La reflexiones clínicas que introducen los textos de Julieta Ravard, Miembro de la NEL-Caracas y Aurora Valladares, Asociada de la NEL-Guatemala son presentadas por Fernando Gómez, Miembro de la NEL-Lima, a partir de la descripción de lo que conocemos como la época de la inexistencia del Otro, al tiempo que destaca la oferta del Psicoanálisis. —————————————————————— Dos contribuciones que se conversan. Tanto Julieta Ravard como Aurora Valladares nos describen una época caracterizada por la inexistencia del Otro, donde encontramos una decadencia de los ideales, una declinación de la figura paterna y el objeto elevado a la categoría de plus de goce. Pero decir que el Otro no existe es plantear que su inconsistencia aflora en los fenómenos sociales y en el fracaso de los semblantes por mantener el reinado del nombre del padre como garante de la configuración familiar.Tributario del estado actual del Otro es la feminización a la que asistimos en este siglo, el no todo femenino se lleva bien con el no todo de la inconsistencia del Otro. Una de las consecuencias de esa introducción del no todo femenino es el Superyó, un Superyó más susceptible de encarnarse en el Otro, y es en esta línea que Jacques-Alain Miller dice que el superyó no es otra cosa que una máscara del goce femenino, ese superyó que “empuja” al sujeto a ese goce sin medida, sin límites.Es la época de la promoción del semblante, los significantes a los cuales el sujeto de la post modernidad tiene a su disposición para identificarse están por doquier -Soy Emo, homosexual, etc.-, los semblantes proliferan en detrimento de lo real.Hay que tener presente el llamado de atención de Lacan al plantearnos que hay cuidar a los semblantes y también hay que cuidar a lo real. Hay semblantes de la paternidad, por ejemplo modos de estar en ella, en la función. Pero no hay Modelo de padre. Por eso en el Seminario 18 encontrarán una de las definiciones más esclarecedoras de lo que es un padre: « Si lo que se nombra padre, el Nombre-del-Padre, es un nombre que tiene su eficacia, es precisamente porque alguien se levanta para responder. » El nombre – el semblante – no sirve si no es con la presencia real.Estos cambios no son sin consecuencias; Julieta Ravard y Aurora Valladares nos muestran estas nuevas sintomatologías, estas nuevas presentaciones del conflicto familiar. Ni fobias, ni obsesiones, ni histerias, al menos a la entrada, sino sujetos casi desabonados del inconsciente, con trastornos del humor, de conducta, con demandas insaciables o con un inquebrantable rechazo al Otro. Sujetos que son verdaderos tiranos, ineducables. En la nueva clínica, la configuración familiar se revela, en los extremos, como una configuración vacía, un semblante vacío del referente que se levante para responder en lo real, esto es, sin una verdadera autoridad que encarne la ley.Frente a este orden de cosas el psicoanálisis no solo ofrece el dispositivo analítico sino que alza su voz para decirnos que no son los semblantes los que están en decadencia, más bien al contrario, es ese alguien que se levanta para responder el que no comparece. Del lado del semblante, asistimos a una exacerbación. Puro semblante, lo que conlleva efectos más devastadores.
Fernando Gómez “…HACIA LA INVESTIGACIÓN…”
Aurora Valladares de Méndez
“Laberinto de las identificaciones”… tema complejo pero crucial en nuestro trabajo en la clínica. Sobre todo hoy en día cuando nos enfrentamos a una época con figuras de autoridad inconsistentes, decadencia de ideales y de valores y una declinación de la figura paterna. Y como dice J.A. Miller, cuando lo que ocupa el lugar de mando es el objeto a, no como causa de deseo, sino como plus de goce. Como resultado, en nuestros consultorios cada vez más atendemos a jóvenes que se presentan como “soy homosexual”, “soy Emo”, y con las consecuencias que cualquiera de esas formas de nombrarse conlleva como son los cortes en el propio cuerpo, así como las consecuencias a nivel familiar y social. Pero “ser homosexual”, “ser Emo”, es el resultado de una identificación. Identificaciones frágiles o transitorias. Significantes para nombrarse que se buscan en el campo del Otro. Pero, si desde el psicoanálisis lacaniano se sostiene que el Otro no existe, ¿Qué llega a ocupar ese vacío que deja el Otro? ¿Qué hacer como analistas ante la producción en masa de S1, y la proliferación de identidades?, ¿Cómo entender las identificaciones en la época actual? Una serie de preguntas surgen a partir de profundizar cada vez más en este tema, que orientarán el camino en este,… “laberinto de identificaciones”, hacia la investigación de un caso clínico.
ALGUNAS REFLEXIONES CLÍNICAS
Julieta Ravard
Algunos pacientes acuden a la consulta con mucha angustia y grandes dificultades para construir un síntoma que les sirva de anudamiento simbólico.Quiero compartir algunas reflexiones extraídas de la clínica que tocan el tema de las identificaciones, la identificación sostiene al sujeto a un significante, que permite tolerar, el intervalo entre la ausencia y la presencia. El sujeto establece sus primeras identificaciones desechando algo lo que le permite el acceso a la Bejahungprimordial. Este movimiento de expulsión deja un resto, un objeto, así no queda preso de este goce primitivo fundante. Surge así la posibilidad del acceso a un significante que permite separarse y seguir existiendo para el Otro.Es de notar el creciente número de padres que consultan por verdaderas crisis en sus hijos pequeños (de tres a cinco años) y quienes llegan desesperados a la consulta porque no pueden manejar a los hijos, ni con negociaciones, ni violencia, llegan en un estado de impotencia y mucho malestar consigo mismos. Si por una parte, con el desfallecimiento del Nombre del Padre nos encontramos padres sometidos a la imposibilidad de autorizarse para ejercer su función y apaciguar al otro, es de notar también algo del sujeto que no logra construir un vínculo más allá de la imagen, encontrándose en una especie de intervalo que lo lleva a situaciones de acting constantes ante la ley.Estos pequeños niños quienes no usaban su voz ni sus juegos para decir de aquello que los mantenía abrumados, solo rabietas, llantos, gritos, tienen acceso a través del proceso analítico a servirse de este recurso para dar cuenta del vacío en que suelen caer, permitiéndoles una construcción que ofrece una armadura simbólica y de identificación.La caja de arena es muy útil en el trabajo con niños, ya que les permite actuar sobre ese espacio entre lo que aparece y desaparece, siendo estos de los primeros trabajos que realizan con los juguetes (animales o muñecos) empezando a decir sobre eso que los mantiene abrumados y desesperados: el que no logran fijar un límite. Precisamente el trabajo que se les convoca a hacer es dentro de un límite: la caja de arena y el mismo dispositivo. Cada caso, con sus particularidades fantasmáticas ante el deseo del Otro, va construyendo escenas que se desarrollan bajo la superficie de la arena: los juegos de muerte, de asfixia, de estar perdidos, y a la vez en las escenas de juego la aparición de lo que estaba tapado, las acompaña un júbilo que nos permite pensar en el Fort-Da Freudiano. Paralelamente en el trabajo de análisis van surgiendo, de la violencia que los acompañaba, síntomas fóbicos, o vinculados a la analidad entre otros.La transferencia permite la identificación mas allá de lo imaginario, estos síntomas permiten una relación más apaciguada con el Otro al tener acceso al significante y de poner un límite al goce. Sujeto del inconsciente, con identificaciones, que permiten un trabajo analítico para ir al encuentro de un más allá en la cura que es la des identificación.