Anudamientos 19 Este artículo de Juan Fernando Pérez, divulgado hace unos meses en Papers, elabora una reflexión acerca de los distintos modos de entender lo que es el pragmatismo del psicoanálisis, radicalmente diferente al de la época que se abandera bajo la consigna « Todo vale » Piedad Ortega de Spurrier Presidenta de la NEL El pragmatismo en el siglo XXI y el del psicoanálisis Que el psicoanálisis sea una práctica más que una teoría, no implica de ninguna manera que sea una práctica ciega, que no esté confrontada constantemente con sus fundamentos teóricos, ni que privilegie los resultados de sus actos a cualquier precio (tentación corriente de aquellos que ejercen una práctica, y que Freud supo interrogar con notable claridad ética y epistémica desde un comienzo, a pesar de sus éxitos iniciales; de esta manera definió los fundamentos inaugurales del psicoanálisis relativos al éxito terapéutico). La ceguera teórica, por tanto el dogmatismo en las afirmaciones y la exaltación de sus resultados como sustentación única del sentido de una práctica, son más bien los rasgos primordiales que caracterizan el pragmatismo que tiende a ser dominante en el siglo XXI en las más diversas esferas del quehacer de la época. El extenso uso y valoración contemporáneos del concepto de pragmatismo ha conducido a equívocos múltiples, a pesar de sus sólidos orígenes[1] que le permitieron ganar una amplia respetabilidad en un cierto momento, la que, no obstante, ha perdido parcialmente, al punto que para sectores advertidos de la opinión ilustrada contemporánea puede resultar sorprendente que el psicoanálisis de la Orientación Lacaniana se asuma como un pragmatismo. Ello invita a preguntarse por la naturaleza de aquel pragmatismo que reclama como suyo. Es necesario decir que en diversas declaraciones relativas al valor del pragmatismo lacaniano, subyacen algunas confusiones, o incluso una paradoja, pues a la par que se le exalta, se reconoce que se trata de un ejercicio clínico que « excluye la noción de éxito »,[2] que es un ejercicio obligado a aceptar el fracaso inexorable que comporta todo esfuerzo para hacer posible la relación sexual, y por tanto que es una clínica definida por la exigencia de distinguir los modos de fracasar ante el síntoma. Así, es conocido que a menudo se proponen fórmulas de Lacan como las de « saber hacer » (savoir faire) y « saber arreglárselas » (savoir y faire) con el síntoma, como si con ellas se señalara indistintamente el fundamento del pragmatismo lacaniano.[3] Se impone allí recordar que Miller ha demostrado la inconveniencia para el psicoanálisis de apelar a la expresión « saber hacer » para fundar su pragmática, y por el contrario ha sustentado la pertinencia de invocar el « saber arreglárselas » con el síntoma. ¿En qué consiste esa diferencia? Según la sustentación de Miller, el « saber hacer » se define por su estirpe eminentemente técnica, y como tal, constituye una forma de actuar que supone la posesión de antemano del saber sobre la cosa. Por el contrario, el « saber arreglárselas » acoge la significación de lo singular para el que hace y en consecuencia no puede tomar la cosa como concepto (es Miller quien ha destacado esta idea como la base de la tesis de Lacan para hacer la diferencia entre los dos términos). Ello le da su sentido a la pragmática lacaniana, lo que, si es ignorado, podría simplemente desembocar en una solución que ante todo busca justificar el acto a cualquier precio. El « saber arreglárselas », que implica para el sujeto la ausencia de toda captura conceptual del hacer, es el efecto de una construcción que ha despojado a la técnica de la creencia en que la solución de la dificultad nace del mero respeto por el procedimiento y de la inscripción en la dogmática en que éste se apoya, para instalar por el contrario en su lugar una suerte de bricolage. Por ello, con el « saber arreglárselas » se le asigna una significación eminente a lo contingente, lo cual significa a la par una disposición hacia lo posible y no solo hacia lo necesario. Pero todo ello está condicionado en el caso del ser hablante en el reconocimiento cierto del fracaso inapelable que comporta cualquier esfuerzo para hacer real la relación sexual. Se hace claro de esta manera el radical antagonismo que existe entre el pragmatismo lacaniano y el « todo vale », premisa de la época; también que el « saber arreglárselas » con el síntoma de Lacan es ajeno toda invitación a la resignación, forma del pragmatismo cristiano. Y cabe entonces recordar la tesis de Nietzsche, invocada por Agamben,[4] según la cual hay dos formas de ser contemporáneo: una, la fascinación con los brillos de la época y la otra caracterizada por ser « aquel que no coincide perfectamente con él [con su tiempo] ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello, en este sentido, no actual; pero, justamente por ello, justamente a través de esta diferencia y de este anacronismo, él es capaz más que los demás de percibir y entender su tiempo. » Juan Fernando Pérez NEL-Medellín
[1] Para reconocer elementos centrales de la genealogía del concepto de pragmatismo, así como de otros aspectos de la relación psicoanálisis-pragmatismo, ver « Un pragmatismo real » de Leonardo Gorostiza, texto que se puede leer en Dispar Nº 3, Revista de Filosofía y Psicoanálisis del Instituto Clínico de Buenos Aires, año 2001; en la revista Opçao lacaniana Nº 38, Dezembro 2003; o en la web de la NEL-Medellín, http://www.nel-medellin.org/template.php?sec=Textos-online&file=Textos-online/Textos/Un-pragmatismo-real.html
[2] Miller, J.-A., « Una fantasía ». Comandatuba, 2004. Cf. http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-Alain-Miller-en-Comandatuba.html
[3] « Delicada diferencia » sugerida por Lacan, la cual es conveniente esclarecer, como lo hizo ver Miller; se trata de dos términos janos, según la expresión con la cual éste los designó para mostrar así la perspectiva divergente que tales términos contienen en Lacan. Cf. Miller, J.-A. y Laurent, E. El Otro que no existe y sus comités de ética, lección XXI del 11 de junio de 1997 (en la edición en español de Paidós, Argentina, 2005, pp. 440-445, capítulo « El modelo y la excepción »).
[4] Agamben, G. « ¿Qué es lo contemporáneo? ». En http://salonkritik.net/08-09/2008/12/que_es_lo_contemporaneo_giorgi.php