No. 2
Febrero 2 del 2010
Debate en torno a:
• El pase en la NEL
• La política de desmasificación de la enunciación
• La relación Escuela-Escuela Una
Moderadores
Lizbeth Ahumada ( [email protected] )
Juan Fernando Pérez ( [email protected] )
Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, notas y observaciones sobre los temas del debate. Éstos pueden ser enviados a uno de los moderadores.
En este número
• Editorial
• Una estrategia de formación y su más allá por Gloria González
• El pase y sus avatares en la Escuela por Astrid Álvarez de la Roche
• Apuntes al debate de la AMP, una mirada a nosotros por Clara Ma. Holguín
• Carta de Antonio Aguirre
• Destacamos
****
Editorial
El debate sobre la política de la enunciación y sus correlatos lógicos, el pase y la relación entre la Escuela y la Escuela Una, ha comenzado en la NEL.
En este No. 2 damos a conocer las primeras reacciones a la propuesta de En primera persona , dirigida a los miembros, asociados y amigos de la Escuela.
Los lectores hallarán textos de miembros y asociados de la NEL-Bogotá y de la NEL-Guayaquil, así como una sección que llamaremos Destacamos, en la cual recogeremos fragmentos de este debate, divulgados en otras Escuelas de la AMP.
Así, se podrán hallar en este número consideraciones diversas de:
– Gloria González, quien se pregunta si acaso la política de la enunciación ¿podrá producir un exceso de enunciación, acting outs, aún pasajes al acto? También, si hablar a cielo abierto, si bien en forma calculada, de la relación de cada uno con su inconsciente ¿qué efectos institucionales podrá producir en la NEL? Al acoger las tesis que sustentan la política en debate, propone elementos valiosos acerca de tales interrogantes
– Astrid Álvarez por su parte, considerara el tema del debate situando algunos significantes que usamos en el No. 1 de En primera persona . Éstos son “santos”, “milagros” y “ángeles”. El lector hallará en este texto una original reflexión que suscita el debate en una integrante de la NEL.
– Clara María Holguín lanza “una mirada sobre nosotros” y a partir de allí destaca su entusiasmo acerca de las perspectivas que abre la política de la enunciación. Es un claro estimulo a la discusión y al trabajo en la Escuela en esta perspectiva.
– Y Antonio Aguirre, miembro de la NEL-Guayaquil, se pregunta por los llamados “bandazos” en la AMP, y propone una interesante interpretación al respecto.
– En primera persona abre la sección Destacamos; sus moderadores destacaremos allí fragmentos de interés sobre los temas del debate en la AMP. Hoy ponemos el acento sobre un tema poco examinado en general, si bien crucial: los pasadores.
Finalmente y para introducir en el boletín la discusión acerca de la relación Escuela-Escuela Una subrayo mi convicción personal en que se trataría de un paso adelante para la NEL, y en la perspectiva de fortalecer la relación de la Escuela con la Escuela Una, que llegara a tener vigencia en la AMP la proposición de Graciela Brodsky, recientemente expresada en el JJ 73, según la cual resultaría posible transformar los carteles del pase en “carteles de la Escuela Una”. Tal como lo indica Graciela Brosdky, se trataría de carteles compuestos por colegas de diferentes Escuelas y “eso resolvería muchos problemas, desde incompatibilidades hasta las dificultades locales de constitución de los carteles”.
Juan Fernando Pérez
***
Una estrategia de formación y su más allá
Gloria González
Miembro NEL-Bogotá
Cuando leí el título de este boletín de la NEL pensé que el mismo corresponde a una especie de traducción de los términos en los que ha sido enunciada la nueva política de la AMP. Hablar en primera persona, es justamente el llamado que se nos hace a los analistas hoy en el Campo Freudiano. Es decir, que a partir de la política de la enunciación, se nos convoca a hablar con nuestras propias palabras y desde una posición de analizante, de la lectura que hacemos de nuestro inconsciente.
