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Seminario “El hilo de Ariadna”. Por NEL-Lima Actividades preparatorias hacia las VI Jornadas de la Nel “El laberinto de las identificaciones” (Bogotá, noviembre de 2010). Por NEL Maracay ******************************************************************************* · Editorial El Seminario “El Hilo de Ariadna”, que tuvo como invitado a Gustavo Zapata, ha servido de marco en la preparación que hace la NEL-Lima para las Jornadas, dando luces sobre el concepto de identificación, sus vicisitudes, acontecimientos y contingencias. Zapata, teniendo como referencia el texto freudiano de “Psicología de las masas y análisis del yo y la película Zelig de Woody Allen, introduce la problemática de la identificación en el proceso de constitución de la subjetividad, anudada a las nociones de pulsión, deseo y goce. Así mismo la Delegación de Maracay, teniendo como referente el texto de Miller “Los signos del Goce”, propone una seria de actividades para abordar la problemática de la identificación en la actualidad, a partir de la función del goce. Clara María Holguín ***************************************************************************** · Reseña Seminario “El hilo de Ariadna” Por: NEL-Lima En la NEL-Lima tuvimos un seminario preparatorio hacia las Jornadas con la participación de Gustavo Zapata, director de la Asociación de Psicoanálisis de la NEL-Caracas, el pasado 4 de junio. Una película y el seminario « El hilo de Ariadna », acompañado de tres casos clínicos y un comentario al capítulo 7 de « Psicología de las masas y análisis del yo », orientaron nuestro trabajo y dieron luces al concepto de identificación, sus vicisitudes, cambios, acontecimientos y contingencias. « Zelig », película del director Woody Allen fue elegida por Gustavo Zapata para adentrarnos en el laberinto de las identificaciones. Zelig es la historia de un hombre « camaleón » que cambia sus apariencias según el medio en que se encuentra al identificarse con lo que le rodea, y de la doctora Eudora Fletcher, psicoanalista que toma a su cargo el tratamiento de Zelig pero sin mayor éxito, ya que se pierde en su deseo de curar al paciente. Ustedes encontrarán abajo el comentario que Gustavo Zapata hizo a la película y que animó la conversación, que se prolongó bastante entre risas (Woody Allen hace reír) y aciertos. Así dimos inicio a nuestro paso por el laberinto. La clínica nos posibilitó centrarnos en la problemática de la identificación. El primer caso clínico fue presentado por el mismo Gustavo durante su exposición, fue la punta de la madeja de su seminario « El hilo de Ariadna » que permitió articular la identificación con la pulsión, el deseo y el goce, y el final del análisis. Patricia Tagle, miembro de la sede, y Renato Andrade, asociado a la NEL-Lima presentaron los otros dos casos clínicos durante el seminario. José Miguel Ríos, alumno del CIDLima tuvo a su cargo el comentario del capítulo 7 mencionado, publicado en el Boletín Hacia las Jornadas en Bogotá del 29 de junio. Antes de venir a Lima, Gustavo nos envió estas líneas para provocar el trabajo: “El proceso analítico incluye un delicado trabajo sobre las identificaciones que dan consistencia y fijan la relación del sujeto con la realidad. ¿Cómo se constituyen? ¿De dónde provienen? ¿Qué función cumplen? ¿Cómo orientarse en el laberinto que proponen para acompañar al sujeto en la vía de salida hacia la asunción de su deseo? ¿Qué sucede al final de un análisis con eso? Es proverbial la asociación entre los laberintos y los hilos. El nuestro será la obra de Freud y la enseñanza de Lacan, para examinar las formas de trabajo con las identificaciones en la orientación lacaniana.” Partiendo de la tesis “el tratamiento de las identificaciones es preliminar a todo tratamiento posible de lo incurable”, Gustavo Zapata propuso repensar las identificaciones a partir de la dimensión económica libidinal. Si bien la identificación es ineludible en la constitución del sujeto, necesaria, se destacó el carácter fallido de la identificación. El cambio del síntoma como analítico es el inicio del recorrido que produce la caída de las identificaciones hasta concluir con la identificación al síntoma, la manera de hacerse un nombre propio. El pase es una demostración de este recorrido y de la singularidad de un sujeto incomparable. Renato Andrade nos conduce por las vueltas que dimos en el seminario con su reseña “Desovillando el hilo de Ariadna”. María Hortensia Cárdenas *** Zelig, a propósito del laberinto de las identificaciones Por Gustavo Zapata La idea que tuve al proponer esta película fue introducir la problemática de la identificación en el proceso de constitución de la subjetividad. El relato que nos propone el film permite recorrer de un modo preciso las vicisitudes