Boletín Eva-Lilith (selección nº 9, 10 y 11)
El cuerpo, el arte y el goce femenino en la hipermodernidad, por
Giancarla Antezana U.
que opera en el cuerpo e inscribe un goce opaco que será ubicado al
final del análisis. En « ese cuerpo » suceden cosas imprevistas que dejan huellas que afectan y que tienen « efectos de goce ». Se trata de acontecimientos de discurso en los que los síntomas se trazan[1].
Si bien se goza autísticamente, el modo en que la pulsión se satisface
está condicionado por la cultura, Miller sostiene que « lo que pasa en el campo del Otro incide en las condiciones de goce pulsional ».
la « Subjetividad Hipermoderna » está caracterizada por: La
multiplicación del Uno, el ascenso del objeto al cenit, la prevalencia
de la imagen y el empuje al goce[2]. Miller dice que como no hay la
existencia del Uno exceptuado, la universalización se encuentra en el: NO-TODO generalizado, que no encierra un « para todos », sino que el individualismo moderno tiene la estructura del « no-todo por todas partes »[3].
nos permite pensar dos horizontes de lo femenino: Por un lado, lo
ilimitado, lo desmedido, la « aspiración a lo femenino » o « feminización del mundo »,
ligado a las manifestaciones del goce sin medida y a los « excesos » que
caracterizan la época actual. Y por otro lado, el no-todo « ilimitado »
como lo femenino que se podría alcanzar en una experiencia analítica.
Miller en el ARTE de nuestra época? Leonardo Gorostiza nos dice que
habría que localizar ejemplos clínicos y sociales, donde se manifieste
un goce, que como el femenino, no pueda ser puesto en palabras, rebelde
al esfuerzo de significantización[5].
principal instrumento de expresión artística, y en las que se pone en
evidencia el goce no-todo que se caracteriza por lo absoluto, el exceso,
el sin límites, un goce que invade todo el cuerpo, que se apodera de la
voluntad del sujeto y que no puede ser aprehendido en la vía del
significante- ¿se podrían pensar como algunos de los nuevos tipos de
fenómenos de masa en la actualidad?
el goce femenino no es algo que se da de forma permanente y estable,
sino que son momentos puntuales en los que el sujeto logra liberarse del
anclaje fálico, momentos evanescentes en los que no se juega nada del
orden de la demanda[7].
los diferentes movimientos artísticos, que revela la subjetividad de la
hipermodernidad, es una manifestación del « goce femenino » sin límites
ni medida fálica?
- MILLER Jacques-Alain, « Biología Lacaniana. Acontecimiento del Cuerpo », Ed. Colección DIVA, Argentina, 2002.
- ASSEF Jorge, « La Subjetividad Hipermoderna. Una Lectura de la
Época desde el cine, la semiótica y el psicoanálisis », Ed. Grama, Buenos
Aires, 2013. - LACAN Jacques, Seminario XX « Aún », Ed. Paidós, Argentina, 2008.
- COCCOZ Vilma, « Las Tres Estéticas de Lacan (psicoanálisis y
arte). Artículo: El cuerpo-mártir en el Barroco y en el Body –Art », Ed.
Del Cifrado, Argentina, 2006. - COLOFÓN 33, « Cuerpos que Hablan », Ed. Grama, Buenos Aires, 2013.
- MILLER Jacques –Alain, LAURENT Eric, « El Otro que no existe y sus comités de Ética », Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005.
- SALMAN Silvia, Bitácora Lacaniana Nº2 NEL, Artículo:
« Encuentros con lo femenino en el discurso analítico », Ed. Grama, Buenos
Aires, 2013. - DURAND Isabelle, « Las afinidades entre el superyó y el goce femenino », Ed. Tres Haches, Argentina, 2008.
- SALAMONE Luis Darío, « El goce femenino no es el superyóico », Artículo de Internet.
- GOROSTIZA Leonardo, Entrevista realizada por María do Carmo Batista. (Ver citas, artículo Internet).
- LUTTERBACH H., Ana Lucía, « De astucias y estragos femeninos », Artículo: El rapto y la mujer escrita, Ed. Grama, 2008.