La novedad en ocasiones nos intimida, en otras constituye un impulso. En mi caso, cuando escuché por primera vez la propuesta surgieron las dudas. ¿Estaríamos en la NEL a la altura de empezar a hablar de nuestro propio caso? ¿Cómo transmitir la política sin que se sintiera como una imposición? ¿De qué manera prevenir entre nosotros un exceso de enunciación, el acting out, aún el pasaje al acto? Pero la duda, lo sabemos, aparece como obstáculo a la acción, ella está al servicio de la inercia que habría que conmover en muchos de nosotros. Mis dudas se matizaron en Buenos Aires, durante el pasado ENAPAOL, cuando escuché a los analistas hablando de sus propios casos, con la humildad y la serenidad que puede encontrarse en quien habla de algo que les es propio. Entendí que hablar de la relación con el inconsciente es lo mínimo que podemos hacer quienes nos decimos analistas y que cada uno lo hará a la medida de su recorrido.
Es muy interesante que en un momento en el que estamos trabajando alrededor del tema del semblante, con esta propuesta se ponga en cuestión uno de los semblantes más fuertes de nuestro tiempo, el del saber. Ante el culto que rinde Occidente al saber verificable, comprobable, susceptible de ser tomado por la estadística, ese saber que sirve para formar comunidades y afianzar identificaciones; la AMP responde con un llamado a sus analistas para que pongan al servicio del progreso del psicoanálisis, el modesto saldo de saber que cada uno haya ido produciendo en su propia experiencia como analizante de su inconsciente.
La desmasificación de la enunciación, como también ha sido llamada esta política por parte de J.-A. Miller, constituye entonces una posibilidad para dar lugar al saber individual. Por esta razón, si bien se inspira y tiene como horizonte el pase, me parece que constituye para nosotros, una estrategia privilegiada de formación, que prepara el camino para la formalización final de la experiencia que se realizaría por la vía el dispositivo del pase.
El saber que interesa entonces al psicoanálisis tiene el estatuto de un producto, sea que se trate de un producto de orden particular o de orden singular. En el primer caso, ese saldo particular constituye una conquista necesaria, aunque no suficiente, para acceder a lo más real, lo más íntimo del sujeto, aquello de lo que se espera se dé cuenta en el pase. A eso me refiero cuando hablo de la estrategia de formación y su más allá… el pase.
Es así como he entendido esta política, como algo que nos puede permitir que el pase se vaya constituyendo para los integrantes de la NEL en un horizonte menos ajeno, como algo que facilite la construcción de ese saber, que como señala Lizbeth Ahumada es “un saber a producir que haga las veces de marco de la contingencia de una nominación como AE”.
La Nueva Escuela Lacaniana ya no es tan nueva. Su tiempo es el tiempo del Campo Freudiano en tanto formamos parte de él, es el tiempo del debate y de la revisión, allí donde “ningún reglamento es válido para siempre” (J.-A. Miller, JJ 68). Estar a la altura de ese tiempo implica para nosotros tomar la palabra y hacerlo en primera persona.
****
El pase y sus avatares en la Escuela
Astrid Álvarez de la Roche
Asociada NEL-Bogotá
En este instante me convoca un debate: el de la AMP hecho en la NEL.
Aquellos que me conocen saben de la relación particular que sostengo en la actualidad con la Escuela.
Saben de mi trabajo, de la manera que como respuesta a un real he logrado configurar, que incluye como ejemplos la revista digital Consecuencias (del Departamento de Psicoanálisis y Filosofía – Pensamiento contemporáneo del CIICBA, Instituto del Campo Freudiano, desde el Consejo Editorial), el AMP Blog (desde el Comité de redacción) y Psicocity –Blog de la NEL Bogotá– (desde el equipo web moderación).
Sigo en presencia en formación.
¿Daría esa presencia, como la del santo, el “milagro del AE”? No, si se lo entiende como fenómeno por intervención divina; sí, cuando se lo entiende como ese encuentro que cómo el amor no se puede calcular por anticipado (referencia de Miller, en entrevista para Psychologies Magazine, octubre 2008, N° 278, publicada en AMP Blog el 7 de octubre de 2008).
