Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano
DEBATE SOBRE EL PASE Y LA ESCUELA UNA
Editorial
Es un hecho que en el país del Psicoanálisis lacaniano, el Debate sobre la Escuela Una y el Pase no tiene fronteras ni europeas ni americanas y que las lenguas que habla no son un impedimento para “que se haga camino al andar”, como nos recordaba el poeta…
El Debate de la ELP-Nueva Serie de hoy publica una serie de textos en lengua castellana relativas a la Escuela Una y el pase que ha seleccionado del “El Debate de la Escuela Una – V” de la lista de la EOL, y de “En primera persona Nº 3” de la lista de la NEL. De estas publicaciones on-line de las Escuelas americanas hemos seleccionado algunos textos que El Debate ELP- Nueva Serie no disponía aún en castellano: Eric Laurent “El pase Uno, la variedad de dispositivos y el deseo de AE en las Escuelas” así como los textos de Elisa Alvarenga (EBP), Clara María Olguín (NEL), Mónica Marin (ELP) y Enric Berenguer ( NEL) .
Más allá de la pertenencia institucional de los autores a diferentes Escuelas de la AMP el Debate sobre la Escuela Una y el Pase no cesa de decirse… Se hace camino al andar…
Lucia D’Angelo
10 de febrero de 2010
El Pase Uno, la variedad de dispositivos y el deseo de AE en las Escuelas
Éric Laurent
En la apertura de esta Conferencia, querría señalar la variedad de la experiencia del Pase en la AMP, y al mismo tiempo la vectorialización del mismo por el deseo de AE que lo atraviesa.
Hace algunos años, un número de la revista La Causa freudiana tenía por título: « El Pase, ¿hecho o ficción? ». Ahora, sin duda, habría que decir: « Los semblantes del Pase y lo real en juego en la identificación al sinthôme ». Como lo subraya Jacques-Alain Miller en el JJ n° 75, el Pase ha obtenido semblantes creíbles en la ECF en 1982 a partir de la discusión línea a línea del reglamento de funcionamiento del dispositivo. Desde ahí, en la AMP, esta creencia firmemente establecida respecto de la necesidad de la experiencia ha producido una gran variedad de arreglos posibles de las instancias del dispositivo, y de lo que podemos llamar los semblantes del Pase. Lejos de la uniformidad nos las tenemos que ver con un abanico de soluciones.
El cartel de la EBP en un comienzo no ha estado compuesto más que por ex-AE. Eligieron como AME exterior a Graciela Brodsky. En la EOL, el último período ha visto un cartel mixto con 2 ex-AE, un AME, un pasador y un más-Uno exterior a la Escuela, el presidente de la AMP. El cartel de la FEEP presenta una fórmula mixta también diferente. En la ECF, el reglamento indica que “cada cártel está compuesto por tres psicoanalistas, de los cuales al menos uno es AE, un pasador, un más-Uno elegido por los 4 precedentes entre aquellos miembros de la Escuela que ejerzan el psicoanálisis”. El Pase no es únicamente deslocalizado, según los términos del JJ, además sus semblantes son particularizados.
De igual modo, el deseo de AE de estas Escuelas no es uniforme. Si la Escuela Una es el país en el que se hace escuchar el deseo de AE, este no está jamás masificado. Se guía por la historia y las resonancias del Pase en la particularidad de cada una de las Escuelas.
Es necesario primeramente distinguir las Escuelas americanas y las Escuelas europeas. Del lado de las Escuelas americanas, el deseo de AE siempre ha estado vivo. Debemos, sin embargo, diferenciar la EOL y la EBP en sus experiencias del dispositivo. La EBP al principio tuvo un cartel para la admisión de miembros en la Escuela por un dispositivo de “entrada por el pase”. Luego un cartel destinado a escuchar el pase final. A partir de ahí, el dispositivo nunca dejo de funcionar, nominando poco pero regularmente los AE. La EOL, después de un período fasto, tuvo una crisis que ocasionó la suspensión de la experiencia en 2005-2006. El retorno entusiasta a partir de 2006 ha producido numerosos pedidos y nominaciones. La NEL no tiene cartel habilitado para escuchar los pases finales, pero sus miembros se pueden presentar en otras Escuelas. Por el momento no tienen ningún AE nominado.