- MILLER Jacques – Alain, « Biología Lacaniana. Acontecimiento del cuerpo », 2002.
- ASSEF Jorge, « La Subjetividad Hipermoderna. Una Lectura de la Época desde el cine, la semiótica y el psicoanálisis », 2013.
- LUTTERBACH H., Ana Lucía, « De astucias y estragos femeninos », Artículo: El rapto y la mujer escrita, 2008, Pág. 27.
- SALMAN Silvia, Bitácora Lacaniana Nº2 NEL, 2013, Pág. 249.
- Entrevista a Leonardo Gorostiza. (Artículo de Internet).
- Ídem.
- SALAMONE Luis Darío, « El goce femenino no es el superyóico », Artículo de Internet.
El término fue acomodado por Saitoh Tamaki en los años noventa, si bien Kitao Norihiko lo había utilizado también. Ha habido intentos por reducirlo a cuadros clínicos psiquiátricos pero, paradójicamente, algunos estudios han encontrado que en 50% de los casos de hikikomori no se encuentra una comorbilidad con un trastorno psiquiático (Koyama, et al, 2010). Se define hikikomori cuando no hay un trastorno psicótico o un retardo mental asociado y ha querido definirse como hikikomori primario (Suwa & Susuki, 2013), en oposición al hikikomori secundario, cuando el retraimiento sería secundario a otra afección mental.
Suwa y Susuki (2013) señalan que la proximidad y la historia personal no son importantes para la comunicación personal en el Japón de hoy. La comunicación cara a cara es cada vez menos común y la comunicación online es considerada cada vez más importante. El concepto de “reunión offline”, ahora de uso común entre la juventud japonesa, habla hasta qué punto la interacción virtual se ha constituido en norma.
Ahora bien, ¿puede pensarse también una relación entre los hikikomori y la feminidad? Continúa Laurent citando a Miller: « Ya el solo hecho de la multiplicidad incompleta, inventiva, según la lógica de Lacan de la sexuación, está del lado femenino » señala. « Lo múltiple, lo inventivo, la apertura del campo sintomático, esto responde mucho más a la posición femenina que a la posición masculina, y por lo tanto, de alguna manera también escribe la declinación de lo viril y la promoción de la lógica del no-todo que implica multiplicidad y apertura » (p. 21).
Marcelo Barros, por su parte, afirma que “la enemistad de lo femenino con los intereses universales obedece a la negativa a resignarse a los imperativos procustianos del deseo y el orden establecido. Según Lacan la feminidad aparece como inconciliable con ‘el estado de las cosas’, un estado que, por cierto, es el de las palabras, el del orden simbólico, y que nada tiene que ver con lo real” (p. 220).
¿Cómo entender la distancia que hay entre el retiro autístico del hikikomori y el retiro extático del asceta? He ahí una línea de trabajo para pensar la diferencia entre el goce femenino y el goce aquí en juego. En los hikikomori insiste un goce autista, aislado, goce de cada uno en el que prevalece la ilusión imaginaria de que ese goce está siendo compartido. Pero no hay un don allí, no hay lazo posible a través del amor. Habiendo la feminización del mundo raído la utopía del patriarcado que prometía una distribución equitativa del goce, las comunidades de goce se lanzan a la búsqueda de “un goce último que pueda aliviarnos definitivamente de nuestra angustia” (Laurent, s.f.), siendo justamente ese imposible al que se confronta el discurso del goce.
Referencias
- Barros, M. (2012), La condición femenina. Grama: Buenos Aires.
- Koyama, A., Miyake, Y., Kawakami, N., et al. (2010), Lifetime prevalence, psychiatric comorbidity and demographic correlates of “hikikomori” in a community population in Japan. Psychiatry Res; 176:69-74.
- Laurent, E. (s.f.), Un nuevo amor por el padre, La Lettre en Ligne, 31.
- Laurent, E. (2014), El sujeto de la ciencia y la distinción femenina, Letras lacanianas, 8: 12-24.