del proceso de identificación, comandado por eso que habita el cuerpo que es la pulsión, y que se traduce en esta necesidad de ser aceptado, de ser querido, como dice Freud en “Psicología de las masas”, hasta los extremos que muestra la película, por eso la risa como efecto. Es la necesidad de identificarme a algo que me permita creerme algo. El personaje de Leonard Zelig tiene la virtud de transmitirnos estas dificultades, precisamente porque se trata de un relato que simula ser verdadero, de una vida de mentira. La clave de documental permite a Woody Allen jugar con la naturaleza de la verdad y transmitir en la risa, entre otras cosas, una sutil sátira de la sociedad norteamericana y su “self-made man”, que recorre toda la película – es una película que precede de un modo brillante, por ejemplo, a “Forrest Gump” y que la deja un poco atrás, por la sutileza precisamente–. La verdad de Zelig se escurre una y otra vez, cada vez que él intenta hacerse reconocer por el color, por los rasgos, por la forma del cuerpo, todo es un acontecimiento en el cuerpo. Es decir, nos muestra que la identificación es un proceso que implica de un modo ineluctable el cuerpo. Uno de los detalles interesantes de la película lo constituye la crítica mordaz que hace del furor curandis que caracteriza a las psicoterapias y al psicoanálisis de principios de los 80’s (siendo él analizante, esta película es del ’83), que lleva hasta el punto de tratar de hacer del paciente la hechura del terapeuta, y que siempre fracasa. Es lo que nuestra “colega” Eudora Flechter constata cuando lo lleva a la casa de campo y lo hipnotiza. Su relación con ella le presta una arquitectura que viene al lugar de eso que hacía a su ser y que pierde progresivamente por el poder sugestivo de la transferencia. Pero es una arquitectura que él denuncia en una de las sesiones de hipnosis, dejando sólo la demanda de amor implicada en la transferencia: “odio los panqueques, no sabes cocinar, no me gusta el campo, no me gustan los mosquitos, pero igual te amo”. Esa sátira despiadada del furor curandis de la terapia forma parte de su propia transferencia negativa. Woody Allen en esa época insistía de manera sistemática en reírse de su analista, en decir que no lo dejaba ir, que ya había pagado demasiado, que seguía igual Y eso tiene un efecto en la película que introduce una pregunta respecto a lo que quiere el terapeuta en la película, no en la realidad de Woody Allen, qué quiere el terapeuta en la película. Lo que nos muestra es que ese deseo es lo que extravía al sujeto porque se produce de nuevo esta especie de estabilización y luego una pérdida del sujeto. Pérdida del sujeto cuando pierde la identificación que le da consistencia. La consistencia la obtiene del deseo de Eudora, y Woody Allen nos muestra que el problema de la consistencia del sujeto no se resuelve tampoco por la vía del amor que es lo que le presta Eudora. Luego hay otro elemento estrechamente ligado al tema del amor, con lo que ocurre en la escena del discurso de Hitler cuando él la reconoce y todo le vuelve. ¿Qué es lo que le vuelve? Es su deseo ligado a ella, es como si hubiera habido un clivaje a partir del cual el personaje nos muestra que la salida, no siendo el amor, es el deseo. Luego está la escena de la fuga y, en el punto culminante, cuando se supone que están felices, hay un detalle al final en el que el director nos muestra sutilmente que Zelig ha salido del laberinto de las identificaciones y, sin embargo, sigue siendo alguien único dispuesto en el todo del todos iguales. En la escena en la que se casa con Eudora, en el momento en el que las parejas caminan alejándose de la cámara, hay un punto en que no se sabe cuál pareja es cuál. Él ha logrado la salida al problema por la vía, no de la mimesis, de la dimensión de la identificación como “parihuela” – es una armazón de palitos que sostienen precariamente algo – sino de la relación con el deseo. El narrador dice que poco a poco, la identificación como mimesis, con esa particularidad que tiene que ver con sus transformaciones, fue pasando y quedando atrás. Al final de la vida de Leonard Zelig hay la presencia del deseo insatisfecho como indestructible, como siempre presente, es decir, siempre falta algo. Esta película me pareció interesante para introducir el seminario porque parece haber sido pensada, escrita a partir del capítulo VII de “Psicología de las masas y análisis del Yo”. Describe de manera precisa las sucesivas formas de las identificaciones que desarrolla Freud en su escrito, inclusive la pérdida de la identidad en la masa cuando está con los nazis; nos muestra ese recorrido, al menos esa es la lectura que hago. Es un recorrido por el que de algún modo pasa todo sujeto; en todo sujeto hay distintos momentos en los que se es y no se