Del lado de las Escuelas europeas, fuera de la ECF, asistimos a un quiasma sorprendente. La SLP, que ha tenido en su momento un cartel habilitado de “entrada por el pase”, no lo tiene más. En cambio, sus miembros se presentan regularmente ante los carteles sea de la ECF, sea de la FEEP. Cuatro nominaciones fueron efectuadas estos últimos años por los carteles de la ECF, entre ellas recientemente la de Sergio Caretto, al que escucharemos en el Congreso de abril. Para la ELP, en cambio, dado que el cartel de la FEEP se reúne en España y que está compuesto de miembros de la ELP, no se presentan ante el mismo más que miembros de otras Escuelas. El único AE de la ELP actualmente en función ha sido nominado por un cartel de la ECF. En cuanto a la NLS, la más joven de las Escuelas, está en la misma posición que la NEL.
El quiasma europeo verifica – según mi entender – lo que decía Miquel Bassols en el JJ n° 75. La Escuela Una es lo que viene a añadirse a las Escuelas para “descompletar el pacto asociativo” que se expresa en los reglamentos y dispositivos. En la medida en que esta no se añada más, no hay más demanda de pase. En tanto que la Escuela Una no llegue a hacerse escuchar más, entonces no se habla más que de reglamentos y de votaciones, falta la chispa, como lo nota un texto del debate en curso. Cuando es el caso, sea cual sea la Escuela, ya no hay más enseñanzas ni discurso sobre el Pase, sólo subsiste la queja. Se puede reducir a: porqué no hay AE de tal Escuela, sobreentendiéndose ¿porqué no yo que me quejo? Es la Ley del corazón que se hace escuchar, y por lo demás también en su seno, un real que se hace sentir.
Cuando los pedidos dirigidos a los dispositivos en una Escuela atraviesan un momento difícil, queda la Escuela Una, el país en el que el deseo del AE puede hacerse escuchar. Las dificultades del pase en 2005 primero en la EOL y luego en la ECF ocasionaron una suspensión del procedimiento. Para la EOL, cuando la confianza en el dispositivo fue restaurada y la experiencia relanzada, con nominaciones efectivas, se pudo constatar hasta qué punto el deseo de AE estaba presente. De igual modo, ahora hemos podido constatar, luego de las últimas Jornadas de Paris con el aporte del entusiasmo de los nuevos participantes, cuán viva estaba la pasión por dar testimonio de los efectos del psicoanálisis sobre el psicoanalista psicoanalizante.
En esta conferencia, vamos a debatir sobre la renovación del dispositivo del Pase en la ECF. Será renovado también en la EBP y la EOL para el período 2010-2012. Estos dispositivos serán sin duda muy diversos, pero sabemos que por medio de estos dispositivos un deseo de AE no cesará de insistir en las Escuelas, vectorializando sus trabajos de manera decisiva.
[Traducción: Viviana Fruchtnicht]
Pase y Escuela Una
Elisa Alvarenga
Pase y Escuela Una son para mí indisociables. Y cuando se trata de comenzar un debate sobre la Escuela Una en Brasil, es inevitable hablar del pase, lo que comenzó a hacer Angelina Harari en su texto: «La política lacaniana: la EBP después del acontecimiento Paris y el ENAPaOL».
