¡Tenemos Jornadas de la ELP, en
Madrid!
« Elecciones del sexo.
De la norma a la invención »*, por Mónica Unterberguer
Me gustaría provocar la
participación activa, decidida, entusiasta de ustedes en las Jornadas de la
Escuela, en las Jornadas del psicoanálisis, en las que cada vez, se trata de
exponer nuestro trabajo, y las que vamos a preparar con actividades
varias, bibliografía razonada, un blog al que estáis invitados a enviar
vuestras colaboraciones, y demás enlaces y conexiones que iremos comunicando,
en vista y a los fines de llevar nuestra tarea a buen puerto, como se
dice y de acuerdo a un deseo de extraer de este tema, algunos nuevos
aportes que sirvan a los fines del psicoanálisis y su discurso.
En esta breve presentación,
me acompaña Joaquin Caretti. Somos los responsables de las Jornadas, bajo el
cuidado atento del Presidente de la ELP, Antoni Vicens.
Tenemos tema, texto, cartel,
lugar y fecha y de las 13ª. Jornadas: Madrid, 6 y 7 de diciembre 2014. Como
saben, el Consejo de la ELP es quien tiene a su cargo la elección del tema y la
organización de nuestras Jornadas Anuales. Una cita en la que convergen, de
manera relevante, los efectos de la transferencia de trabajo de la
comunidad analítica.
El Cartel: nada menos fácil
que ponerse de acuerdo en la elección del cartel. Eso se debe al hecho de que
hay que encontrar la figura, el diseño, que aluda, capte algo de la cuestión y
a la vez, esté a la altura del tema que se va a trabajar. Es una obra del
escultor argentino Pablo Reinoso, que vive en París y quien gentilmente nos
permitió su uso para nuestras Jornadas. Como detalle, puedo decir que es el
autor del cartel bajo el cual se convocó el reciente Congreso de la AMP en
París. Joaquin Caretti y yo misma, nos tomamos el trabajo- porque fue un
trabajo!- de encontrar ése que logró una aprobación- debo decirlo- entusiasta,
de la mayoría (¡no todos!), el Consejo incluido.
Respecto al tema, hemos sido
sensibles al elegirlo, a lo que circula en los discursos, da vueltas, gira, se
dice, y en especial, hace pregunta entre los que deben responder desde la
posición de analista, a callejones sin salida que presenta la sexualidad, su
sintomatización, no sólo hoy día. Como se puede apreciar en el título, habla de
elecciones, en plural.
Habría mucho que decir ahí…
eso esperamos de las Jornadas. Liga estas elecciones, a elecciones del sexo,
esas que surgen como elección forzada, siempre contingentes y determinadas por
las significaciones introducidas por variables diversas que las enmarcan.
Proceden tanto de las normas vigentes, como de su más allá o su más acá.
Elecciones que no son sin lo que para el psicoanálisis se enuncia bajo la
compleja fórmula de la sexuación, a distinguir del género y sus teorías. Toda
una problemática que es preciso discernir. Un debate que interesa y conviene
esclarecer en sus diferencias.
En nuestra práctica clínica,
en la experiencia del psicoanálisis, encontramos de entrada el síntoma,
vinculado tanto a lo que procede de la norma -sin olvidar que hay normas
perversas- como a lo que viene al lugar de la norma, si puedo decirlo
así, como invenciones con las que se forja un arreglo, se suple la
ausencia de relación sexual pero en cuyas producciones también interviene
el declinar de la función del padre. Alli, entre la norma y las
invenciones, hemos dispuesto algunos ejes temáticos que permitirán orientar los
textos que se presenten, pero también permitirán extraer de ellos las
enseñanzas para nuestra clínica, para nuestra episteme.
Qué puedo adelantar respecto
al tema? Algunas cuestiones, sin un orden exhaustivo, y a modo de aproximación.
Retomo para nuestras Jornadas, lo que afirmó J.-A. Miller en la presentación
del tema del próximo Congreso de la AMP en 2016: “somos los que deberemos
componer” -en nuestro caso, hasta las Jornadas de diciembre- “una sinfonía que
de cuenta de lo que hacemos en nuestra práctica”. Diría, con una metáfora que
me es afín, que se trata de ofrecer algunos cuadros que pinten lo que destilan
los saberes de nuestro siglo y muestren cómo eso incide en el ser que habla, en
su modo de gozar, en las ficciones que construye.
El tema, nos convoca a una
zona, a un campo contaminado por nuevas formas de componer un goce: se observa
cierta extrañeza en los objetos de los que se acompañan los analizantes,
ciertas condiciones exigidas al partenaire-síntoma, que si bien parecen raras ,
incluso extravagantes, no son sino solidarias del discurso que nos baña. Para
esclarecerlas, nos orienta el pensamiento de Lacan. Es cierto, como evocó
Miller, que no es siempre fácil seguir la última enseñanza de Lacan: “estas
vías son a menudo oscuras” nos decía. Sin embargo, aún sin seguirlo a cada
vuelta, hay algo que “agujerea las nubes oscuras del discurso de Lacan”, y eso
nos hace seguir ahí, en el trabajo arduo de leerlo, descifrarlo, reflexionar
sobre lo enigmático de algunas afirmaciones.
