ReseñaPSICOANÁLISIS CON NIÑOS EN EL SIGLO XXI
La NEL Cali, los días 11, 12 y 13 de febrero, realizó el seminario Psicoanálisis con niños en el siglo XXI dirigido por la Psicoanalista Ana Ruth Najles, AME, Analista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).Este importante trabajo congregó un numeroso público de la ciudad, que respondió a nuestra invitación en torno a un trabajo y reflexión desde el psicoanálisis sobre el tema del psicoanálisis con niños en la contemporaneidad. Es así como en la conferencia pública, que contó con una asistencia de más de 400 personas, Ana Ruth Najles, trató el asunto de los problemas de aprendizaje y las respuestas del psicoanálisis. Situó en primera instancia las características de la subjetividad de la época que revelan, de acuerdo a la lógica de los discursos propuestos por Lacan, el primado del discurso del amo, que históricamente ha representado los intereses del poder político. En la actualidad se encuentra que este se ha deslizado hacia el aparato del saber y está puesto al servicio del ideal de la ciencia, con lo cual se ha erigido la lógica del poder absoluto del saber.La pulverización de los significantes ordenadores ha dado lugar también al surgimiento de este imperio que niega o desconoce la singularidad representada por el saber del Inconsciente. Entonces, no hay excepción, todos somos iguales, todos debemos aprender lo mismo, y rendir lo mismo en pro de un saber absoluto. Eso se explica muy bien desde el discurso universitario, donde el S2, el saber ubicado en el lugar del agente da cuenta de una operación que -al decir de Jacques-Alain Miller- indica un movimiento civilizador que supone el dominio de la satisfacción del cuerpo, de lo vivo, por el saber absoluto. Operación que oculta el intento de hacer desaparecer la singularidad del goce pulsional y del saber del inconsciente en tanto es un saber no sabido que singulariza a cada ser hablante. A esta operación están sujetos también los niños. Esto supone un llamado al padre que promete el retorno de lo peor: los totalitarismos. Entonces, todos los aparatos del sistema, incluido el de la pedagogía, son instrumentos de supresión del saber inconsciente. Esto trae como consecuencia, la pérdida del estatuto del ser hablante, quedando el individuo en el lugar de un objeto cualquiera, objeto que se puede homologar, intercambiar y sustituir por cualquier otro. Los trastornos del aprendizaje para el psicoanálisis pueden ser leídos entonces, como la manifestación del malestar de un sujeto hablante, que reivindica su singularidad, es decir, una relación particular con la sexualidad en términos de las dificultades que el ser hablante tiene para asumir una posición sexuada.En las siguientes conferencias nuestra psicoanalista invitada trabajó temas como: “¿Qué decimos cuando decimos niño?”, “El tratamiento psicoanalítico con los niños” y“¿Qué les demanda a los niños la familia, la escuela, la sociedad?” Todo ello ilustrado con la presentación de un caso clínico presentado por una de nuestras asociadas, Patricia Alegría. Para abordar todos estos aspectos Ana Ruth Najles, a partir de un recorrido profundo por la obra de Lacan, parte del descubrimiento psicoanalítico que revela el eje de una subjetividad que supera la organización individual e imaginaria del yo, en donde el inconsciente es ese sujeto ignorado por el yo, referido al campo de lo simbólico. Esto es lo que al final de la enseñanza Lacan va a caracterizar por el orden del semblante luego de haberlo representado por la vía del fantasma. Igualmente, Najles nos muestra que Lacan se sirve de la distinción de las relaciones expresadas en términos de los registros imaginario, simbólico y real, para mostrar que no es lo mismo hablar del individuo a nivel de lo imaginario, es decir, del yo en tanto imagen del cuerpo, que hablar del sujeto que tiene que ver con la dimensión simbólica y del ser hablante que supone la toma del viviente por el significante que produce lo que lacan llama el acontecimiento de cuerpo en su última enseñanza.En función de esto, los diferentes estados del ser hablante deben ser considerados con respecto a la posición discursiva que asume cada quien. Dicha posición está determinada por los aparatos del discurso planteados por Lacan en el seminario 17, a los que nombra como: discurso del amo, discurso universitario, discurso de la histeria y discurso analítico. A partir de estos discursos, Lacan intenta situar justamente la relación entre las palabras y los cuerpos, o sea, entre el decir y el cuerpo viviente por la vía del objeto a en tanto plus de goce que da cuenta de lo vivo del cuerpo, del goce pulsional. En este sentido queda completamente desvirtuada cualquier tipo de relación con las etapas del desarrollo evolutivo y cronológico.Ana Ruth Najles señala, entonces, la relevancia que tiene para el practicante saber ubicar su posición discursiva, pues los extravíos en la clínica con niños se han producido precisamente por errores en este sentido. Posicionarse en el discurso analítico supone que el analista está advertido que el niño no se encuentra en un estado inacabado o subdesarrollado, que tampoco se trata de un intento de curarlo, de educarlo y mucho menos de maravillarse con él en un plano netamente imaginario que encumbra la recuperación del yo ideal supuestamente perdido de la infancia. Asimismo no deben confundirse los niveles de intervención, pues decir, por ejemplo, los padres de un niño, no es decir papá y mamá. Porque la pareja parental no es otra que la pareja significante que permite que el sujeto se constituya como efecto del discurso del inconsciente.En esta misma vía recibir a los padres del niño significa también que los practicantes no olviden que en su demanda se desliza el pedido de otra cosa bajo la forma del niño, dado que el malentendido de la lengua es estructural. Tras de lo que se dice del niño están otras cosas muy diferentes de aquel que luego hablará y caminará por el consultorio. Entonces, la política del analista será la de conducir a que el niño hable y trabaje en tanto sujeto para producir los significantes amos de su alienación, de su goce, algo muy diferente de empujarlo a jugar con juguetes. Najles enfatiza que más bien cuando llega un niño a la consulta hay que empujarlo a jugar pero con las palabras, pues hablar pone en juego el objeto que, es sostenido por la presencia del analista.Finalmente, en nombre del Directorio y de todos quienes conformamos la NEL Cali, agradecemos a Ana Ruth Najles, la fuerza y autoridad en la transmisión propia de una práctica psicoanalítica que nos entregó un importante derrotero para dirigir el trabajo clínico con los niños, desde una perspectiva que los reconoce como seres hablantes que pueden y deben responsabilizarse de su goce, lo que los saca de la posición de victimas haciéndolos artífices de su destino. Gloria Irina Castañeda GSecretaria del Directorio de la NEL Cali