Yo me encontré por primera vez con el pase en 1991, después del lanzamiento, por Jacques-Alain Miller, de la «Cuestión de Madrid », que introducía la entrada por el pase en las Escuelas de la AMP. En esa época la EBP todavía no existía y yo volvía a Brasil desde Paris, donde había vivido y hacía mi análisis. Pedí entonces hacer el pase a la entrada en la ECF, con la idea de mantener un lazo estrecho con la Escuela en la que, hacía unos cuantos años, me formaba. La experiencia para mí fue inolvidable: fui tomada por un verdadero acontecimiento de cuerpo, con una claridad de ideas nunca experimentada de la misma manera. La tentativa de formalización de lo que había sido hasta ese momento mi análisis, me permitió entrever la posición de objeto que el analista ocupaba en la transferencia, produciendo la certeza de no poder retroceder frente a esa ganancia de saber-ahí y permitiéndome recomenzar mi práctica como analista practicante sobre nuevas bases. Pude participar efectivamente de la « Iniciativa Escuela » que apuntaba a la creación de la EBP, y formar parte de la lista de miembros al momento de su Fundación por Jacques-Alain Miller. Desde el comienzo mismo, por ende, el pase ha sido para mí un procedimiento «deslocalizado», en el sentido de que su funcionamiento iba más allá de las fronteras entre las Escuelas.
La EBP nació con el dispositivo del pase a la entrada para aquellos que querían devenir miembros, y yo fui entonces designada pasadora, función que me ha dado trabajo y alegría. Me entrevisté con colegas de todo Brasil – han sido, si recuerdo bien, 9 pasantes – y aprendí mucho con sus experiencias de análisis. Varios miembros de la EBP entraron a la Escuela por el pase.
La EBP no disponía de un cartel del pase para verificar el fin de análisis, pero se creó el dispositivo del pase bilingüe, del cual he sido también pasadora. Una de las pasantes de la cual yo escuché el pase en la EBP y lo transmití a la ECF fue nominada AE, antes de que yo pidiese mi pase de fin de análisis. Este fue realizado también en la ECF, Escuela a la que pertenecía mi analista y esta fue una nueva experiencia, totalmente distinta que la del pase a la entrada, ya en el año 2000. Lejos de un pase « perfecto », debí contar, después de la nominación, con un «control» sin prejuicios, que me ha permitido atravesar las inhibiciones, síntomas y angustias. El trabajo como AE fue una experiencia intensa, no solamente de transmisión en Brasil, donde pude avanzar a partir de cuestiones planteadas por mis colegas, sino también de intercambios con otros colegas AE de la Escuela Una, que compartían el mismo entusiasmo y de vez en cuando algunas angustias.
Finalmente, he tenido la experiencia de participar en un cartel del pase de fin de análisis, iniciado en Brasil en 2005. Se trata, una vez más, de una experiencia inédita, a partir de la contribución sin igual de cada colega que ha decidido confiar en el pase y en la EBP. Teniendo en cuenta las estadísticas presentadas por Yasmine Grasser en el JJ 70, así como los números presentados por Mauricio Tarrab en el JJ 85, se puede constatar que en Brasil los pedidos de pase han sido menos frecuentes – 12 pedidos en 4 años – ; lo que es comprensible, teniendo en cuenta que el número de miembros de la EBP es bastante menor y su dispositivo del pase tiene solamente 4 años de funcionamiento. El número de nominaciones de AE – 2 – proporcionalmente al número de pedidos es, sin embargo, significativo.
El trabajo del cartel del pase de la EBP es un ejemplo vivo del trabajo de la Escuela Una : un cartel creado por la AMP, compuesto por ex-AE – dos hicieron el pase en la ELP, uno en la EBP y otro en la ECF -, teniendo como Mas-Uno a Graciela Brodsky, que se reúne cada vez que se trata de verificar la posibilidad de una nominación de AE con un éxtimo, en nuestro caso Éric Laurent. Cuando el cartel encuentra los datos para una nominación es tomado por un entusiasmo que resuena en cada uno, de manera sorprendente, a partir de la transmisión de los pasadores. La transmisión de cada pasador pasa visiblemente por el hecho de que él es el pase, y depende del momento que atraviese en su propio análisis. Es por esto que yo pienso que, si bien la política de la enunciación analizante tiene su lugar en el avance del psicoanálisis y en el reclutamiento de nuevos miembros de la Escuela, el pase guarda su lugar incomparable para la verificación del fin de un análisis y del pasaje a analista.
