DANIEL MILLAS EN LA NEL-MEDELLÍN
La Sede NEL-Medellín expresa su agradecimiento a Daniel Millas por el trabajo intenso y generoso realizado durante los días 24, 25 y 26 de marzo. Ha sido una transmisión de riqueza clínica y epistémica que nos deja claridades, puntos de ordenamiento, renovación de preguntas y un deseo relanzado por el psicoanálisis; todo ello producto de su transmisión articulada a su cálida presencia y acogida abierta a las inquietudes, aportes e intercambios con los asistentes tanto del seminario como de la conferencia pública.
Conferencia pública
La conferencia pública Estrés y depresión en la clínica, realizada en la universidad EAFIT, contó con una nutrida asistencia, que tuvo la oportunidad de establecer diferencias entre la posición del psicoanálisis y las técnicas terapéuticas, con respecto a dos sufrimientos psíquicos: estrés y depresión. Estos últimos tomados como trastornos por el discurso del amo contemporáneo, ese que articula la ciencia con la salud como objeto de consumo, y por tanto define la cura de lo psíquico en función de la eficacia del medicamento y el funcionamiento humano acogido a la norma
En dicha diferencia, y desprendido de lo anterior, se subrayó cómo el psicoanálisis al rescatar la relación del sujeto con su palabra, le posibilita una posición de responsabilidad y de implicación tal que se pueda hacer cargo de las consecuencias de su decir. Así el estrés y la depresión, en lugar de ser tratados como trastornos, podrían serían tratados como problemas éticos.
Una ética que se enmarca en una experiencia de análisis en la cual un sujeto tiene la posibilidad de hacerse responsable, incluso de las marcas imborrables, también llamadas “traumatismo de goce”, que dejan los hechos contingentes (accidentes, pérdidas, enfermedades, encuentros con el amor, etc.), hechos inesperados, presentes en la vida de todo ser humano; esos hechos que confrontan al sujeto con la experiencia de que no todo se reabsorbe en el sentido común, y que por ello, produce síntomas.
Síntoma: núcleo de goce separado del sentido, satisfacción propia que no se reabsorbe en la norma, aquello que concilia lo inconciliable,… Es esto lo que un análisis hace trabajar para anudar el goce solitario en la relación con otros, haciendo ese vínculo soportable.
Aportando luces a inquietudes expresadas por el auditorio sobre el estrés en relación a la vida laboral, ¡sobre lo que pasa con la dopamina cuando el sujeto no está en el estado de enamoramiento!, sobre el final de análisis, la culpa,… finalizó este encuentro con la ciudad de Medellín.
Seminario
El seminario Lo que enseñan las psicosis, que tuvo lugar en la Sede NEL-Medellín, se inició con la presentación de un caso clínico por parte de María Cristina Giraldo y finalizó con la presentación de un segundo caso por parte de Mario Elkin Ramirez; ellos dos psicoanalistas, miembros de la NEL y de la AMP. Con cada uno de los casos, Daniel Millas hace un comentario en el que al abordar lo singular, enseña de la psicosis y con la psicosis, a la clínica psicoanalítica. Y, entre las presentaciones de casos, D. Millas realizó dos conferencias: Certeza, interpretación y delirio en la psicosis y El psicoanálisis orientado por la psicosis.
Entonces, lo que enseñan las psicosis:
La psicosis enseñan un hecho de estructura que consiste en la falla en la constitución subjetiva que impide apropiarse del cuerpo y el lenguaje; falla alrededor de la cual se inscriben suplencias, estabilizadoras o no, en cuanto a su función de sostener la relación entre el sentido y el goce del cuerpo.
Enseñan que hay claros desencadenamientos en los que un acontecimiento marca un antes y un después, a diferencia de otros que no producen dicho corte de manera radical.
Que el síntoma analítico en la psicosis no correspondería a una transferencia del orden de un anudamiento libidinal al Sujeto supuesto Saber, como en la neurosis, si bien, de todas maneras, implica alguna forma de inclusión del analista.
Que el psicótico, al no contar con la significación fálica, queda más expuesto que el neurótico al padecimiento de la angustia de no saber del sexo.
