Comentarios acerca de Conjeturas sobre una izquierda lacaniana, de María Victoria Gimbel*
Para salvarme de los tiempos que se deleitan en las certezas prematuras. Jorge Alemán
De nuevo, en este libro que se acaba de publicar, el psicoanalista y escritor Jorge Alemán presenta, a través de diversos artículos, un compendio de su interesante y reveladora tentativa teórica expresada bajo el sintagma izquierda lacaniana para seguir repensando la experiencia humana en clave de emancipación.
A diferencia de otros análisis llevados a cabo fundamentalmente por pensadores como Badieu, Zizek, Laclau, Rancière o Negri, que exponen sus propuestas en el marco de lo que podría denominarse una filosofía política, Jorge Alemán, aun estando próximo a ellos en algunos objetivos políticos, y comprometido también por encontrar, si es posible, una vía que permita salir de lo que aparece en el momento presente como el Único modo de producción « global y cerrado », a saber, el Capitalismo y los mecanismos de subjetivación de los actuales discursos neoliberales, presididos por el poder de la Técnica, se enfrenta a la difícil y compleja problemática, como él mismo afirma, elaborando conjeturas teórico-materialistas, que tienen como referencia los incuestionables, para el autor, hallazgos de Freud y Lacan referidos a la ontología del sujeto. Tampoco trata de conjugar psicoanálisis y política, pues su ejercicio intelectual no se presenta como un intento de aunar a Lacan con Marx, como una especie de nuevo freudomarxismo sino que, teniendo en cuenta lo descifrado por el análisis clínico, « las malas noticias », relativas a los efectos que la incursión del Inconsciente ocasiona en la existencia (desarrolladas en todos sus libros), pretende pensar más bien en determinadas prácticas políticas de izquierda que se hagan cargo de los antagonismos, relacionados con la explotación y la pobreza, y que, según J.Alemán, no pueden superarse dialécticamente, porque devienen irreductibles, precisamente por la fractura o división del Sujeto « vacío » que condiciona e impide cualquier forma de identidad, atrapando –repetidamente- la experiencia humana bajo fantasmas o ideales.
Así, propone pensar, desde lo que llama « saber en reserva », los actuales síntomas del Malestar propio del Momento Histórico Presente (« los impasses« ), para intentar una posible intervención transformadora, desde la tensión y el desajuste permanente que se dan entre la fractura originaria constitutiva de la subjetividad y cualquier forma de proyecto emancipatorio, mostrando, en clave psicoanalítica, que están abocados al fracaso todos aquellos movimientos sociales que crean en la posibilidad de encaminarse a una reconciliación o superación final de las diferencias. Es decir, alerta sobre la ilusión basada en las trampas de las representaciones de la identidad, advirtiendo que no se va a dar una toma de conciencia de clase o similar (pueblo, nación, etc) y, por ello, es más fructífero contar, de antemano, si se quiere hacer algo en la construcción de una nueva Hegemonía popular, que se enfrente al Capitalismo, con lo incurable de la singularidad. Los desfavorecidos, ellos mismos sujetos estructuralmente escindidos, no tienen por qué ser potencialmente el grupo que alcance la autoconciencia y lleve, en sí y para sí, la misión de la liberación. No hay destino final o justicia para todos que poder consumar. Entonces, ¿cómo puede el Sujeto vacío que somos, uno a uno, formar parte de una práctica social que le comprometa en una política de izquierda? ¿qué cosa se necesita para que, fuera de cualquier victimismo, se puedan ir construyendo lentamente las condiciones que posibiliten el surgimiento de una experiencia política, digamos, subjetiva?
A esas cuestiones, y a otras, Jorge Alemán, responde apostando por una lógica emancipatoria, mediante la que piensa precisamente el « casi » imposible ajuste entre la singularidad irreductible y la emancipación, posicionándose frente al nihilismo, el cinismo, y lo que podríamos llamar el grado 0 de la democracia. Sus conjeturas no se ofrecen como articulaciones teóricas completas, al contrario son solo intentos ante el desafío o reto de no tomar el Capitalismo como algo definitivo sino contingente. Por eso, las indicaciones que aporta el autor, como él mismo señala, no garantizan ninguna salida final al problema. Porque la posible intervención política no va a venir de la mano de ninguna « modernidad alternativa » sino sólo haciendo algo con el « hecho » de la fractura del sujeto y que J. Alemán recoge en su fórmula Soledad:Común. Si no es posible una sociedad igualitaria porque la Soledad de cada uno es irreductible y, por ello, la Diferencia es Absoluta, entonces solo cabe pensar la política como un lugar constituyente de la experiencia del sujeto (hablante, sexuado y mortal), dicho en otros términos, « ser con los otros », más allá del Capitalismo.
Se puede hacer « algo » pues para no caer del todo en el pesimismo, y ese algo no tiene que entenderse como una promesa de Igualdad pero sí como un horizonte de responsabilidad para luchar contra la consolidación del fantasma moderno ligado al ego capitalista y al autismo generalizado. Se trata más bien de apostar por el surgimiento de un significante hegemónico, matriz de la soberanía popular: un Hogar a la intemperie, para cada uno en común.
Jorge Alemán en este libro manifiesta una voluntad decidida por seguir pensando todavía que es mejor no dimitir y seguir en la construcción de un pensamiento político y unas prácticas que posibiliten un Pueblo aún sin nombre…
* Profesora de filosofía y presidenta de Cruce
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