Ser madres. Fantasmas de maternidad en psicoanálisis

He aquí la presentación de estas dos jornadas, argumento, pre-programa, ejes de trabajo, así que todas las informaciones para seguir la preparación en directo de este gran acontecimiento día a día. Un blog de eventos etremere.fr nos acompañará hasta el 15 de Noviembre ; donde se publicarán breves artículos, entrevistas filmadas, una bibliografía, debates, flashes de actualidad, etc. Y también… ¡Las confidencias! Sin olvidar todas las direcciones indispensables para que ustedes puedan organizarse. ¡Cita el 15 y 16 de Noviembre, en el Palacio de Congresos!

Sábado 15 de Noviembre
 Salas múltiples
Testimonios y conversaciones clínicas sobre « Ser madre hoy » partiendo de curas analíticas (consultorio o institución).

Domingo 16 Noviembre
Sala plena
Numerosos invitados, artistas, intelectuales, políticos, médicos… vendrán para elucidar como la modernidad ha modificado la maternidad.

Asignada al cuerpo y a la reproducción, la maternidad ha parecido siempre evidente, tangible, natural -De donde una historia de madres relativamente reciente. A partir de la escucha del discurso materno, el psicoanálisis se desprendió rápidamente de ese prejucio de naturalidad que las ubicaba solamente en una posición de genitoras.
¿Qué enseña el psicoanálisis? Que es posible tener un hijo en el vientre pero no necesariamente en la cabeza, o bien es posible sentirse madre de la tierra entera sin tener ningún hijo. El psicoanálisis enseña que la maternidad sobrepasa la biología de la procreación y de la gestación. Ella se aloja en los sueños, los fantasmas, la ilusión, la sublimación.
Durante mucho tiempo el modelo parasitario, inherente a las necesidades del lactante, ha dado la verdad del vínculo madre-hijo. Se ha interpretado como un vínculo fusional. Esta mitología mamaria, la imagen del regazo, de un sweet home, ejerce un fuerte dominio en nuestra subjetividad -nostalgia de una supuesta armonía vecina, a veces de la « más oscura aspiración a la muerte », tal y como Lacan lo subraya en « Los complejos familiares ».
Pero esta ficción –yo te contengo/tu me contienes-es un señuelo. Pensar al otro como una prolongación de sí mismo es « el peor de los extravíos » nos dice Lacan. El niño está siempre en otra parte, es decir, radicalmente separado, no de la madre o del Otro, sino de una parte de sí mismo-esta parte de la naturaleza que el lenguaje se lleva, dando lugar a una hiancia que apenas colma eso que Lacan nombró lo imaginario- los escenarios, las ilusiones, los sueños, pero también la angustia, la inadecuación de la existencia con el ser.
Es posible que el destete sea en primer lugar el drama de la madre. La función eminente de la madre en los cuidados implica una intimidad con el cuerpo del niño, que dará lugar a separaciones sucesivas de cuerpo, a veces difíciles. El destete es desde siempre y para cada uno, un corte fundamental que nos amputa de un plenitud de ser. La placenta está adherida al útero como el seno al cuerpo de la madre, y el niño al pecho. Esta fisura hace de lo que se separa objetos perdidos en la causa del deseo. El niño no podría colmar a una mujer totalmente, de manera que nos preguntamos qué lugar ocupará éste para la madre: ¿pequeño ser idealizado u objeto de su existencia que aparece en lo real?
Ser madre exalta una función esencial -la de encarnar al Otro de la demanda, la de transmitir la lengua materna y envolver al niño en el deseo, en el goce. A partir de ahí se originan el poder y el sentimiento de su autoridad.
¿Y si nosotros interrogásemos estas ficciones maternas que engañan y encandilan, a la luz de una satisfacción real? En ocasiones vienen a velar una zona enigmática para la madre, descubierta tras el nacimiento del niño. ¿Qué es lo que en el transcurso de una maternidad, puede satisfacer, angustiar o desestabilizar? En esta experiencia, diversas formas de una imagen magnificada de uno mismo pueden ser satisfactorias. Vienen a dar respuesta a la inadecuada idea de la maternidad y su experiencia, de ahí la fuerza y la resistencia del sentimiento materno. Entonces, ¿como se declina esta satisfacción? ¿Fantasma, delirio, depresión, indiferencia? ¿Que huellas dejará en la relación madre-hijo? Al ser madre, ¿dejamos de ser mujer? Cuestión todavía más interesante a día de hoy en que la disyunción entre procreación, sexualidad y gestación está de manifiesto. La demanda de tener un niño dirigida a la ciencia aumenta sin límites, implicando una maternidad en piezas sueltas (ovocitos, vientres de alquiler…). La figura de la madre está en vías de ser incierta. A medida que decae el imperio del padre, el reino de la matriz gana inevitablemente terreno, instaurando un querer ser madre generalizado. 
Paradójicamente, la paternidad deja de ser una ficción legal para convertirse en una realidad biológica. La clásica atribución del padre a la función de la ley y de la madre a la función de los cuidados, está trastocada. La paternidad contemporánea ¿no sería un efecto de este incremento de la maternidad como modalidad nueva de lazo al niño?.
La modernidad alza así que, como una rosa sin porqué, la maternidad es sin razón (referencia a un texto del autor místico Angelus Silesius). Además, el momento es crucial para acoger la maternidad dentro del psicoanálisis como un real. Si solo se limita a lo simbólico que la define, la maternidad es inaccesible. En esta época que desorienta a las madres, entre el esplendor del poder y la misión imposible, el psicoanálisis puede aportar referencias que permitan a cada uno, a cada una, encontrar su solución, singular…

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Dirección de Jornadas: Christiane Alberti
Comité de dirección: Damien Guyonnet, Aurélie Pfauwadel, Camilo Ramirez
Traduction: Marie Paz Rodriguez, Keyla Toroandara et Juan Vincente Carrillo