El tema, responde a una
urgencia, la urgencia de poner al día lo que nos sale al paso cada vez, en
nuestras consultas, en lo público y en lo privado: las elecciones salen de la
norma, tradicional y clásica. La familia conyugal, ha cambiado. Y las
elecciones del sexo, alguna correlación con este cambio, deben de tener que
ver. Nos ocupamos de ello en los dos Congresos: el de Buenos Aires en 2012 y el
de París, en 2014, que tomaron en serio la conmoción que afecta al orden
simbólico y al real del siglo en que vivimos. El psicoanálisis no podía estar
ausente de la reflexión sobre ese desplazamiento ocurrido. Nuestras
Jornadas intentan ceñir un poco más de cerca cómo lo que se enuncia como “no
hay relación sexual” se efectúa en la composición inédita que toma el
partenaire-síntoma, uno por uno.
Hemos incluido como uno de
los ejes temáticos, la vertiente perversa, tanto en sus vías del fantasma como
el dar a ver, en su faz, no sólo de provocación, sino de permisividad sin
norma, sin interdicción, sin -si puedo decirlo así- Otro que limite la exhibición
y a la vez, ofrecidos a un ojo que todo lo vigila. Hay ese empuje a mostrar.
¿Cómo leer este empuje a una sexualidad “mostrada”, “exhibida”, “real-izada”?
Es una pregunta. Me evoca la que hace J.A.Miller: “El porno, ¿qué es sino
un fantasma filmado con la variedad apropiada para satisfacer los apetitos
perversos en su diversidad?” ¿Cómo no leer estos “apetitos perversos” en una
estrecha dependencia tanto a lo patológico de la palabra del padre, como de la
père-version, incluso del desfallecimiento de la función del padre, que podría
poner de acuerdo ley y deseo en una estrecha dependencia de los efectos de los
discursos dominantes y su repercusión sobre el modo de gozar?
Creo que estas Jornadas
son una ocasión para abordar estas maneras de ponerse en juego las
identificaciones que configuran una sexualidad y sus partenaires, y el goce
encontrado, que se ilustra con esa manera masiva, exhibicionista, bizarra,
hasta lo informe, alejándose de las formas unitarias clásicas que ofrece la
imagen, recortando el detalle del fragmento.
Al hilo de esto, se me
ocurre: ¿desfallecimiento del falo o una nueva forma de aparición, de
adoración? Alguna vez, apunté que nos encontramos en nuestra época con unas
nuevas formas de aparición del falo. “No hay nada excesivo, en virtud de lo que
nos da la experiencia, en poner bajo la rúbrica de ser o tener el falo, (…) la
función que suple a la relación sexual”, nos decía Lacan en “El Atolondradicho”
J.-A. Miller lo precisa con fineza: “La adoración del falo, secreto de los
misterios antiguos, sigue siendo un episodio central -salvo en el porno
lesbiano-, pero ahora banalizado”.
Nos confrontamos con algo
que cambia. J.-A. Miller no lo puede decir mejor en la citada propuesta para
2016: “la sustitución del parlêtre lacaniano por el inconsciente freudiano,
fija un destello. Les propongo que lo tomemos como índice de lo que cambia en
el psicoanálisis, en el siglo XXI, cuando -y esto es lo que quiero subrayar-
debe tener en cuenta otro orden simbólico y otro real, distintos de aquellos
sobre los cuales se había establecido.”
Entonces, mantenerse lo más
cerca posible de la experiencia, es la manera que, en mi opinión, podemos usar
los instrumentos potentes que el psicoanálisis ofrece, para extraer lo que
cambia, pero también lo que permanece y acompañarlo en su devenir y en ese
movimiento, incluir la clínica de otro modo.
Termino con una frase,
actualísima de Miller: “Cuando el orden simbólico era concebido como un saber
que regula lo real, y le impone su ley, la clínica estaba dominada por la
oposición entre neurosis y psicosis. Ahora, el orden simbólico es reconocido
como un sistema de semblantes que no dirige lo real, sino que le está
subordinado”. ¡Sistema de semblantes! Nos dice, un semblante es un mixto de
simbólico e imaginario y nos dice que le está subordinado a lo real. Es una
fórmula compleja, a elaborar y cernir en el caso por caso: cómo se presenta eso
en nuestra práctica, en la experiencia del psicoanálisis? Cómo se presenta esa
subordinación del semblante a lo real?
Este nuevo desplazamiento,
se muestra en lo que decía: la extrañeza, hasta lo patético, de los objetos de
los se hacen partenaire los seres que hablan, la liquidez de los lazos que se
instituyen, el imperativo del ¡más goce!, el valor de equivalencia de los
objetos, etcétera, que parece fijar las parejas al régimen de partenaires del
goce. En tanto tal, no interroga al sujeto, obtura el vacío, la división, es
sin falta, “no se dirige a ningún Otro, esperando el significante que falta”.
He ahí, me parece, el desafío del psicoanálisis ante una de las formas en las
que encontramos el real del siglo. Insisto entonces, que “ese sistema de
semblantes, que no dirige lo real sino que le está subordinado”, eso, introduce
en nuestra clínica algo que se resiste a incluirse en la oposición neurosis,
psicosis, algo que la desborda.
Estamos en este punto y no
nos queda otra vía, parafraseando a Lacan, que hacerle la contra. He ahí lo que
justifica una vez más nuestras Jornadas, a las que estáis invitados con vuestro
trabajo, a participar.
*From http://jornadaselp.com |