Las psicosis enseñan que el goce puede emerger como una certeza que se impone y le concierne al sujeto; como una experiencia en el cuerpo. Una certeza que basada en un goce que se impone, escapa al entendimiento.
Que dicha emergencia de goce se da por un desencadenamiento, es decir, una ruptura de la cadena significante que hace que el significante primero (S1) “salte”, se emancipe del orden simbólico y al quedar como significante en lo real, queda vaciado de significación, no quiere decir nada; su consecuencia será la interpretación delirante, la significación personal.
Enseñan que el encuentro de un sujeto psicótico con la matriz mínima que revela su estructura, genera una temporalidad: el momento del enigma producido por el encuentro con un vacío de significación, que se acompaña del afecto perplejidad, seguido del momento de “significación de significación”, es decir, del goce enigmático sin-sentido del que no se sabe qué quiere decir pero se tiene la certeza de que algo quiere decir, y que además le es dirigido al sujeto: su significación es personal.
Enseñan que, si bien la certeza psicótica no tiene sentido, el delirio por el contrario es un abrochamiento de sentido común. Que el delirio no sería exclusivo de la psicosis: “En el delirio habría más verdad de la que uno quisiera y en el saber más delirio del que uno piensa”
Que el delirio es una construcción, como la ciencia, como el psicoanálisis, si bien los usos son diferentes en cada uno de ellos. El psicoanálisis cambia sus postulados acorde con su clínica, además de contar con lo no interpretable; el delirio psicótico, por su parte, plantea un postulado inconmovible.
Que la forclusión lacaniana encuentra su equivalente en la represión originaria freudiana: en el lugar de las lagunas del recuerdo, o vacío de significación, viene una construcción que hace de suplencia, y que aporta no solo una representación sino una convicción para el sujeto. Si bien es claro que Lacan difiere con Freud, pues ante el inconsciente que trabaja y no concluye, Lacan plantea que es el sujeto quien debe producir una conclusión en un acto.
Enseñan las psicosis que el Nombre del Padre (NP) es un operador que sitúa el lugar del sin- sentido, que protege de la locura – goce del sentido desencadenado – con su efecto de significación fálica que obtura el campo del goce enigmático. Que la estabilización en la psicosis implicaría abrochar el sentido al goce, sin contar con el NP.
Las psicosis enseñan al analista que la interpretación analítica, que no aporta el S2, es distinta a la interpretación delirante, que sí lo aporta. Que la interpretación analítica le permite ir del síntoma metáfora al síntoma letra, que va de la mano de la deslibidinización del Sujeto supuesto Saber (SsS) y se acompaña de una nueva satisfacción. Que el SsS es un semblante que encubre la falla estructural en el saber y que identificarse al SsS lo enferma de infatuación.
Enseñan que el amor se puede conjugar con una certeza: erotomanía, un amor que no consiste en la relación entre dos seres. Que tanto en la injuria del psicótico como en la palabra de amor neurótica, se trata de palabras que vienen al lugar de la escases del significante, de su límite, donde el sentido se anula –letra– en un goce en el cuerpo imposible de decir.
La psicosis esquizofrénica enseña que su ironía se funda en la forclusión, en el hecho de que no hay discurso sin semblante; que no existe el Otro. Que habría que diferenciar la ironía esquizofrénica con la ironía analítica.
Las psicosis nos enseñan a los psicoanalistas a orientarnos y no retroceder en la clínica, ante lo real del goce sin-sentido constitutivo del sujeto, y que podemos nombrar como síntoma. Un real con el cual hay formas estructurales de relacionarse: neurótica y psicótica. La modalidad piscótica nos enseña esto en la medida en que nos permite verlo sin velos, a cielo abierto, en los casos de claro desencadenamiento y de manera un tanto imperceptible en los casos de las llamadas psicosis ordinarias. Por el contrario las neurosis, donde también está presente el vacío forclusivo de la significación, consiguen poner en uso el operador del NP, que les permite enmarcar dicho vacío con una significación fálica que obtura el goce enigmático. Será solo el análisis de cada caso el que aporte la singularidad del “valor de goce” que es de cada uno, opuesto al sentido común.
Las psicosis enseñan…
Claudia Velásquez
Directora NEL-Medellín