es, un camaleón, se es y no se es único, y se es y no se es como los demás. Ser único como los demás que no son como los demás, que es el laberinto del que uno no se escapa de la identificación y que siempre pasa por el Otro. Si yo quiero ser único, entonces entro en la clase de los que son únicos y me identifico a esa unicidad. Hay una dificultad que queda planteada en la película, no hay manera de escapar al proceso. Lo que hay es una buena manera de ajustarse a ello, es lo que vamos a tratar de desarrollar en el seminario en los días por venir. Cuando decimos que pierde su identidad en la masa, es lo que dice Freud en “Psicología de las masas”, se pierde el sujeto en la masa y lo que pasa a comandar en el sujeto es la identidad que le presta la masa. Freud plantea que la identidad no es única, no hay una identidad, que luego Lacan elaborará de otro modo diciendo que el significante aporta la identidad y no la identificación, el significante no aporta la igualdad, no hay manera que un sujeto sea igual a otro, lo que hay es identificación, el sujeto se identifica al otro. Lo que implica que hay una suerte de brecha que solo es posible pensar en términos de identificación. Es lo que ocurre en las sectas de modo más sutil, y de un modo mucho más sutil en lo que ocurre en las religiones más radicalmente fanáticas. Por ejemplo las sectas cristianas que pululan en los Estados Unidos, producen una fórmula que engancha a algo que termina desdibujando la cosa, termina incluso prestándole al sujeto una identidad que cree propia. Eso tiene incidencias muy importantes en la dirección de la cura cuando hay personas que han sido sometidas a esta situación. Woody Allen a la vez que nos va mostrando todas las vicisitudes del proceso identificatorio y de la subjetividad, va deconstruyendo sistemáticamente todos los clichés y sus efectos. La película muestra como empujan a Zelig a sus quince minutos de fama, como dice Andy Warhol, y luego lo sepultan con toda la porquería, y después lo vuelven a llevar a la categoría de héroe porque ha atravesado el Atlántico de cabeza, sin ser aviador! Es una sátira sumamente mordaz del self-made man norteamericano, mucho más que Forrest Gump, como ya he dicho. Lo que le prestaba consistencia a Leonard Zelig, lo que lo inserta en el discurso social es ser el camaleón. Primero están los ensayos de mimetizarse entre los demás que le permiten ir avanzando mientras vive, hasta que se convierte en una celebridad, se convierte en un camaleón que está cerrado sobre sí mismo, no remite a nada. Es lo que deja planteado la frase “no hay nada que rime con Zelig”, él es único. El artificio que ella monta para tratar de sacarlo de su laberinto se pierde por una contingencia: él se encuentra con los efectos de esta fórmula con la que se dio consistencia por mucho tiempo, ser un camaleón, y resulta que le empiezan a aparecer hijos por todas partes, esposas por aquí y por allá. De lo real le regresa el efecto de su extravío como sujeto en esta cosa camaleónica y entonces él se vuelve otra vez camaleón. Esta es una indicación fundamental para la dirección de la cura, porque no se trata de entrar como un elefante en una cristalería en el laberinto de las identificaciones del sujeto y darle de martillazos a las paredes, eso hay que tenerlo muy presente. En la película es muy gracioso cómo ocurre esto, cuando ella lo interroga como si le creyera que es un médico, y le dice que ella es su paciente, el tipo se va deslizando hacia el suelo en el asiento a medida que ella le describe lo que a ella le pasa, que es en realidad lo que a él le pasa, como si se derritiera, pero en la práctica si un analista hace eso, el que puede terminar derretido es el analista. Si se hace sin darse cuenta el susto es mayúsculo. Hay que estar muy atento para no hacerlo. Esta película corresponde a un recorrido propio de Woody Allen, es una película muy subjetiva, tiene un discurso muy intimista. Todos de algún modo hemos sentido que se nos va la vida si eso no está. Hablo desde mi experiencia analizante. Hay momentos en que uno siente que lo que hay es un vacío en donde estaban las identificaciones. Y lo que hay que saber es que no puede ser la meta de una cura acabar con las identificaciones, porque la identificación es lo que es, que aporta al sujeto un ser que es de falta, pero éste no tiene otra forma de consistir que a través de la identificación. Es lo que muestra el relato de la película y las imágenes, ese juego de lo que es verídico y lo que no es verídico, para contar una historia de un personaje real que no existe, es decir, un personaje en el que se puede reconocer fácilmente cualquier sujeto. **** Desovillando el hilo de Ariadna Por: Renato Andrade Identificación y pulsión ¿Podría pensarse el psicoanálisis como un “tratamiento de las