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Hacia las Jornadas de la NEL
5, 6, 7 de noviembre 2010
Actividades preparatorias para las Jornadas NEL 2010
Están todos uds. invitados a participar en la nueva serie Hacia las Jornadas; pueden enviar sus contribuciones al correo electrónico de Piedad Ortega de Spurrier ([email protected]) y Clara María Holguín ( [email protected] )
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En este boletín
-Editorial
-Reseña actividades preparatorias: NEL-Caracas-AP: El laberinto de las identificaciones: hacia Bogotá 2010. Por Gustavo Zapata
-Presentación: La identificación desde Freud. Por José Miguel Ríos, participante CID Lima
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· Editorial
En esta ocasión presentamos el trabajo que viene desarrollando la NEL-Caracas-AP, en el marco del Seminario de Escuela como preparación para las Jornadas de la NEL 2010. Gustavo Zapata, reseña las propuestas hasta el momento esbozadas, presentado al Cartel como la modalidad de trabajo escogida. Se destacan dos, la primera liderada por Manuel Kizer, propone una revisión sobre el tema de la Identificación en Freud y Lacan, para pasar a destacar una clínica de la identificación en la actualidad, no sin interrogar lo que significa « hablar en primera persona ». La segunda, a cargo de Carlos Márquez, retoma la pregunta esbozada introduciendo dos binarios, « síntoma y deseo del analista » y « primera persona y nombre propio », como caminos posibles para él desarrollarla. De otro lado, y avanzando propiamente sobre el tema, José Miguel Ríos, participante del Cid-Lima, nos presenta en el arco del seminario « El hilo de Ariadna » dictado por Gustavo Zapata en Lima como preparación a las jornadas, un comentario detallado de la noción de Identificación trabajada por Freud en « Psicología de la masas y análisis del Yo », introduciéndonos en el quid del asunto.
Clara Maria Holguin
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Reseña NEL-Caracas-AP: El laberinto de las identificaciones: hacia Bogotá 2010
Por Gustavo Zapata
El viernes 14 de mayo, en el marco del Seminario de Escuela, Alejandra Urdaneta, Erickmar Rodríguez y Raquel Baloira, presentaron las rutas posibles a seguir en nuestras elaboraciones y nuestros aportes a este espacio de formación, durante los meses por venir. El laberinto de las identificaciones, tema a partir del cual La Comisión Científica de la VI Jornada de la Nel ha concebido los ejes de trabajo que animarán a los analistas interesados en transmitir sus contribuciones en Bogotá, ha sido, también, el tema seleccionado para estimular nuestro trabajo en el Seminario de Escuela.
Tal como se anunció ese día, el Seminario se orientará según la lógica de trabajo planteada por Lacan, cuando propuso el Cartel como órgano de base de la Escuela. Desde la coordinación, apoyándonos en la función que representa el más uno, nos encargaremos de provocar la elaboración individual de todos aquellos interesados en trabajar sobre el sujeto que nos convoca: El laberinto de las identificaciones.
Finalizada la presentación de la modalidad de trabajo, las encargadas de coordinar el seminario transmitieron sus respectivos sujetos de cartel, motivando esto, como consecuencia, una interesante conversación entre los asistentes, y cuyos ecos ofrecemos a continuación.
Algunas de las intervenciones:
Manuel Kizer: Me parece muy importante organizar la cosa como cartel. En una palabra, tomar de verdad las cuestiones lacanianas en el sentido más profundo, es decir, trabajar realmente como cartel en nuestra organización (…) Lo que yo propondría, es revisar lo que se ha escrito sobre identificación, lo que se conoce sobre identificación en Freud y Lacan y qué cosas se debaten al respecto (…)En segundo lugar, pensar si podemos dar cuenta de problemas de identificación en la clínica, cuáles son esos problemas, cómo se nos han planteado y cómo entendemos a partir de allí, la identificación en la actualidad. Y el tercer punto que quiero plantear, es esto que llaman hablar en primera persona ¿Nosotros hemos trabajado de esta manera? ¿Entendemos lo que quiere decir esto?
