Nuestra Lectura « En la lectura, la amistad a menudo nos devuelve la primitiva pureza. » Marcel Proust Editorial « La violencia no es un concepto lacaniano, pero si un tema en su enseñanza », afirma Carlos García en su comentario del texto desarrollado por Marcelo Marotta que anticipa una conclusión: »En el siglo XXI la violencia alcanza una dimensión real ». A su vez, Adrián Scheinkestel en su lectura señala que la autora, nos recuerda las transformaciones, de las que la familia fue objeto, siendo ésta un índice de la existencia del Otro y de la subjetividad de la época. Es sustancial –tal cual indica Jacques Lacan– que, desde la perspectiva psicoanalítica, surjan respuestas clínicas que permitan cruzar más claramente la experiencia clínica con las modificaciones que se producen en la configuración de la subjetividad de nuestra época. Susana Amado Responsable del Comité de Acción de la Escuela Una Scilicet-EOL Colaboradores: Adriana Testa y Gerardo Arenas Comentario sobre el texto de Marcelo Marotta, »Violencia » Carlos Dante García, La violencia en las fallas de lo simbólico El texto de Marcelo Marotta presenta en una primera parte, un tratamiento clásico del tema de la violencia: considera la violencia como tema en la enseñanza de Lacan. La violencia no es un concepto lacaniano pero sí un tema en su enseñanza. Está escandido en tres momentos: momento pre estructuralista, momento estructuralista y su última enseñanza. Los temas son: un fenómeno constitutivo de la subjetividad; un fenómeno producido cuando no impera la palabra en la relación interhumana, pasando por lo que no se encadena a la articulación significante; llega finalmente a la violencia enmarcada en una civilización cuyo discurso se orienta por el objeto a. Subjetivo, intersubjetivo y social. Es en este momento que encontramos una hipótesis singular: siempre hubo violencia pero en la época en que nos interrogamos por el orden simbólico en el siglo XXI la violencia »alcanza una dimensión real ». Aborda la violencia en el seno de la familia; en la relación entre los sexos; y en el ámbito de lo público. Los fenómenos son: la violencia real en el autoritarismo de los padres; crecimiento de abusos infantiles y maltratos; violaciones y femicidios y el asesinato de la singularidad del sujeto. La consecuencia para la cura es que el inconsciente no es más lo que era y porque el discurso del Otro aparece pulverizado el sujeto queda ubicado en una debilidad al que el psicoanálisis debe responder. La diversidad de los fenómenos de violencia en las fallas de lo simbólico en el siglo XXI son los nuevos reales que testimonian el discurso de la civilización hipermoderna. Comentario sobre el texto de Débora Fleischer, »Familia » Adrián Scheinkestel Déborah Fleischer, en su texto, nos recuerda las transformaciones de las que la familia fue objeto, siendo ésta un índice de la existencia del Otro y de la subjetividad de la época. Entonces, cosas de familia en el Inconsciente, y cosas de familia en el goce. Un psicoanálisis puede ser el agente de una desfamiliarización del mundo, de una curación de ese »familiarismo delirante », como Jacques Lacan lo denominó. Para ello, es necesaria la introducción de un objeto extraño, que el analista se aviene a hacer presente. Eso extraño, »unheimlich« , viene a cristalizar todo aquello, que en su elisión, sostiene lo familiar. Esta operación vuelve a presentar el doble origen de la palabra. La palabra que cura y la palabra que enferma, traumatiza. La lengua maternal, familiar, es la matriz donde toda urgencia, toda necesidad viene a quedar capturada, para transformar el grito en una llamada. De eso resulta ese doble destino de la palabra; aquella que es interpretada por el deseo del Otro y da lugar a la liberadora insatisfacción (ese »determinismo » del que nos habla Déborah), y aquella otra, que no encuentra un nombre en el Otro, y resta como objeto pulsional; como aquello que en su constancia, permanecerá ajeno a toda insatisfacción, éxtimo de lo familiar. |
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