Nuestra Lectura
« En la lectura, la amistad a menudo nos devuelve la primitiva pureza. » Marcel Proust Editorial Bernandino Horne, deja en suspenso lo que la filosofía y las distintas religiones reflexionan sobre el tema « Vida », para centrarse en las elaboraciones que Freud despliega en « Más allá del principio de placer » sobre el campo pulsional. Luego hace el recorrido de lo que de este concepto retoma Lacan en su primera y segunda enseñanza. Mónica Biaggio, comenta con mucho rigor el artículo en este Boletín. En otro aspecto el segundo comentario que presentamos, a cargo de Marita Manzotti sobre el texto de Silvia Tendlarz: « Autismo », reflexiona acerca del mismo, como significante privilegiado para nombrar el espíritu de la época: el autismo generalizado, como modo de goce que define y caracteriza los lazos en el siglo XXI.
Susana Amado
Responsable del Comité de Acción de la Escuela Una Scilicet-EOL
Colaboradores: Adriana Testa y Gerardo Arenas.
Comentario sobre el texto de Bernardino C. Horne, « Vida »
Mónica Biaggio La vida como el envés de la muerte o como el nombre del goce que supone la existencia, es un concepto que fue y es abordado desde el campo de la filosofía desde todos los tiempos. Enigma respecto de su origen, la vida ha sido siempre materia de investigación para el hombre. Bernardino Horne, hace un recorrido del concepto « Vida » desde la teoría freudiana en sus distintas épocas, hasta el último Lacan. Para Freud, la vida en el primer dualismo pulsional se anudaba a las pulsiones yoicas que estaban al servicio de su conservación, luego al final de su obra –narcisismo mediante– entrará en juego con la pulsión de muerte. El más allá, nos dice Horne, será revelado en el sueño freudiano de Signorelli; última verdad inalcanzable que se articula a la impotencia respecto de la muerte. La bejahung primordial afirma lo que no hay, he aquí la paradoja, lo que no se inscribe ha sido ausstossung. El autor nos dice que es aquí donde las pulsiones de vida y muerte freudianas se presentan. La negación otro nombre de la muerte en Hegel, adquiere la forma de la lucha del amo y del esclavo, que Lacan retoma en su primera época. Aquí es cuando la vida se pone en cruz respecto del goce imaginario que irrumpe en esa dimensión. Más tarde será el lenguaje como lo que preexiste al sujeto, lugar del Otro que marca el cuerpo mortificándolo para inscribir un goce que también lo vivifica. Aquí « el falo y el deseo eran el sentido de la vida ». Otra vuelta más, Lacan al pasar del concepto de sujeto al concepto de parlêtre, ubica lo vivo del goce anticipando su lugar en la estructura antes que el Otro del lenguaje. Para gozar hace falta un cuerpo, y este ya no tiene sólo la dimensión imaginaria sino la dimensión de real. Cuerpo horadado por los agujeros pulsionales, objetos a que fijan la libido como materia de goce vivo. Al decir de Bernardino Horne, « incidencia del goce sobre el cuerpo, que es lo que Lacan llama síntoma ».
Comentario sobre el texto de Silvia Tendlarz, « Autismo »
Marita Manzotti, ¿Cómo es que no somos todos autistas?[1] El autismo como significante privilegiado para nombrar el espíritu de la época, el autismo generalizado y el estallido actual del llamado espectro autista que no ha parado de crecer en el siglo XXI, son caracterizaciones –nos dice Silvia en su presentación– del cambio inexorable del lazo con los otros. El empuje a goces solitarios, el encierro y las dificultades de comunicación refuerzan la pregunta que hacia Gustavo Stiglitz en Scilicet (2008),[2] ¿cómo es que no somos todos autistas?, y que conviene sostener ante la clasificación diagnóstica que arriba rápidamente por la vía del déficit a etiquetamientos y tratamientos de adquisición de conductas. Quisiera resaltar el paso que conlleva considerar al autismo como un « funcionamiento subjetivo singular », para diferenciarlo de la enfermedad como suma de síntomas, ya que al introducir una dimensión ética, que no busca reaseguro ni en la naturaleza, ni en la animalidad,[3] permite ubicar en el parlêtre la « insondable decisión del ser » ante el trauma de lalengua en el cuerpo. Ese exilio singular e insalvable que el enfermo de lenguaje[4] jamás podrá superar conlleva al acontecimiento fundante que hace huella para cada quien, que instala un modo de goce, de satisfacción, en el campo mismo de la pulsión y que recorta un objeto, como separado, perdido del cuerpo.[5] La relación fundamental con el cuerpo propio a partir de la función de corte pone de manifiesto las particularidades que presenta en el autismo ese borde enraizado en los agujeros del cuerpo pulsional,[6] y sus consecuencias, y que Silvia describe a partir de la hipótesis de Maleval y en la posición de Laurent. Notas
- Stiglitz, G., « Autismo », en: Scilicet. Los objetos a en la experiencia analítica, Buenos Aires: Grama, 2007.
- Ibídem.
- Gorostiza, L., « Afectos lacanianos », en: Scilicet. Los objetos a en la experiencia analítica, Buenos Aires: Grama, 2007.
- Ibídem.
- Simonetti, A., « Acontecimiento de cuerpo », en: Scilicet. Los objetos a en la experiencia analítica, Buenos Aires: Grama, 2007.
- Musachi, G., « Cuerpo », en: Scilicet. Los objetos a en la experiencia analítica, Buenos Aires: Grama, 2007.
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