No hay relación sexual
VII Jornadas de la NEL
El sexo y el amor en el siglo XXI, ¿de qué satisfacción se trata?
Medellín, Octubre del 2012
No. 24
Julio 13 del 2012
Moderador
Piedad de Spurrier ( [email protected] )
Esperamos tu participación en este boletín.
Envíanos tus textos, comentarios y notas sobre los temas del debate.
En este número
* Presentación
* La prueba de amor en la época virtual por Lorena Greñas
* Comentarios
Presentación
Lorena Greñas nos trae una elaboración acerca de las nuevas formas de intercambios cibernéticos y la confianza en la época del Otro que no existe para hacernos conocer sobre sus consecuencias.
José Fernando Velásquez comenta el artículo « Cintema 133 y 134 » y nos propone una elaboración acerca de las referencia que trasmita el lenguaje de la nueva tecnología, que manifiesta con una mayor consistencia desde los tres registros, real, simbólico e imaginario. A la inversa, el discurso del Psicoanálisis marcha a contrapelo en tanto sostiene que el Otro no es sin tachadura.
Beatriz García comenta el mismo artículo, destaca en el estilo de la escritura del trabajo el efecto de flashes tan afín a nuestra época, donde el orden simbólico se manifiesta tan confuso. Subraya los efectos de las máquinas de información en la subjetividad de los sujetos « infoxicados » y lo que se puede esperar de la experiencia analítica hoy.
La prueba de amor en la época virtual
Lorena Greñas de Contreras
« Revelar la contraseña: una moderna prueba de amor » tal es el título de un artículo que apareció recientemente en el portal electrónico del diario uruguayo El País[1]. En él se hace referencia a una tendencia que ha adquirido prevalencia creciente entre los jóvenes: intercambiar las contraseñas de acceso a los espacios virtuales del otro como muestra de confianza y prueba de amor. « Me das la tuya y te doy la mía » sería la frase que da cuenta de este intercambio. El artículo se hace eco del publicado por Matt Richter, reportero sobre tecnologías en el New York Times[2]. Richter cita a Rosalind Caradang, una adolescente que lo considera « un signo de confianza » y justifica la decisión que tomaron ella y su novio de compartir todas las contraseñas afirmando « Yo no tengo nada que ocultarle a él y él no tiene nada que ocultarme a mí ». Se trata entonces de ver y dar a ver, la puesta en juego de la pulsión escópica: ver para creer… ver para confiar… ver para amar… ¿una práctica de goce para confiar y amar?
En relación a la confianza y al amor, cabe recordar a Eric Laurent[3] cuando señala que la confianza implica una creencia en el lazo social, una creencia en el Otro. Por su parte, Jacques-Alain Miller, al referirse al fenómeno de la creencia[4] afirma que ésta « …supone una ausencia de fundamento, siempre se lo puede tachar de ilusión ». Asimismo, en Donc afirma que [en el Seminario 4], « lo que Lacan llama amor es la relación del objeto con la nada […] el amor en este seminario es el sesgo por donde se introduce la castración en el objeto, es decir, la nada como – φ ».[5] Miller nos recuerda que la conexión entre el objeto y la nada existe debido a esa máquina tan simple llamada velo. Y se pregunta « ¿Qué es el velo? Es una máquina de hacer existir lo que no hay […] el velo, tal como Lacan lo presenta, es lo que transforma la nada, a la que apunta el amor, en algo »[6]. Creencia y amor implican castración, creencia y amor implican la sujeción del sujeto al Otro.
Por el contrario, este ver y dar a ver que busca no dejar nada oculto recuerda al « más » que resuena en el cuento de Alphonse Allais [7]mientras los servidores del rajá desollan a la bailarina que ha quedado sin velos. Tal vez esto permita explicar, al menos parcialmente, por qué el aburrimiento y la angustia son los afectos que suelen acompañar más de cerca a los jóvenes hipermodernos aunque el más allá de la demanda apunta a que el Otro de signos de amor.
COMENTARIOS
De: José Fernando Velásquez al artículo de « CINTEMA 133-134 »
¿Cuál es el referente que transmite el lenguaje de la nueva tecnología?
La promesa de felicidad no es lo único. También en ella encontramos las pautas que debe seguir el deseo para lograr éxito, los modelos identificatorios de todo tipo, el empuje a no ser como cualquiera. En las nuevas tecnologías también encontramos lo Real bajo las formas del terrorismo, la violencia contra semejantes, la corrupción, la inestabilidad económica, el desastre ecológico, la tragedia de cualquier tipo, incluso informática. En las nuevas tecnologías encontramos no solo la promesa de goce sino también la desgracia posible para cualquiera.