Santos, milagros, ángeles…
Sí, creo en algunos ángeles (a partir de la pregunta lanzada por Lizbeth Ahumada en el N° 1 del Boletín Aperiódico de la NEL que circuló por NEL Debates el 25 de enero de 2010, publicado en el AMP Blog el 26 de enero de 2010), como Ser de creencia, un semblante.
Ahora, que el Ser sea inmaculado, eternamente de la guarda, custodio de algún misterio incapaz de la buena pregunta… en eso no creo.
¿Por qué? Porque eso se aleja de la orientación de aquella polimorfia del niño, del sujeto-niño. En esto, en dicha “perversión”, en la de la pulsión, en eso, sí creo.
Ahora, que ello “sea” un ángel o no, eso es un tema.
¿Ángel del AE? ¿Guarda o caído? ¿Intra o extra territorial? ¿Afirmado, negado, reprimido, denegado, forcluido? ¿Expulsado del paraíso, en pena, en pecado, en espera Prometida?
Yendo a referencias no “extrasensoriales” o de un mundo asexuado, incluso paranormal, traigo lo que ha sido para mí el saldo de un reciente control: si mi trabajo ha tenido partido en un lugar atópico esto no quiere decir que sea ilimitado, que todo quepa allí, o que sea imposible de ser localizado, ubicado. Es claro.
La “materia del cuerpo”, del goce y su objeto, no es entonces vulgaridad, chabacanería, generalidad.
Me entusiasma continuar en la formalización de dicho lugar, de donde emana (se eleva) el deseo, que es el singular, el de este analista en formación, y dadas coordenadas, arquitectura, bordes, límites, rodeos y vaciados específicos.
¿Qué se sabe del deseo? ¿Qué noticia sería y no su expresión?
El deseo mueve al sujeto, lo despierta, parte de un sin sentido y causa responsabilidad, atrapa, condensa y emana Luz, permite hacer con restos, retomar productos, relanzar lazos.
Un asociado, reasociado, ¿qué hace eso con un pase?
Una orientación, la de la AMP, sirve para un signo en el universo de operación y proyección.
Esto funciona para mí, día a día, como una especie de Ángel: uno que hace de la no-relación el faro paradójico de una relación.
De este modo es, en esta tópica y para este sujeto.
Pero como la cuestión no es en soledad, entonces resta otro tema por trabajar: la pregunta por la manera específica de hacer de este Ángel cierto factor para el espíritu del entre-varios en esta Escuela.
****
Apuntes al Debate de la AMP, una mirada sobre nosotros
Clara María Holguín
Miembro NEL-Bogotá
¿Dónde está la NEL? ¿Dónde estoy yo? ¿Es que acaso este debate nos es ajeno? O ¿quizá seguimos siendo demasiado nuevos-jóvenes para un debate sobre el pase? Como miembro de la NEL desde su creación en Buenos Aires –ya no tan nueva ni joven, ella, ni yo– pero aun con entusiasmo, me pregunto por nuestro silencio, al menos por el mío. En algunas ocasiones se ha mencionado –no sin acierto– como el significante que nombra la Escuela como “nueva”, logra atraparnos, petrificándonos. Puro significante al que haría falta un poco de carne.
Después de leer el Journal de Journées No. 85, donde se publica entre otras la carta de M. Tarrab, pude ordenar un poco mis ideas, para sugerir una posible forma de enunciar el problema para la NEL.
Quizá, debamos pasar no demasiado rápido. Hacer la diferencia entre “la política de la enunciación”, y “hacer de la enunciación una política”, permitiría decir que no hay “política de enunciación sin la enunciación de una política”.
La política de enunciación, bien se ha señalado, ha sido desde el inicio el pase. Sin embargo que sea una política no implica necesariamente su libidinizacion. ¿Qué falta para ello? ¿Qué se requiere para tener en el horizonte el pase… querer terminar un análisis, dar un testimonio de ello?
