El texto de Elida Ganoza nos muestra no solamente como este real puede presentarse en los autistas sino que, apoyándose en Miller, muestra el modo en que los autistas pueden enseñarnos de este real. El trabajo nos muestra la gravedad ante la cual se enfrenta un niño cuando no existe sino lo real sin enlace: sin la dimensión del cuerpo del Otro, sin enlace con el lenguaje y con el Otro, sin enlace con otro significante, vacío de sujeto. Es decir, falta el agujero y frente a esto sólo queda el Uno.
Por otra parte, el video de Silvia Tendlarz señala justamente cómo a partir de que todo es real para el niño, este se ve en la necesidad de producir un menos frente al más, frente al exceso de real. Señala así cómo en los casos clínicos observamos que la iteración del Uno sumado a la forclusión del agujero impide la constitución de un cuerpo.
El autismo, ¿uno de los nombres de lo real en el psicoanálisis?
Elida Ganoza
« …Marie-Françoise no está en condiciones de relacionar a este otro con el A, porque
la dimensión del cuerpo del Otro no existe: es ausencia desrealizada…está confrontada
con el Otro ausente…y con lo Real del Otro que soy yo, duplicación del primer Real. »
Rosine Lefort
Marie-Françoise, (1) no consiente a alienarse al lenguaje, al nacimiento del Otro, no ingresa en la dimensión del llamado y por lo tanto no se abre a la posibilidad de la demanda y al deseo propio en la separación. Es un ser viviente, como lo nombra Lacan, que al no quedar del lado del sentido le queda la petrificación del S1. « Podemos intentar representarnos al sujeto autista a partir de una elección que lo deja con su propio vacío entre las manos, ser vacío del sujeto ». (2)
Hay Uno (3) pero no hay un cuerpo, no hay imaginario en el autismo. Una huella que no puede ser borrada en el encuentro de las palabras con el cuerpo, deja al sujeto amenazado constantemente por el ruido de lalengua como real insoportable. Falla en la inscripción, acontecimiento del cuerpo donde el Uno del goce no se borra. S1 solo, se repite, funciona como iteración de la letra sin cuerpo, (4) sin Otro y sin enlazarse a otro significante, S2.
El sujeto autista se defiende ante lo real. El Otro es real, por lo que se defiende de lo más propio del Otro: la voz y la mirada. En su rechazo de la enunciación impide que el goce se embarque en la palabra, que la lengua se corporice y dé lugar a un cuerpo de sujeto.
En el autismo no hay producción del agujero real en lo simbólico e implica que estructuralmente tampoco se constituye un borde topológico que se ubicaría entre lo simbólico y lo real. Este borde es necesario para que la pulsión haga su recorrido alrededor de un objeto contingente e intercambiable y así se constituya el cuerpo, por un lado, y a la vez se constituya un adentro y un afuera, donde se ubicaría el sujeto y el Otro. Esta dimensión en la que nada falta, es una forma de no extracción del objeto a que Éric Laurent llama forclusión del agujero, que se relaciona con el rechazo a la alienación, y « hace al mundo invivible y empuja al sujeto a producir un agujero mediante un forzamiento, vía una automutilación, para encontrarle una salida al demasiado de goce que invade su cuerpo » (5) en el registro de lo real.
J.-A. Miller destacaba que si aceptamos la idea de que los niños autistas están sumergidos en lo real, ellos nos pueden enseñar, sobre qué es ese real que tratamos de explorar. (6)
___________________________
1. Lefort, R. y R., Nacimiento del Otro, Paidós, Buenos Aires, 1983, p. 261.
2. Miller, J.-A., Donc (193-1994), Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 345.
3. Miller, J.-A., Curso La Orientación Lacaniana « El ser y el Uno », 2011–2012, inédito.
4. Laurent, É., « Lo que nos enseñan los autistas », Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 13, Grama, Buenos Aires, 2012.
5. Laurent, É., La batalla del autismo, Grama, Buenos Aires, 2013, p. 82.
6. Idem., p. 81.
Video
Lo real y el autismo