba de horda, esta sociedad sin padres: “Kelkal, Merah, Nemmouche, Kouachi, Coulibaly, aquellos que perpetraron los atentados del 13 de noviembre, salieron todos de barrios populares. La mayo- ría creció en familias desarmadas donde la figura del padre desapareció o se marginó. La autoridad del hermano tomó el lugar del padre. Es muy claro en Merah.”(3) No hay autoridad paterna, lo que colectiviza es primero un rechazo: “Los terroristas provienen de una clase social que los anglosajones llaman ‘disaffected youth’. Una juventud venida a menos, que se siente rechazada, marginalizada, victimizada. Padece un fuerte sentimiento de odio a la sociedad, un sentimiento de indignidad profundamente interiorizado.”(4) ¿Cómo describir esta juventud en peligro respecto a su modo de formar horda?
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Traducción: Lorena Buchner.
* Este texto es la transcripción de una parte de la conferencia dada en Brest el 16/1/2016 bajo el título “La locura en el siglo XXI y los triunfos de las religiones”. Publicado en francés el 17/1/2016 en L’Hebdo Blog N° 56: http://www.hebdo-blog.fr/de-la-folie-de-la-horde-aux-triomphes-des-religions/
1-. Freud, S., “Tótem y tabú”, en Obras Completas, Tomo XIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1980, pp. 147-148. 2-. Íbid., p. 151. 3-. Entrevista al sociólogo Farhad Khosrokhavar, por Céline Castello, “Moins ils connaissent l’islam, plus ils sont attirés par le djihad », Sitio web del Nouvel Obs, 26/11/2015, http://tempsreel.nouvelobs.com/attentats- terroristes-a-paris/20151125.OBS0162/moins-ils-connaissent-l-islam-plus-ils-sont-attires-par-le-djihad.html
4 Íbid.
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