Es aquí donde entusiasta acojo la iniciativa “la enunciación de la política”, no sólo porque permite en algunos casos, hacer caer rígidas jerarquías, o en otros, hacer ver dónde se está respecto a su formación analítica, sino porque pone a la orden del día, la orientación misma de la Escuela de Lacan, orientación a partir de la cual la enunciación es solo una: la relación de cada uno con su inconsciente. Es como ya se dijo “La renovación del pacto con el inconsciente”. Desde allí, creo podremos tener un chance, el chance de construir esta política, que no es otra cosa que libidinizar el pase, de tal modo, que las estrellas no dictaminen una dogmática y mantengamos “la política de enunciación” ya señalada por Lacan.
La iniciativa En primera persona nos abre las puertas, proponiendo el “intercambio posible entre el Uno irrevocable de la primera persona y el Uno de la orientación al que aspira la Escuela”
Buen comienzo. ¡!
****
Carta de Antonio Aguirre
Querida Lizbeth.
Me alegra tu propuesta, con Juan Fernando, para el boletín. He leído la discusión en torno a los llamados “bandazos” en la AMP: que lo sean o no lo sean, que se trate de un caminar a tientas, que se trate de estrategias nuevas coherentes con la situación cambiante. Podemos invocar otras figuras: restaurar el filo cortante, cuando éste se desgasta; mantener la ruptura freudiana, cuando la cultura la cierra; insistir en la crítica constante a los compromisos que degradan. En la administración las cosas se ven en términos de decisiones, orientaciones, directrices. Se habla de “políticas”, de acatamientos, seguidores, resistencias, y cosas así. Pero en el uno-por-uno, las cosas son ambiguas, sintomáticas; el analista considera el carácter tendencioso de sus actos, uno por uno. Es lo poco que te puedo comentar por lo pronto. Ya habrá oportunidad.
Saludos y abrazos.
Antonio Aguirre
Miembro NEL-Guayaquil
****
Destacamos
Fragmentos y textos divulgados en las Escuelas de la AMP sobre el debate actual.
Hoy, textos tomados de: El Debate de la ELP, Nueva serie del 27 de enero de 2010 (24). Debate sobre el pase, Sobre los pasadores [de la Brochure del pase – Nº 1 en JJ].
*
El pasador «Placa sensible»
Patricia Bosquin-Caroz
JJ, 63
El pasador es un elemento clave del dispositivo del pase. De alguna manera es el eje. Ni su designación ni su función pueden ser tomadas a la ligera. A este respecto Lacan evoca el término “placa sensible” al que, en su Proposición, opone el del juicio, exclusivamente reservado a los carteles. Es decir, que no hay instrucciones del pasador. Se trata de que sea un testigo receptivo y animado por el deseo de dejarse enseñar. Hace cerca de 10 años, al final de mi análisis, me enteré de que acababa de ser designada pasadora. Era el momento en que me disponía a solicitar entrar en la Escuela por el pase. Correspondía a una primera percepción sobre la manera de gozar que animaba mi palabra de analizante. El momento, por tanto, era sensible. Buscaba en los textos un saber que me dijera cómo hacer. Silencio. ¡Qué suerte! ¿Cuál fue entonces mi guía? Mi deseo de saber qué es el pase. Únicamente me animaba ese deseo. Iba al encuentro de los pasantes curiosa, apasionada… sensibilizada. Entonces la Escuela también lo era, era sensible.
*
De Esthela Solano-Suárez
JJ, 60
El debate abierto recientemente sobre el pase en el JJ, se inscribe siguiendo las consecuencias de las últimas Jornadas de la Escuela [la ECF]. Se comprueba desde entonces que la corriente del deseo que emana de él ha agujerado nuestros intercambios habituales con respecto al psicoanálisis en intención, permitiendo de este modo a otras voces hacerse escuchar, otras diferentes de las de los AE o de los miembros de los carteles.
