No hay relación sexual
VII Jornadas de la NEL
El sexo y el amor en el siglo XXI, ¿de qué satisfacción se trata?
Medellín, 26, 27 y 28 de Octubre del 2012
No. 38
28 de Septiembre del 2012
(¡A menos de un mes de la cita en Medellín!)
Moderador
Juan Fernando Pérez ([email protected])
Esperamos su participación en este boletín.
Envíe sus textos, comentarios, notas (¡y poemas!) sobre los temas del debate.
The Kiss, Valeska Soares
En este número:
* Presentación
* « Técnica y tecnociencia » por Mercedes Iglesias
* Algunos poemas de amor de Borges, Shakespeare y Pablo Neruda
* Comentario de María del Pilar Cuellar al artículo « Sobre la no existencia de la relación sexual » de Ronald Portillo (aparecido en NRS 37).
Presentación
* Contrapuntos. Cuatro partes conforman este número; hacen contrapunto entre sí en diversos sentidos. De tal manera invitamos a considerar asuntos diversos, singulares, contradictorios, relativos al amor y la sexualidad, no solo en el siglo XXI, sino también de otros siglos (en la NEL ¿somos seres hablantes del siglo XXI, o del siglo XX? ¿Podemos aprender de este siglo –no poco bastardo hasta hoy–, a partir de lo que han sido y dicho otros siglos?).
* Además del texto de base de esta edición, es decir de la valiosa reflexión de Mercedes Iglesias, la que establece precisiones conceptuales necesarias para pensar la técnica y la tecnología, en tanto incumben igualmente al amor y a la sexualidad, NRS propone:
* Una obra pictórica de la artista brasileña, conocida hoy internacionalmente, Valeska Soares, que hace cierto contrapunto con la tesis de Lacan de la « no relación sexual », oportunamente invocada por Ronald Portillo en el número precedente del boletín,
* hoy puntuada en este número por María del Pilar Cuellar.
* En esa lógica NRS también propone a los lectores del boletín algunos bellos poemas de amor de Borges (es Lacan; sabía del semblante; es la dulzura, es la desventura), Shakespeare (¿desmiente acaso a Lacan?) y Neruda (« ¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia! /¡Ah las rosas del pubis! ¡Ah tu voz lenta y triste! »). Así iniciamos también la difusión de algunos poemas de amor, necesarios en nuestro contexto, los que seguramente interesarán a todos.
Invitamos a los lectores a enviar también sus sugerencias de poemas de amor que podríamos divulgar, antes de la cita de Medellín, en NRS.
Juan Fernando Pérez
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Técnica y tecnociencia
Mercedes Iglesias
Desde Aristóteles el término « técnica » refiere a la capacidad de hacer cosas, supone la habilidad para crear objetos. Sin embargo, « En la literatura especializada se tiende a reservar el término técnica para las técnicas artesanales y precientíficas y el de tecnología para las técnicas industriales vinculadas al conocimiento científico. » (1)
Con la revolución tecnocientífica más allá de la ciencia subyacente lo que tenemos es la capacidad –impensable antes– de hacer realidad lo que antes sólo quedaba en el mundo de lo posible. Del lado de la tecnociencia supone admitir un sujeto plural, donde se encuentran científicos, técnicos, ingenieros, políticos, administradores, militares que literalmente negocian muchas de las actividades a realizarse, así como también implica la existencia de grandes laboratorios, con una serie de aparatos que no sólo nos darán la clave de lo que hay en el mundo sino también de lo que seremos capaces de realizar. Del lado de la sociedad tenemos una serie de tecnociencias que permiten que advengan a existencia fenómenos imaginables sólo en sueños: cambiar de sexo, la reproducción in vitro, vientres en alquiler, la clonación, la cirugía del cuerpo, y, el más masificado de todos, el mundo virtual, que incluye Internet y que ha transformado nuestro mundo social. Echeverría (2) establece que lo virtual es un nuevo sistema de representación o también una nueva escritura, lo que implica que quizás debemos pensar en una nueva reconfiguración de nuestros conceptos que exige un replanteo de la dimensión simbólica. Como sostiene Lacan en « Televisión »,(3) « En el desvarío de nuestro goce, sólo existe el Otro para situarlo ».