Es un simbólico, un imaginario y un real menos velados, más consistentes, tal vez menos agujereados, menos incompletos y a los que el sujeto expuesto a ellos deberá saber que se aliena, pero también saber que puede separarse de las identificaciones, de los ideales que le presentan.
El psicoanálisis es subversivo al sostener que ese Otro que transmiten las pantallas y la tecnología, no es sin tachadura; el sujeto mismo lo descompleta con el goce de sí mismo, con el goce de su propio cuerpo.
Creo conveniente para el analista de hoy recordar a Lacan en el Seminario XXII, donde es insistente: no hay Otro del Otro, es decir, no hay goce del Otro. Siempre hay algo en el sujeto que se interpone y lo descompleta.
De: Beatriz García al artículo de « CINTEMA 133-134 »
Manuel Kiser mediante flashes, que parecen simular una secuencia de escenas cinematográficas de corta duración, pone de presente el reto que significa para el analista en la época actual, orientar la cura de un sujeto que llega a consulta provisto de una confuso campo simbólico dominado por las máquinas gadges de la informática.
Cinema 133:
1. Las máquinas, gadges, en las que está impreso el campo simbólico contemporáneo, se ofrecen como cajas mágicas (E.Sinatra, 2010) de información, donde parecen estar todos los saberes, respuestas y posibles identificaciones. El sujeto, sometido a la fascinación de las imágenes efímeras de las pantallas que se suceden una tras otras, en una metonimia vertiginosa, no dispone del tiempo necesario que impone el inconsciente para establecer el diálogo y orientarse a partir de su deseo. Arrojado a transitar por laberintos cuya única guía es el brillo que se desprende de esas imágenes, sin tiempo para reconocerlas, seleccionarlas y apropiarlas.
2. A partir de ese simbólico configurado en máquinas de información, y dominado por el imperativo al goce solitario de la pantalla, el sujeto se consume a la vez que trata de construir modos de amar difusos, confusos, estragantes, sostenidos por los semblantes efímeros de la pantalla, que no soportan el encuentro con el Otro, ni con el propio cuerpo y el deseo. Con la angustia que surge con la desorientación y la impotencia llega al analista, como sujeto infoxicado (Sinatra, 2010) sin más brújula que el mandato al consumo que le da la máquina y el plus de goce que le produce el ser testigo del suceder frenético de los semblantes.
3. Los sujetos dice Kiser, llegan con sus programas, pero también con sus desechos: con programas tomados de sus cajas mágicas, hechos de semblantes que los han deslumbrado con sus brillos; y con sus propios desechos que se hacen presentes a partir del el empuje que se desprende de su cuerpo que no han podido acallar, que pone de presente un real que busca salida y acaba con los brillos de lo que creía esplendoroso, que pone de presente la imposibilidad de relación con el Otro.
Cinema 134
Amor y sexo.
4. Orientación de la cura: al mandato de la época posibilitado por el internet, del goce infinito de los semblantes, se opone el análisis que busca tratar los semblantes y develar el goce que encierran; que busca hacer con los deshechos que quedan de la operación con miras a producir un campo simbólico configurado con los propios significantes que posibilite el encuentro con el propio deseo, y con el goce. El análisis mediante la transferencia, posibilita el tiempo que requiere el inconsciente, para encontrar los propios significantes y lograr un anudamiento entre Real, Simbólico e Imaginario.
Bibliografía:
Laurent, Eric. « El sentimiento delirante de la vida » (2011). Buenos Aires: Colección Diva.
Sinatra S. Ernesto (2010). « !Por fin Hombres Al fin! ». Buenos Aires: Grama
[1] Artículo disponible en el portal electrónico de El País del 19 de febrero de 2012: http://www.elpais.com.uy/suplemento/ds/revelar-la-contrasena-una-moderna-prueba-de-amor/sds_625300_120219.html
[2] Young, in Love and Sharing Everything, Including a Password on line en: http://www.nytimes.com/2012/01/18/us/teenagers-sharing-passwords-as-show-of-affection.html?pagewanted=all
[3] Laurent, E. El goce sin rostro. Pag 92
[4] Miller, JA. El Otro que no existe y sus comités de ética. Pag. 217
[5] Miller, JA. Donc. Pag. 241
[6] Miller, JA. op. Cit. Pag. 232
[7] Allais, A. Un rajá que se aburre [minicuento ]en http://www.ciudadseva.com