Es con gran alegría que hemos nominado a Sérgio de Campos y que hemos recibido la novedad de la nominación de Angelina Harari, por el cartel de la ECF – Angelina muestra, una vez más, que el pase es de la Escuela Una. Con Ana Lúcia, tenemos ahora en la EBP tres AE en ejercicio, y pienso que estamos en buenas condiciones para la permutación. Ya sea por la composición de un nuevo cartel formado por AE con el más-uno anterior, o sea conformándolo de otra manera. Como nuestro dispositivo ha sido aprobado por la Asamblea General de la EBP el 1° de mayo de 2005, esperamos tener próximamente una orientación de la AMP para la permutación de los participantes del cartel y del Secretariado del pase, sino para posibles cambios en el funcionamiento, después de la Conferencia de la ECF sobre el Pase y de la Reunión del Consejo de la AMP.
Un dispositivo menos idealizado y menos exigente, que pueda verificar diferentes posibilidades de fin de análisis, a partir de lo que se está discutiendo en los JJ en torno al procedimiento, podría hacer, así lo espero, el pase más deseable para los colegas de la EBP, quienes ya ponen en práctica la nueva política de la enunciación. ¡Este es el momento indicado para que los miembros de la EBP, así como los « recién llegados » tomen la palabra en este debate sobre la Escuela Una!
Traducción: Viviana Fruchtnicht
Sobre la NEL
Clara María Holguin
Donde está la NEL? Donde estoy yo? Es que acaso este debate nos es ajeno? O quizá seguimos siendo demasiado nuevos-jóvenes para un debate sobre el Pase? Soy miembro de la NEL desde su creación en Buenos Aires – ya no tan nueva ni joven, ella, ni yo- pero aun con entusiasmo, me pregunto por nuestro silencio, al menos por el mío. En algunas ocasiones se ha mencionado –no sin acierto- como el significante que nombra la Escuela como nueva, logra atraparnos, petrificándonos. Puro significante al que haría falta un poco de carne.
Después de leer el último Journal, donde usted publica la carta de M. Tarrab, pude ordenar un poco mis ideas. Al comentársela, fue él quien me motivo a escribirle. Sugerí entonces una posible forma de enunciar el problema para la NEL.
Quizá debamos pasar no demasiado rápido. Hacer la diferencia entre “la política de la enunciación”, y “hacer de la enunciación una política”, permitiría decir que no hay “política de enunciación sin la enunciación de una política”.
La política de enunciación, bien se ha señalado, ha sido desde el inicio el Pase. Sin embargo que sea una política no implica necesariamente su libidinización. Qué falta para ello? Qué se requiere para tener en el horizonte el pase….querer terminar un análisis, dar un testimonio de ello?
Es aquí donde entusiasta acojo la iniciativa “la enunciación de la política”, no solo porque permite en algunos casos, hacer caer rígidas jerarquías, o en otros, hacer ver donde se está respecto a su formación analítica, sino porque pone a la orden del día, la orientación misma de la Escuela de Lacan, orientación a partir de la cual la enunciación es solo una: la relación de cada uno con su inconsciente. Es como ya se dijo “La renovación del pacto con el inconsciente”. Desde allí, creo podremos tener un chance, el chance de construir esta política, que no es otra cosa que libidinizar el pase, de tal modo, que las estrellas no dictaminen una dogmatica y mantengamos “la política de enunciación” ya señalada por Lacan.
Al terminar esta nota, hemos recibido por parte del Presidente de la NEL, Juan Fernando Perez, la muy grata noticia sobre el inicio de un debate al interior de la NEL. El Comité Ejecutivo de la NEL, en asocio con Lizbeth Ahumada, nuestra representante en el Comité de Acción de la Escuela Una, expondrá en la próximas semanas a toda la Escuela un conjunto de proposiciones destinado a aportar elementos para el esclarecimiento de la actual política de la AMP, conocida ésta bajo la expresión de política de desmasificación de la enunciación.