Carlos Márquez: Estaba pensando en los sujetos que Alejandra y Raquel plantearon, y a partir de esto, retomé una idea que podría constituirse en un sujeto de cartel para este seminario: Síntoma del sujeto y deseo del analista o síntoma y deseo del analista. Porque ustedes lo señalaron muy bien cuando plantearon el problema con el fantasma del analista en la dirección de la cura. El fantasma es el diablo del deseo del analista, es decir, uno se da cuenta de que está actuando con el fantasma y uno sabe que eso es lo que no hay que hacer. Pero el síntoma no es tan claro (…) Lo captado por mí en mi recorrido es que hay un lenguaje del fantasma y un lenguaje del síntoma, o lengua del síntoma que es una especie de lengua esquizofrénica, porque no es lengua del órgano pero es una lengua del cuerpo, y hay otra cosa que es el deseo del analista que es como sin lengua todavía para mí (…) El problema con el fantasma, al captarlo uno, se puede supervisar, pero con el síntoma no es tan claro, porque el síntoma va dibujando un S de A tachada, va dibujando el recorrido que uno va haciendo de él, es decir, un lugar que el síntoma enmarca, que el síntoma puede ir delineando. Pero la relación con el deseo del analista es oscura, porque uno no puede orientarse como lo hace de la misma manera al captar el fantasma, que uno sabe que es lo que no se debe hacer. Uno no puede decir éste es el camino.
Lupe Tobía: La pregunta que me surge en este momento, es ¿cuál sería la diferencia entre lo que es hablar en primera persona y el nombre propio?
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· Presentación: La identificación desde Freud
Por José Miguel Ríos
El presente trabajo se basa en el capítulo VII, titulado “La Identificación”, del texto Psicología de las masas y análisis del Yo.[i]
En este apartado Freud se aleja un poco de lo que venía exponiendo hasta el momento, a saber, la psicología de las masas, sus componentes, características, efectos y mecanismos. Y es a raíz de estos últimos que se pregunta si podría haber otros tipos de ligazones afectivas que convirtieran una multitud en una masa.[ii] Su respuesta fue afirmativa, se refería en efecto a un fenómeno que ya había tenido ocasión de estudiar años atrás. Se trataba de las identificaciones.
Lo primero que se puede decir es que la identificación es la más temprana exteriorización de una ligazón [iii] con otra persona y que antecede al complejo de Edipo.[iv] Esto se manifiesta cuando el niño toma como modelo al padre, en palabras de Freud, lo toma en su ideal. Esto con relación al progenitor masculino, con relación al femenino sucede que el niño toma –a la madre- como objeto amoroso por vía del tipo del apuntalamiento, es decir, el tipo anaclítico.[v]
Tenemos entonces lo siguiente, por un lado el niño toma como modelo al padre y, del otro, toma como objeto a la madre. Se podría decir que del lado del padre se encuentran las pulsiones yoicas –más adelante conocidas como pulsiones de muerte- y del lado de la madre, las pulsiones sexuales –pulsiones de vida-. Señalaba esto con el propósito de identificar las relaciones que entran en juego con los progenitores. Si el niño se relaciona con la madre tomándola como objeto de sus pulsiones sexuales por vía del apuntalamiento. ¿La relación con el padre sería entonces una relación del tipo narcisista al estar inmiscuidas las pulsiones yoicas en dicha relación?
Ye en el complejo de Edipo -nacido a consecuencia del entrelazamiento de ambos lazos parentales- el pequeño nota que el padre es un estorbo. Es así como su identificación, tierna al principio, se torna hostil.
Luego de la entrada al Edipo Freud nos dice que el destino de la identificación al padre es incierta. Puede ocurrir que el complejo de Edipo se invierta. Que se tome como objeto al padre en una actitud femenina. De esta forma, la identificación con el padre se convierte en precursora de la ligazón de objeto, objeto amoroso que recae sobre él. Se podría decir entonces que la identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto.
