Argumento:
La pregunta freudiana « Was will das Weib? »(¿Qué quiere una mujer?) es tanto testimonio de su orientación, como indicadora de la insuficiencia de sus respuestas. Estas giraban en torno a la lógica del falo y la « penisneid » en donde, por los oficios de la ecuación simbólica, alojaba la maternidad como salida posible.
Sin embargo, dicha pregunta instala un enigma que interroga los fundamentos y el alcance mismo de esas primeras afirmaciones. Es así como Lacan, luego de considerar el goce fálico concibe otro, suplementario, del que las mujeres nada pueden decir salvo que lo sienten. Uno que las torna ausentes para sí mismas por estar fuera de discurso. Goce que, por indecible, guarda una estrecha afinidad con el infinito.
Dicha infinitud, ¿las hace más proclives al desborde, la locura o el estrago? ¿Qué formas adoptan los extravíos femeninos en la era post-patriarcal? Época en que la hipermodernidad conmueve los cimientos con que se distribuyeron las relaciones entre los sexos, los modos de habitar un cuerpo y la procreación de los seres hablantes. Irrumpen así tanto innumerables modalidades de lazos e identidades sexuales como diversas formas de maternidad que, fuera de las tradiciones, sorprenden las costumbres, a veces hasta el escándalo.
De este desorden brota a su vez el anhelo de establecer nuevas formas jurídicas que, intentado correrse del « género », no hacen sino reinstalarlo. Promueven así las identificaciones con múltiples significantes amos que tratan de poblar el vacío dejado por la orientación paterna. Es la ocasión entonces para interrogar cómo las fórmulas de la sexuación, en su bipartición, responden en la presente coyuntura por esta multiplicidad. Momento en que adviene también un nuevo lugar de lo femenino en el mundo, pero que no excluye la perplejidad y la desorientación viril, capaces de alcanzar las formas más crudas de mal-decirlo y de violentarlo.
Se dibujan así bordes que en su pluralidad señalan espacios diversos, invenciones subjetivas heterogéneas que trazan una topología -distinta de la medida geométrica, de la lógica del límite y la prohibición- e interrogan a nuestra clínica. ¿Qué hace consistir a estos bordes de lo femenino en nuestra contemporaneidad?
A todo lo largo de su vida, como niña y como mujer, sea o no madre, la mujer es un enigma para los hombres y para sí misma. Avanzar en este campo no implica la ilusión de responder sobre qué quiere una mujer, sino acceder a una formalización lo más ceñida posible de lo femenino, acercarse al saber hacer de cada una -y cada uno- con lo que no se deja formalizar. Bordes donde cabalga lo indecible de Otro goce, más allá del sentido y del Edipo; uno que no necesita pedirle permiso a nadie para ex-sistir.
Por esto mismo, la práctica del psicoanálisis no es ajena a estas transformaciones: ¿de qué modo incide en el deseo del analista la ex-sistencia de estos bordes? ¿Qué bien-decir de la interpretación anima la práctica de hoy? Los finales del análisis nos enseñarán también sobre estos bordes y transformaciones.
Los esperamos en nuestras próximas Jornadas nacionales de la EOL, que serán el lugar para avanzar en esta dirección e interrogar desde allí la reconfiguración que la época nos impone.
Gabriela Dargenton
Claudio Godoy
Gerardo Maeso
Gustavo Stiglitz
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