¡Buen comienzo!
Lo vivo de la ELP
Mónica Marin
Muchas gracias por provocarnos para salir del silencio sobre el pase en la ELP. Silencio que está presente desde los comienzos mismos de esta Escuela. En el primer Consejo, no supimos conseguir, no logramos prodigar a los AEs por toda la ELP, más allá del intenso trabajo que cada uno realizaba en sus respectivas Sedes y Comunidades. Algo no circulaba desde los inicios de la ELP, a pesar del ingente trabajo de todos y cada una de las instancias por ponerla en marcha.
Hay, sin embargo, otro silencio, que me parece que resuena mucho: el silencio del pase mismo.
Tomé parte en el dispositivo en dos oportunidades, la primera como pasadora y la segunda como miembro del cartel del pase que funcionó en 2005 – 2007.
¿Cómo transmitir la sorpresa y emoción experimentadas, al enterarme, por la llamada de un pasante, que yo era su pasadora?
Ciertamente, debo confesar que lo primero que me surgió fue que era un error, que se trataría de otra persona…y al instante, superado eso, ¡una emoción! ¡unas ganas de hacerlo!
Una vez realizadas las entrevistas con el pasante, fueron, a su pedido, varias, preparar el testimonio y el encuentro con el cartel: otra experiencia conmocionante.
Y el efecto sobre el propio análisis, de un antes y un después, así como un relanzamiento del deseo de Escuela.
Pero como podrá observar hablo del pasante en singular. Y es que en los dos años de pasadora, sólo me cupo recibir a un pasante de la ELP, qué silencio, ¿verdad?
Ya en el cartel, recibimos a los pasadores de tres pasantes.
Cada uno de los pasadores, habiendo preparado cuidadosamente sus testimonios, nos posibilitaron un trabajo intenso, que nos permitió trabajar sobre las singularidades de cada caso, en dos de los cuales pudimos verificar el fin de análisis, y en el tercero: experimentar la gran alegría de una nominación
Y ahí, sí: la reunión con el éxtimo, la prueba de la Escuela Una.
También oír al AE que nuestro cartel había nominado en Roma, ¡otra experiencia de Escuela Una!
Pero…, de los tres pasantes no había ninguno de la ELP: el silencio del pase en la ELP otra vez.
¿Qué nos pasa? ¿Qué es una Escuela que no produce –si me puedo expresar así- un AE?
Tercer silencio: el de los carteles, una y otra vez en las Asambleas nos lamentamos de la poca actividad de carteles…
Tal como Lacan los propuso, podemos entender tanto al cartel como al pase, desde el punto de vista institucional, como instrumentos anti didactas
Entonces el silencio de la ELP, haría resonar el silencio de las beatitudes y suficiencias que Lacan señala en su Escrito
¿Es eso?, ¿tendremos que interrogar entonces cuál es la situación del psicoanálisis en la ELP?
¡Sí, hagámoslo! hablemos de los análisis personales, de la práctica del control, presentemos nuestra clínica y hagamos surgir lo vivo de la experiencia oculto hasta ahora, bajo el manto de los tres silencios: sobre el pase, del pase y de los carteles.
¡Hagamos circular lo vivo de la ELP!!! Estoy segura que está.
Memorias de un pasador
Enric Berenguer
Me sorprende que sorprenda que la escuela invite a hablar en primera persona de la experiencia que cada uno ha hecho del inconsciente y de su relación con el dispositivo del pase. De hecho, esta llamada al testimonio no debería resultar chocante, si tenemos en cuenta que no hay enseñanza, ni transmisión, que merezcan ese nombre si no se hacen hablando en nombre de la experiencia analítica de cada uno. Cierto que parece más fácil ampararse bajo otros nombres, ya sea el de Lacan o el de Miller, pero, al fin y al cabo, lo sepamos o no, estamos siempre testimoniando cada vez que hablamos. Aunque sea testimoniar de la incapacidad, o la negativa, a hablar en nombre propio. Eso también se constata y marca un estilo, por ejemplo de denegación.
