La muerte de Dios. El amor al prójimo (Cap. 13 y 14)
Manuel Fernández Blanco (A Coruña)
Psicoanalista en A Coruña, Docente del Instituto del Campo Freudiano (ICF). Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP)
y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Analista Miembro de la Escuela (AME). Director de la Clínica del Campo Freudiano en La Coruña.
Psicólogo Clínico del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Juan Canalejo en La Coruña.
Seminario de Casos: Graciela Olivari (Sevilla)
LLugar: C/ Pedro Antonio de Alarcón 91, 1º Drch. Granada.
10.00 a 15:00 horas
19.00 horas – Entrada libre –Mapa
Organiza: Instituto del Campo Freudiano de Granada.
Patrocina: Universidad de Granada, Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Deporte
Colabora: Diputación de Granada. Hotel Carmen de Granada.
La particularidad de la posición ética desde el punto de vista lacaniano, es que debe ser deducida, deducida en función no de un ideal sino de un real, es en función de la lógica de ciertas paradojas clínicas que algunos preceptos éticos van a surgir.
El núcleo de las paradojas es la que se sitúa en el cap. XIII, la de que el goce es culpable: la transgresión de las interdicciones o la condena a muerte de aquel que supuestamente prohíbe el goce, lejos de liberar el deseo, produce el efecto contrario, consolidad la prohibición.
Freud nos muestra que existe un anudamiento particular entre el deseo y la prohibición, que hace que el deseo sea transgresivo; paradoja que Freud aísla de la experiencia clínica: cuanto más renuncia el sujeto a su propia maldad y deja a un lado su deseo para salvar al otro, más caen sobre él los imperativos superyoicos con todo su peso y culpabilidad.
El mito de la horda primitiva, del padre muerto, es el que da cuenta de esta paradoja, mito que encontramos en los textos freudianos de « Totem y tabú », « El malestar en la cultura » y « Moisés y el monoteísmo ».
La reevaluación estructuralista que hace Lacan de esos textos de Freud nos conduce a dos proposiciones: por un lado el mito nos dice que el goce está prohibido y por otro la estructura nos dice que el goce es imposible.
Lacan procede a una operación de desmontaje que consiste en demostrar que la verdad tiene estructura de ficción; que el mito da forma épica a la estructura y que ésta es lógica.
A partir de aquí hay una valorización de la categoría de imposible en Lacan.