Ecos epistémicos, clínicos y políticos Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, testimonios y observaciones sobre las VI Jornadas de la NEL “El laberinto de las identificaciones”, realizado en Bogotá los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2010. Moderadoras: Piedad Ortega de Spurrier y Clara María Holguín
Ecos epistémicos, clínicos y políticos Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, testimonios y observaciones sobre las VI Jornadas de la NEL “El laberinto de las identificaciones”, realizado en Bogotá los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2010. Moderadoras: Piedad Ortega de Spurrier y Clara María Holguín En el boletín 4, una mirada retrospectiva a las Jornadas de Mario Elkin Ramírez de la NEL-Medellín, explicita el saldo de un trabajo que articula episteme, clínica y política, saldo que no debe darse por obvio para hacer existir el psicoanálisis, como dice Constanza Ramírez de la NEL-Bogotá.
Mirada retrospectiva a las jornadas de la NEL en Bogotá Las Jornadas de la NEL en Bogotá tuvieron para mí varios saldos en distintas dimensiones: En primer lugar un saldo epistémico. No puedo disociarlas del INES, donde bajo la orientación generosa de Enric Berenguer leímos de Lacan, la conferencia de Ginebra sobre el síntoma. Asistimos los docentes de los CID’s y los miembros de la NEL-Medellín. Pude verificar que estamos en otro momento de comprensión: la presentación del argumento, el comentario de los párrafos, la sanción clínica, la perspectiva del concepto, fueron interrumpidas por preguntas agudas hechas al texto y al docente, por observaciones pertinentes, por hipótesis, etcétera. Fue una autentica comunidad de trabajo. Igual sensación tuve en las plenarias de las Jornadas, fueron cerca de diez horas de trabajo y quisimos más. Igualmente, fue un aprendizaje la transmisión de Nora Gonçalvez, de Leonardo Gorostiza y de Jean Daniel Mattet. El segundo saldo fue el clínico, es decir, el ético. En las mesas simultáneas constaté la delicadeza del tratamiento de los casos, tanto de neurosis, psicosis, niños y adolescentes de los distintos colegas, con distintos acentos, cada uno en su momento de la formación, y en los comentarios y discusiones respetuosas que sucedieron a las ponencias. Debo destacar que lo que me pareció más excelso, fue la transmisión de los testimonios elaborados bajo la política de la enunciación en primera persona. Les concedo una gran importancia, porque son la respuesta a una preocupación de la NEL, que se enunciaba como ¿por qué no tenemos AE en la NEL? Dichos testimonios dan cuenta de que en la NEL los miembros nos hemos analizado, hemos retomado los análisis cuando hemos encontrado impasses en la vida y en la clínica, hemos pasado por los dispositivos de formación, el control, el cartel, e incluso muchos por el pase a la entrada en la disuelta ECFC, o por el pase conclusivo en otras Escuelas, las cuales tienen este dispositivo a nuestra disposición. Es decir, que es algo que deja de preocuparme, porque verifico que no es por falta de formación que esto sucede y esto lo comprobé en el tacto en la transmisión de esos testimonios de momentos cruciales de los análisis concernientes a la caída de las identificaciones. No hay que olvidar que el pase no es un imperativo sino una elección. Hago además una mención especial a la enseñanza clínica que me queda del testimonio de Leonardo Gorostiza. Puntual, preciso, de una gran vivacidad. En tercer lugar, hubo para mí un saldo político. Tanto en el Congreso como en la Asamblea de la NEL me di cuenta que la infancia de la NEL ha terminado, llevamos 10 años de trabajo institucional continuo, es hora de una metamorfosis que no sea la de la pubertad, sino, del paso de los miembros de la NEL a personas mayores. Es decir, a la edad de las responsabilidades políticas, epistémicas y clínicas. Y para eso hay que hacer una transición. Al mismo título que nuestros mayores -es decir, aquellos colegas de Escuelas más antiguas que generosamente se han desplazado para brindarnos oportunidades de formación, debate y enseñanza- hay entre nosotros algunos que están en condiciones de circular por otras Sedes de la NEL para compartir un trabajo por el que se han destacado de manera local. Decía en el Congreso que el síntoma con el que nació la NEL es la distancia, sin embargo, hay que hacer con eso lo mismo que con el sinthome singular, encontrar en ello un uso posible, por ejemplo, se dice que: “no hay profeta en su tierra”, lo cual puede hacer volver una ventaja la distancia, porque establece múltiples lugares diferentes de la propia Sede, donde lo que se tiene por transmitir es seguro que puede recibir una valoración distinta que la que puede tener a nivel local, en virtud de la lógica del grupo que en cada Sede se desarrolla y que hace que frecuentemente no se le suponga saber al que está demasiado cerca. Podemos volver la distancia una extimidad aprovechable. Y, como lo dije en el Congreso, los malestares del grupo local solo se disuelven en un conjunto mayor de desemejantes, que es la Escuela, y actuando en consecuencia, lo que implica no únicamente el aprovechamiento de la tecnología, sino también los viajes, para poner el cuerpo en otras Sedes, trabajar con otros colegas y participar de sus actividades. Eso descompleta el grupo, introduce una heterogeneidad que resulta con frecuencia bastante saludable para la Escuela. Hay entre nosotros, igualmente, colegas capaces de ocupar cargos de importancia en las instancias, no solo en la NEL, sino también de la AMP. Finalmente, las Jornadas me han dejado un saldo afectivo. Me pareció bastante cálida la dimensión de Encuentro que aconteció, con colegas nuevos y otros más conocidos, verse de nuevo o conocerse con colegas de otros países y de la misma Escuela, en los pasillos del hotel, en los restaurantes cercanos, en el brindis, que espontáneamente volvimos karaoke y danza. Todo ello para mí fue prueba del
affectio societatis que hay entre nosotros.
Mario Elkin Ramírez ________________
Es una verdadera fiesta el encuentro de la Escuela Una. Ver a los participantes –quienes presentan, quienes comentan y quienes los escuchan- ir de aquí para allá en busca de eso que a cada quien y desde su particularidad le interesa, producen una gran satisfacción y deseos de continuar trabajando porque el psicoanálisis exista. La Escuela como institución es el lugar privilegiado para el trabajo con otros; hacer que el psicoanálisis exista depende de ese trabajo desarrollado al interior de la Escuela y dado que a ésta la constituyen miembros y asociados, podemos decir que la existencia del psicoanálisis depende, lo sabemos, no de la institución sino de los sujetos que la constituyen, en donde cada uno tiene una responsabilidad por hacerlo existir. ¿Cómo? Cada cual desde su particularidad y con su trabajo decidido dará cuenta de ello. Parece obvio decirlo, pero clarificarlo no está demás…
Constanza Ramírez M. Asociada NEL-Bogotá