- Rosenthal, B. & Zimmerman, L. (2013), Hikikomori. The Japanese Phenomenon, Policy, and Culture, International Journal of Mental Health, 41(4): 82-95.
- Suwa, M. & Susuki, K. (2013), The phenomenon of “hikikomori” (social withdrawal) and the socio-cultural situation in Japan today, Journal of Psychopathology, 19: 191-198.
- Zielenziger, M. (2006), Shutting out the sun: How Japan created its own lost generation. New York: Talese.
Vieira
en la división del sujeto entre fantasma y síntoma?
del placer, ubicando y condensando el goce del viviente. Pero esta ubicación
no se ejerce sobre el goce desde afuera; ella es una conversión. El
goce fálico es el goce del viviente tornado objeto, punto ciego y causa
(se entiende que este objeto a sea un punto de contacto para el infinito
de un goce sin ubicación, por eso puede producir angustia). En los
términos de la pregunta: estamos siempre un poco entre el goce del sinthome, que lo entiendo aquí como el
goce del viviente, y el goce del fantasma; pero pondría el énfasis
más en el pasaje posible de uno a otro goce, que sobre la división
o separación entre ellos.
el goce en placer por la vía fálica, ¿qué podemos decir de la participación
del goce femenino en la formalización del síntoma al final del análisis?
M.A.V: En mi experiencia, lo novedoso del final de análisis fue percibir
que esta conversión suele ocurrir cada vez en cada encuentro con el
Otro. Hablo del Otro en su diferencia absoluta, sin proporciones predefinidas,
el Otro que Lacan llamó en el Seminario 20 “el Otro del sexo”, de
la diferencia sexual. Y uno no sabe jamás si ocurrirá este pasaje
de uno a Otro goce, cómo ocurrirá dicha conversión y cómo harán
presencia los goces en el cuerpo. Sólo se sabe que una parte del encuentro,
como un acontecimiento, pasará necesariamente por los caminos del fantasma.
Así, decir que “el Otro del fantasma se vacía” quiere decir que
el Otro será Otro a cada vez. Tal vez sea así: la verdadera contingencia
está del lado del Otro.
Eva-Lilith: Lo femenino hace alusión al no todo significante
de la satisfacción, pero, podemos precisar mejor, ¿cómo lo femenino,
aquello que de la satisfacción está a la deriva, se relaciona con
el “UN” significante cualquiera?
M.A.V: Hay otra contingencia que no es la que acabo de ubicar, que es la
contingencia del fantasma, que es solamente suceso o fracaso, cara o
cruz. La otra, la del sinthome es otra cosa. Es la contingencia
del fantasma (suceso/fracaso) más una « x ». Abrir-se a esta
« x » como variable necesaria de la vida es lo que yo llamaría
“lo femenino”, por lo menos en mi caso. El fantasma se subordina
así al significante cualquiera. El goce fálico es posible pero en
articulación con el encuentro.
Eva-Lilith: ¿Podría generalizarse la fórmula de “el empuje
a La mujer” como una feminización no solo presente en el paranoico
sino presente en toda estructura subjetiva y también en la estructura
social?
M.A.V: Las mujeres nos enseñan que la castración puede ser incluida como sinthome. Vivir como sinthome de un hombre es hacer de este
hombre un ancla para su goce, es servirse de su modo de gozar (fantasma
incluido) para aislar un poco de su propio goce en el modo fálico.
¿Es posible pensar que la función de anclaje pueda ser ejercida
por otra cosa que no sea el fantasma, que no sea el eje Edipo/padre/castración?
La psicosis siempre nos enseñó sobre eso. Lacan apunta también para
esta posibilidad en un panorama más amplio en el cual la psicosis es
una referencia garantizada, por ejemplo con Lol V. Stein, de Marguerite
Duras.
Nuestros tiempos también indican que tenemos que explorar estas posibilidades,
la de un « no-todo sin todo », de un no-todo fálico, tal vez
con el falo pero sin el padre. Es tal vez, lo indicaba Miller ya el
’98 en su Seminario sobre El Otro que no existe cuando afirmaba que
estamos en tiempos de un pastout partout, “no-todo en toda parte”.