Siendo así, cómo se distinguiría entre una identificación –en este caso con el padre- y una elección de objeto. Freud responde que en el primer caso de lo que se trataría sería de un querer ser, mientras que en el segundo de un querer tener. La diferencia dependería entonces de la caída de la ligazón, sea esta en el sujeto o en el objeto. Freud agrega además que la identificación aspira a configurar el yo propio a semejanza del otro tomado como modelo.[vi]
Progenitores | Padre | Madre |
Lazo | Modelo | Objeto |
Objetivo | Querer ser | Querer tener |
Tipo de relación | Narcisista | Anaclítico |
Identificación | ? |
Para esclarecer un poco lo anterior Freud propone revisar la identificación y su papel en la formación de síntomas neuróticos. De esta forma, distingue 3 mecanismos de formación de síntoma y 3 tipos de identificación:
- En primer lugar tenemos la formación histérica de síntoma, donde se encuentra una identificación con el rival. La identificación puede ser la misma que la del complejo de Edipo, en la cual existe un sentimiento de hostilidad hacia el rival.
Por ejemplo, Una niña obtiene el mismo síntoma que su madre. Una tos martirizadora. De acuerdo con lo dicho se podría decir que la niña, al querer sustituir a su madre expresando así el amor de objeto hacia el padre, hace que la conciencia de culpa se revele de la siguiente forma: “Has querido ser como tu madre, ahora lo eres al menos en el sufrimiento”.
- En segundo lugar, el síntoma puede ser el mismo que el de la persona amada. Expresándose allí una identificación con el objeto amoroso. Esto sucede cuando la identificación sustituye una ligazón libidinosa de objeto, dicho en otras palabras, reemplaza la elección de objeto por vía regresiva mediante una introyección de objeto en el yo. La elección de objeto es regresado al yo.
Un ejemplo de esto es el síntoma que Dora tomó, la tos, por identificación con su padre. Se observa así como el objeto amado se desplaza, digamos del exterior al interior del yo.
- El tercer mecanismo es distinto a los anteriores pues en él la identificación prescinde por completo de la relación de objeto con la persona copiada, es decir, el otro no es objeto de las pulsiones sexuales. Vale decir que en el primer caso la persona copiada no era tampoco objeto de las pulsiones sexuales propiamente dicha, pero sí lo era la una persona en común por quien madre e hija rivalizaban. Estas pulsiones se dirigían al padre, convirtiéndose éste así en un objeto en común. Hay que agregar además que estas identificaciones se diferencian de la identificación pre-edípica, en la cual se tomaba como modelo a uno de los progenitores, identificación al sujeto. Las identificaciones posteriores a esta son parciales, pues sólo toma una parte del otro, el yo toma prestado un único rasgo de la persona de objeto, la tos por ejemplo.
En el tercer mecanismo, donde según Freud no existe relación de objeto con la persona copiada, la identificación ocurre por vía de infección psíquica, es decir, por contagio. La identificación se genera sobre la base de poder o querer ponerse en la situación del otro, remite a un lugar. Se podría pensar entonces que se trataría de la empatía, sin embargo, Freud califica esto como erróneo, puesto que la empatía nace sólo de la identificación. Este tercer tipo de identificación se realiza cuando uno de los yo ha percibido en el otro una importante analogía en un punto y crea una identificación en este mismo punto. Luego, a causa de la situación patógena de esta identificación se desplaza al síntoma que el primer yo ha producido. Esta identificación por el síntoma muestra entonces un indicio de un punto de coincidencia que ahora permanece reprimido.
Por ejemplo, una muchacha recibe una carta de su amor secreto en el internado. La carta despierta en ella sus celos y reacciona con un ataque histérico. Algunas de sus amigas o muchachas enteradas del asunto pescan el mismo ataque histérico como algo contagioso. Esto sucede pues las otras querrían también tener una relación secreta, y bajo el sentimiento de culpa aceptan también el sentimiento aparejado.
j k l
Con estas nuevas puntualizaciones sobre la identificación Freud continúa con su investigación, esta vez tomando dos casos: la homosexualidad y la melancolía. Donde encontrará 2 tipos adicionales de identificación, diferentes, sin embargo, a las descritas hasta ahora. Diferentes por la amplitud con que el yo resulta modificado.
