El goce: no hablamos de otra cosa, sin saber cómo nombrarlo bien. El goce es el nuevo sujeto, el sujeto lacaniano, aquél que, haga lo que haga, evite lo que evite, suprima lo que suprima, goza. Pienso, luego gozo; intento no pensar, luego gozo. Acaricio, luego gozo; me acarician, luego gozo. Y todo lo que sigue a esto.
En sí, el goce no tiene otro límite que el cuerpo. De modo que, en general, antes de llegar al límite, con las palabras, con las letras, con el saber, ponemos un freno al goce, pues de otro modo… Llamamos síntoma al trabajo de contener el goce, a partir de lo cual hablamos de una clínica: ya que el goce no se puede suprimir mientras vivimos, hacemos política de él, una política que incluye al inconsciente.
La culpa es una forma de gozar, insidiosa, pegajosa, censuradora. Primero está la culpa que crea el superyó: la lección freudiana es que, cuánto más abstención, más culpa. El sujeto cree reconocerse en la culpa, pero quizá es un modo de eludir la responsabilidad. La culpa siempre es del otro; digamos del Otro, con mayúscula. Pero si suponemos que la culpa es un modo de hacer existir al Otro, habremos de reconocer que hay otra culpa, secreta, más cierta, sin Otro, imborrable pues, y que Jacques Lacan leyó en Antígona. Esa culpa, que podríamos llamar trágica, o real, busca su discurso; pero quizá no lo tiene y nos deja solos en la labor de conjugar el goce con la ley, es decir, con la palabra.
Pero existen sujetos que parecen no sacrificar nada en nombre de nada. Sospechamos que hay en ese caso un sacrificio no reconocido, que un análisis descubriría. En algún caso parece demostrarse que no siempre es así, y que algunos sujetos se demuestran víctimas de lo real, como si no existiera la transgresión, como si no existiera el mal. Nuestra cuestión es si la impunidad se hace en nombre de algo, o bien si ese nombre es sustituido por una cosa. Vemos en nuestro tiempo que la política deviene política de las cosas. Si es así, no queda nadie para nombrar lo que se recorta, y la impunidad parece sacarnos del ámbito de la política, que es un arte de lo imposible.
Ejes de trabajo:
1. La clínica del goce y el discurso del deseo
2. La institución como comunidad de goce
3. Los laberintos de la culpa
4. Castigo, autocastigo, impunidad
5. Clínica y política
Propuestas de intervención:
Las ponencias de las salas simultáneas tratarán de las incidencias clínicas que Goce, culpa, impunidad tienen en los sujetos que hacen la experiencia del discurso psicoanalítico.
Los proyectos de intervención deberán incluir un título y un argumento de 3.000 caracteres, se hará constar el eje preestablecido en el cual cada trabajo se inscribe.
La fecha límite de envío de los proyectos es el 29 de julio de 2013.
La comisión científica seleccionará un máximo de 40 trabajos y propondrá un lector para cada uno de los proyectos aceptados. La función del lector será la de debatir con el autor para encontrar, siempre que sea necesario, la buena manera de poner en relieve lo que este último desea transmitir.
Las ponencias finales no deberán exceder los 7.500 caracteres (con espacios) y la fecha límite de entrega es el 6 de octubre de 2013.
Tanto los proyectos como las ponencias finalizadas se enviarán, en los plazos indicados, a:
Xavier Esqué, [email protected], con copia a Antoni Vicens, [email protected].