identificaciones”? La identificación es un “proceso ineludible en la constitución de la subjetividad”. “Requiere de un circuito pulsional que incluye al otro”. Además, el proceso de identificación “reduce, saca la pulsión” (Gustavo mostró cómo en el caso de Pedro un “desanudamiento” pacifica las relaciones con la autoridad). Se trata de interrogarse cómo y con qué se identifica cada sujeto, y cómo hacer con eso. Para el analista “se trata (también) de evitar la trampa de la pulsión que quiere engancharnos”. Identificación y deseo A pesar de la identificación, algo sigue dividiendo al sujeto. La identificación influye en el ser y el querer, condiciona la posición deseante del sujeto. Las identificaciones no pueden caer bruscamente. La inconsistencia de la identificación relanza la insatisfacción, pero deja desnudo al objeto. Buscará recomponer el circuito, fijarse a un nuevo significante (en el caso de Pedro es el significante terapeuta). Fenomenológicamente la caída de las identificaciones produce júbilo. Identificación y goce ¿La formación del analista sería una “tentativa de desidentificación”? Lo que se modifica al final del análisis es la relación del sujeto con sus identificaciones. No todas caen. El sujeto debería desembarazarse de las identificaciones que lo amarran y de las que goza, con lo que su relación a los ideales muta. La identificación se transforma con cada vuelta. Siempre hace una vía diferente. Tres puntos tendrían que ayudar a pensar la identificación al sinthome, a lo que causa lo incurable:
- El sujeto debe ser capaz de saberse diferente al neurótico corriente. Debe tener una relación menos engañosa con su inconsciente, es decir, debe tener relación con su inconsciente.
- El sujeto debe haber circunscrito su incurable. Esto le permite darle un tratamiento distinto a su goce.
- Debe pasar de la creencia del inconsciente a la certeza de un vacío en su lugar. Y debe saber arreglárselas con esa certeza.
Con esto ha de producirse el deseo del analista y un nuevo amor. El grupo analítico es imposible porque no implica una identificación. ¿Cómo reunir a un montón de desidentificados? Habría que identificarse al grupo, pero no a cualquier grupo ni a cualquier cosa ni de cualquier manera. Lima, 6 de junio 2010
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Reseña: Actividades preparatorias hacia las VI Jornadas de la Nel “El laberinto de las identificaciones” (Bogotá, noviembre de 2010) Por: NEL Maracay En su texto Los signos del goce, Miller introduce una fórmula que resume lo que sería la función del goce: el sujeto entra al mundo en posición de exclusión y aspira a ser Uno, Uno especial, por algo y para alguien. Al entrar en la serie, identificado al significante que lo representa para el Otro, el sujeto sólo puede contarse en posición de excedente. Es la entrada en la estructura del lenguaje la que deja al sujeto en una posición de éxtimo para sí mismo, y es el síntoma quien da cuenta de ello. En la actualidad el amo propone una identificación a la marca, a los nombres de goce, ofreciéndole al sujeto la ilusión de colmarse, accediendo al objeto por semblantes disponibles en el mercado. El sujeto se ubica entonces en lo social en posición de individuo, y su pertenencia al grupo, a la masa, como un consumidor. El tema de las VI Jornadas de la Nel, nos convoca a interrogarnos acerca de la problemática de las identificaciones, tal como ésta se nos plantea en la clínica contemporánea. La Nel-Maracay comprometida con lo que nos emplaza el desarrollo de estas Jornadas, ha organizado un conjunto de actividades, articuladas a la programación regular, con el objetivo de situar y de precisar estas interrogantes respecto al tema de las identificaciones. En estas actividades se abordaran, desde los ángulos clínico y teórico, los aportes relativos al tema., e igualmente se extraerán las enseñanzas que algunos autores de la literatura, ofrecen al respecto. Actividades o Ciclo de conversaciones sobre “Psicoanálisis y Literatura”: * Video-tertulia: “Los laberintos literarios de Borges” – Sábado 10 de julio. * Video-tertulia: “Cortázar: Los inesperados intersticios de lo habitual” – Sábado 18 de septiembre. o Seminario de Escuela: Introducción a la clínica de lo real (II): “ Lo real y las identificaciones”, 16 y 30 de septiembre, 14 y 28 de octubre de 2010. o Reuniones preparatorias hacia las VI Jornadas (discusión de textos y viñetas clínicas): * 29 de julio / Freud, “Psicología de las masas y análisis del yo” – “La disolución del complejo de Edipo” * 23 de septiembre / Lacan, “Seminario 9”- “Seminario XI” – (pasajes) * 21 de octubre / Miller, “Los signos del goce” (pasajes) – Laurent, Eric: “Las paradojas de la identificación” *********** Noviembre 5, 6 y 7 de 2010
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