Para Freud la génesis de la homosexualidad radica en la fijación, en el sentido del complejo de Edipo, del joven con su madre. Se sabe que durante la niñez, el niño tiene sentimientos tiernos hacia sus progenitores, los sentimientos sensuales no han aflorado aún y se encuentran reprimidos. Más adelante, en la pubertad, estos sentimientos eróticos salen a flote siendo el momento de permutar a la madre por otro objeto sexual. Sin embargo, esto no sucede en la homosexualidad, el joven no abandona a su madre, se identifica con ella, se transmuda en ella y en su lugar busca objetos que puedan sustituir al yo de él, a quienes pueda amar y cuidar, tal como su madre lo solía hacer. De esta forma se identifica con el objeto resignado que lo ha sustituido, además de introyectar este objeto en el yo.
Freud toma como ejemplo el caso de Leonardo Da Vinci.[vii] Allí sostiene que la homosexualidad de Leonardo proviene por la ausencia de la amenaza de castración, lo cual produce una relación incestuosa en un Edipo indefinido con la madre, quien además es una madre fálica. Es por eso que Leonardo rechaza a las mujeres, mostrando así su fidelidad eterna hacia la madre idealizada. Ya en la adultez, por efecto del mecanismo planteado, elige a sus objetos desde la mirada de la madre, objetos con el modelo de su propia persona cuando niño. Es así como elegía a sus discípulos a quienes alimentaba, cuidaba y amaba tal como su madre lo solía hacer con él cuando niño.
Para dar una mayor explicación de esta introyección de objeto, Freud toma el caso de la melancolía. Esta tiene entre sus ocasionamientos más llamativos la pérdida real o afectiva del objeto amado, además de tener como rasgos principales la denigración de sí mismo, la autocrítica y los autorreproches. Freud descubre que, en realidad, todas estas censuras son dirigidas hacia el objeto, pues constituyen una venganza del yo hacia él. Y es, siguiendo con Freud, la sombra del objeto caído sobre el yo. Esto sería entonces lo que se conoce como introyección del objeto.
Por último, además de la introyección del objeto, la melancolía muestra algo más: Que el yo está dividido. Se encuentra fragmentado en dos partes, siendo una de ellas la que dirige los autorreproches, censuras, denigraciones y furias sobre la otra. Esta parte cruel es conocida como Ideal del yo. Esta instancia, herencia del narcisismo originario en el que el yo infantil se concentraba a sí mismo, que además incluye a la conciencia moral, tiene las funciones de la observación de sí, la censura onírica y el ejercicio de la principal influencia de la represión. Este Ideal del yo puede entrar en conflicto con el yo cuando existen entre ellos algunas diferencias. Dando como resultado que algunas veces el sujeto al no satisfacerse con su yo, lo haga con su Ideal del yo.
Bibliografía:
Psicología de las masas y análisis del Yo (1921). Obras completas, Volumen 18. Amorrortu Editores.
Introducción al narcisismo (1914). Obras completas, Volumen 14. Amorrortu Editores.
Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa. (1912). Obras completas. Volúmen 11. Amorrortu Editores.
Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci (1910). Obras completas, Volumen 11. Amorrortu Editores
[i] FREUD, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del Yo (1921). Obras completas, Volumen 18. Amorrortu Editores
[ii] Para Freud una multitud de seres humanos no es una masa sino hasta que se establece en ella algún lazo afectivo. Ibíd. Pág. 95.
[iii] Unión, trabazón, enlace de una cosa con otra.
[iv] FREUD, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del Yo (1921). Obras completas, Volumen 18. Amorrortu Editores. Pág. 99.
[v] Tipo de elección de objeto amoroso en el hombre, opuesto al tipo narcisista, en el cual las pulsiones sexuales se apuntalan al principio de satisfacción de las pulsiones yoicas, siendo los padres quienes contribuyen a acrecentar el erotismo en el niño. De esta manera las primeras personas que devienen objetos sexuales del niño serían aquellas que se encargaron de él, sobre todo la madre o el sustituto, un subrogado. [Tomado de: FREUD, Sigmund. Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa. (1912) e Introducción al narcisismo (1914). Obras completas, Volumen 11 y 14 respectivamente. Amorrortu Editores].
[vi] FREUD, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del Yo (1921). Obras completas, Volumen 18. Amorrortu Editores. Pág. Pág. 100.
[vii] FREUD, Sigmund. Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci (1910). Obras completas, Volumen 11. Amorrortu Editores.