Publicar como tercer texto para el Debate en la EOL a nuestra colega Mónica Torres, miembro del Consejo de la AMP, permite consistir como serie estos tres trabajos presentados en el debate americano en Paris el 1° de febrero por colegas de la EOL y a partir de acá abrir el Debate con las contribuciones que llegaron y que irán llegando. Mónica sitúa en la relación entre las Escuelas y la Escuela Una (suscribiendo la alocución de J.A. Miller del 22 de enero de 2000) la contradicción entre lo Uno y lo Múltiple que “se resolverá, cada vez, en una solución singular y política, a inventar por cada Escuela”. Ubicando fundamentalmente en el Pase la presencia de lo Uno “que representa lo éxtimo que legitima lo Múltiple”, se pregunta si estamos demasiado callados en Buenos Aires. Si bien ubica el momento de concluir en abril en Paris, su pregunta es propicia para abrir la partida. Su texto fue publicado en el JJ N° 95. Dudy Bleger 12 de Marzo de 2010 La escuela Una y las escuelas americanas Mónica Torres Evidentemente, todas las Escuelas se han constituido bajo la conducción de J. A. Miller. Sin embargo, es absolutamente necesario que las Escuelas conserven cierta autonomía, porque existen importantes diferencias culturales, políticas y sociales. Debemos, entonces, buscar una “dialéctica” equilibrada teniendo en cuenta diferencias muy evidentes. Para las autoridades de cada Escuela es, a veces, complicado encontrar el equilibrio entre la conducción centralizada y la necesidad de una autoridad propia en relación a los problemas locales. Formé parte del Consejo de la EOL dos veces, en dos momentos muy diferentes. Y las dos veces pude constatar la dificultad de conservar la autoridad frente a los miembros de la EOL y al mismo tiempo transmitir la orientación de la Escuela Una. Quisiera plantear el ejemplo de una situación que yo misma he vivido. En la ocasión de mi visita a la ciudad de Medellín, en Colombia (NEL) en junio del 2009, me encontré frente a un público y heterogéneo. El tema de las jornadas en “Género y sexuación” feministas, militantes, religiosas, etc., estaban presentes. Y, entre los documentos expuestos, se presentó un film titulado “Mujeres en guerra” en el que daban testimonios mujeres que habían formado parte de la guerrilla y esposas o compañeras de los paramilitares. Y contaban su odisea. ¡Y yo, tenía que hablar de las fórmulas de la sexuación! ¡Delante de semejante público! Con una realidad tan diferente de la que conocemos en Buenos Aires y ciertamente aún más diferente de la de París. Aquí se ponía en juego el saber hacer entre lo Uno y lo Múltiple que la Escuela Una siempre ha señalado como una contradicción necesaria. Voy a referirme a la alocución del entonces Delegado General de la AMP, J. A. Miller, el 22 de enero de 2000. De lo mucho que allí dice, y a lo que sigo suscribiendo, recortaré un párrafo: “…las Escuelas Nacionales y unilingües están hechas para durar; una escuela transnacional no podría reemplazarlas, ni absorberlas (…) al mismo tiempo, concebidas como emanando de una sola y única comunidad Internacional reunida en una, Escuela Una, las Escuelas (…) no podrán ser percibidas como las Secciones de esta Escuela Una. Encontramos aquí los términos renovados de esta noble y vieja contradicción de lo Uno y de lo Múltiple cuyos efectos en el seno de cada Escuela conocemos de memoria…” La fuerza del Uno, que existe, que vivimos en el seno de la AMP, que se ha hecho más consistente desde la creación de la Escuela Una en Buenos Aires, esa fuerza no amenaza a las Escuelas, si estas pueden acoger lo Uno, conservando lo Múltiple. El rasgo propio de cada Escuela en la coyuntura de su lengua, la política necesaria para cada país, incluso para cada región, debe ser asumido y sustentado por los miembros de cada Escuela. En primer lugar sus autoridades, siempre un poco cuestionadas…por esta misma difícil y a la vez necesaria contradicción. El ejemplo que di de mi viaje a Medellín, también muestra lo Uno y lo Múltiple dentro de la AMP América misma. La realidad de Medellín, a la que adapté la orientación lacaniana del mejor modo posible, no se parece en nada a la de Buenos Aires. Como tampoco a París. Lo Uno reúne y conserva en su seno, la contradicción de lo Múltiple que la vieja dialéctica hegeliana no va a resolver. No soy partidaria de imitar soluciones que son válidas para otros contextos. Al contrario, cada Escuela tiene que encontrar su modo de inventar cómo el principio orientador de la Escuela Una se encuentra con su situación propia. Se sigue así la Orientación Lacaniana, pero de un modo tal que sea tomado por lo Múltiple en su singularidad. De manera que la comunidad de cada Escuela se sienta a la vez reconocida en lo Uno y en lo Múltiple. Y en lo singular de cada uno. Cito a Heráclito: “Así se debe seguir lo que es común, logos, sin embargo los hombres viven como si cada uno tuviese su propio logos”. He aquí con lo que vivimos, tarea difícil si las hay, y a la que hemos dedicado una vez más, la reunión del Consejo de la AMP en este fin de semana. Es una contradicción con la que seguiremos conviviendo, que no se resolverá, sino cada vez, en una solución singular y política. Creo que es fundamentalmente en el Pase que la presencia de lo Uno es más clara y manifiesta. Es fundamentalmente por el Pase que adherí desde un principio al deseo de Miller de fundar una Escuela en Buenos Aires, ése sigue siendo mi deseo. Lo Uno representa lo éxtimo que legitima lo Múltiple. La presencia de Eric Laurent en el Cartel del Pase de la EOL, así lo demuestra. Como las nominaciones de Mauricio Tarrab y de Gustavo Stiglitz, Angelina Harari, un AE brasilero, lo demuestra también. Escucharemos sus testimonios en abril, en París. ¿Estamos demasiado callados en Buenos Aires? Ya lo expliqué en otra ocasión. Instante de ver, tiempo de comprender, llegará el momento de concluir cuando la EOL haga propio, a su manera singular, el Acontecimiento París. La extimidad garantiza la singularidad inextirpable. 15 de enero de 2010 |