¿Quién es este Otro a partir de las tecnociencias? Por otro lado, Echeverría considera que la tecnociencia produce efectos reales en las personas; es decir, hay una intervención en lo real. Esto lleva a puntos planteados en el VIII Congreso de la AMP en Buenos Aires y que supone la reflexión en torno a la oposición existente entre quienes se oponen totalmente a la tecnociencia y aquellos que apuestan por no ‘diabolizar la ciencia’. Si bien creo que las tecnociencias no resuelven el problema de lo singular del goce, también es cierto que producen efectos reales y que es nuestra tarea pensar desde el psicoanálisis.
« El final de la filosofía se perfila como el triunfo del equipamiento de un mundo sometido a los mandatos de una ciencia tecnificada. Final de la filosofía significa: comienzo de la civilización mundial, en cuanto ésta se basa en el pensar del Occidente europeo. » (4) Este texto de Heidegger deja abierta una serie de interrogantes que abarcan más allá de la tecnociencia por cuanto como sostiene Laurent, nuestro mundo social se ha vuelto técnico también, puesto que no tiene como base ni la culpa ni la ética sino una serie de negociaciones que distribuyen responsabilidades en el sistema capitalista. Si la tecnología pues afecta los más diversos órdenes de la vida contemporánea, definiendo sus rumbos, incluso en campos como la investigación científica, ¿cómo podrían el amor y el sexo permanecer incólumes a su influjo, tanto en las concepciones de ello como en las formas de su realización?
Notas
(1) Quintanilla, M. A. Tecnología. Un enfoque filosófico, Madrid, Fundesco, 1989.
(2) Echeverría, J. Un Mundo Virtual, De Bolsillo, Barcelona, 2000.
(3) Lacan, J. Televisión, Anagrama, Buenos Aires.
(4) Heidegger, M. ‘El final de la filosofía y la tarea del pensar’, en Kierkegaard vivo, Alianza Editorial, Madrid, 1970.
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Poemas de amor
El Enamorado
Jorge Luis Borges
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
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Amor verdadero
William Shakespeare
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramadoras
con inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
Versión de Miguel Antonio Caro
*
Cuando, infeliz, postrado por el hombre y la suerte…
William Shakespeare
Cuando, infeliz, postrado por el hombre y la suerte,
en mi triste destierro lloro a solas conmigo,
y agito al sordo cielo mi grito vano y fuerte,
y, volviendo a mirarme, mi destino maldigo,
y sueño ser como otro más rico en esperanza,
tener su mismo aspecto, gozar sus compañías,
y envidio el arte de éste, del otro la pujanza,
hastiado aún de aquello que me daba alegrías;
si en estos pensamientos mi desprecio me espanta,
pienso en ti felizmente, y entonces mi consuelo
como una alondra a orillas del día se levanta
del mundo oscuro, y canta a las puertas del cielo.
Tal riqueza me ofreces, dulce amor recordado,
que desdeño cambiar con los reyes mi estado.
Versión de William Ospina
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Poema 1
(De Veinte poemas de amor)
Pablo Neruda
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia.
¡Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
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Comentario
De María del Pilar Cuellar al artículo « Sobre la no existencia de la relación sexual » de Ronald Portillo (aparecido en NRS 37).
El texto destaca en la simbolización primordial ese momento de ingreso del significante en lo real, algo fundamental no entra en la simbolización y es que el significante nunca se adecuará a lo real. Este punto de discordancia va a estar en la base del impedimento del acceso del sujeto al otro sexo. Como lo traza Portillo se trata de un fracaso universal para todo ser humano. Fiasco que se precisa en la máxima lacaniana « No hay relación sexual ». De ahí que el semblante se presenta al interior de la serie de defensas que ha levantado el sujeto para protegerse de lo real fortuito.