El compromiso de cada uno de nosotros, contraído el día, a veces lejano, en que manifestamos nuestro deseo de pertenecer a la Escuela, heredera de la de Jacques Lacan, era entre otros el de sostener – frente a otros discursos que pueblan el mundo – que consideramos que el análisis mismo es lo esencial en la formación de los psicoanalistas. ¿Qué impediría hablar de ello?
El testimonio, hasta hace poco, asociado a un pase idealizado, quedaba como algo lejano. En esta revisión del lugar del pase, el testimonio se acerca y está al alcance de cada cual, como la aportación que cada uno puede hacer al avance del psicoanálisis.
Por otra parte, una inhibición con respecto al pase y el testimonio (mayor en unos ámbitos de la AMP, alcanzando la dimensión de un verdadero síntoma) sólo en parte puede explicarse por la idealización del pase. Otra parte de la cuestión concierne a si de verdad se confía en los análisis que se llevan a cabo, a si de verdad se ha apostado por ellos lo suficiente como para que se pueda transmitir algo sobre sus resultados. En el dispositivo, ciertamente, pero también en otros dispositivos, como los que ahora inventa la Escuela, al llamar por ejemplo a testimoniar de la experiencia de cada uno en jornadas o congresos.
El pase no debería ser tan lejano, porque los análisis no deberían serlo. A veces hay una comodidad en la lejanía, que fácilmente se disfraza de impotencia y que produce una versión específica del análisis infinito. Pero el pase siempre está más cerca del análisis de lo que parece. Y esto se entiende mejor si no se considera el pase únicamente desde la perspectiva de la nominación del AE. La mayor parte de pedidos de pase no han conducido a una nominación, pero ello no impide que hayan sido, para todos aquellos que han intervenido en el dispositivo, una enseñanza sin igual.
Lo dice alguien que fue pasador – tuvo esa fortuna – y que recuerda muy bien cómo aquella experiencia transformó su relación con el psicoanálisis, su forma de desempeñar su función como analista. Pero que recuerda igualmente cómo cada una de las personas que solicitaron el pase obtuvieron un beneficio claro de la experiencia del testimonio ante los pasadores, así como de la respuesta del cartel. En efecto, una no nominación puede ser también una enseñanza que relance el deseo de análisis en una buena dirección, o que impida que tal deseo se agote en una dirección sin salida.
Pero me centraré algo más en mis recuerdos de pasador. En primer, lugar, el entusiasmo, el sentimiento de haber sido elegido para acoger lo más íntimo de la Escuela y lo más íntimo de la aventura de un sujeto: sus deseos, sus apuestas, el modo en que para él se plantea la cuestión fundamental de cómo autorizarse en su experiencia analítica para ocupar de la mejor manera el lugar. Luego la lógica preocupación por estar a la altura, como depositario, de tan precioso depósito. El reto que constituye encontrar la mejor manera de transmitirlo llegado el momento. La emoción también de transmitir ese mensaje precioso a los colegas del cartel, que son capaces de escucharlo con el mayor respeto, con una atención infinita al detalle, apuntando siempre, más allá de lo universal, incluso de lo particular, a la verdadera singularidad de un sujeto, sus soluciones, sus invenciones.
Puedo decir, pues, como un recuerdo concreto de la influencia del mecanismo del pase en mi formación como analista, que puedo situar el día – una fría mañana, en París, tras una carrera extenuante por los pasillos del Charles de Gaulle para no llegar tarde – en que conocí de verdad, por primera vez, no de una forma teórica sino eminentemente práctica, ese borde en el que algo de la singularidad empieza a trazarse a partir del modo particular en que un sujeto trasciende las posibilidades, siempre limitadas, de aquello que podemos situar como modalidades del síntoma. In statu nascendi… un poco más allá de lo que el propio pasante podía situar. Pero no me cabe duda de que algo del dispositivo le ayudaría a él a recuperar su brújula.