*
El momento de la designación de pasador
por Bernard Lecoeur
¿En qué circunstancias fui designado pasador? Me encontraba en un momento de auténtica desorientación en mi cura ya que la cuestión del deseo planteaba una reformulación. Había que responder sin el auxilio de la galería de los ideales. Un “¿qué quieres?” privado de los argumentos de la persona.
“Le designo como pasador, así sabrá dónde está”. El analista tomaba acto de la dificultad encontrada respecto al sentido y, al mismo tiempo, abría una vía por la que el deseo podía anudarse no solamente a la cura sino al psicoanálisis.
El momento de la designación de pasador merece reflexión. Es una encrucijada en la que se cruzan las exigencias de interpretación –acertar y provocar olas– y las introducidas por una nueva orientación que establece el pase según una perspectiva: pasante, pasador, cartel. En ese momento, la cuestión del sentido para el pasador, consiste a hacerse el vector de un decir.
Traducción: Julia Gutiérrez y Carmen Cuñat
*
El chiste y la invención del pasador
Pierre Naveau
Me planteo una cuestión. Decir, como lo hace Lacan, que el pase tiene la estructura del chiste y que el pasador es el pase, implica que el momento crucial en el pase sea aquel en el que el pasador habla del pasante al cartel. ¿Logra el testimonio del pasador hacer reír al cartel, hacer surgir en él la alegría de decir sí? La enunciación del pasador es, en ese momento, decisiva.
Algo extraordinario se ha producido al acercarse las Jornadas: «Sí, voy; propongo intervenir, aunque me digan que no». Sin embargo, muchas intervenciones adquirían en alguna de sus esquinas un acento cómico, hacían reír. Se trataba entonces, de reírse de si mismo. El público estaba directamente (en palabras de Serge) concernido.
En el pase, el pasante también llega a «reírse de sí mismo» desde el momento que se siente aligerado de lo que le estorbaba y obstaculizaba. Pero este «reírse de si mismo» pasa por el pasador. Y si el cartel no ríe la culpa, eventualmente, recae sobre él. Hay una diferencia entre el pase y la intervención en las Jornadas.
Mi pregunta, por tanto, es la siguiente: ¿Se ha sostenido ese Voy del «hablar de si y hacer reír de si mismo» durante las Jornadas en un «quiero hablar de mí, contar un pedazo de mi historia e incluso, reírme de mi mismo, pero con la condición de ser yo el que, sobre la escena mi propia enunciación, me burle de mi mismo.»?
Una pregunta así valora la invención de Lacan del pasador. En el pase, el acento se pone en el Se habla de mi en lugar de Yo hablo de mi. Es a lo que, a pesar de su orgullo, consiente el pasante que hace el pase.
Traducción: Julia Gutiérrez y Carmen Cuñat
*
Igualmente destacamos:
En su “Breve nota sobre el pase y los pasadores a la luz de las Jornadas” [JJ Nº 58-17 de noviembre de 2.009), Jean- Daniel Matet, Presidente de la ECF, se pregunta: “¿Hay que suprimir a los pasadores?” Y responde: “Eso sería verdaderamente renunciar a una función importante en el dispositivo institucional respecto a la cual nos damos cuenta que va más allá del pase mismo.” Y agrega: “¿Habría que encontrarse directamente con los pasantes cuando el cartel choca con una dificultad para tomar posición? Eso sería no tener en cuenta, una vez más, la importancia de la función de los pasadores.”
*
Finalmente destacamos en este número lo señalado por Véronique Mariage, de la ECF, quien precisa: “Ser nombrada AE fue una suerte, y me ha permitido transmitir lo que era para mí lo más precioso, como había hecho en mi experiencia como pasadora: extrayendo un hilo a partir de lo que se produjo al final de mi análisis. Mi testimonio fue enseñanza de AE. Después fue sustituido por muchos de mis colegas de la escuela y de la AMP que han destacado su forma epistémica. ¡Así pues, haciendo hablar al Otro! No fui un AE “como debe ser…” La enseñanza del AE es subjetiva, singular aparte del número de años o de un saber hacer determinado. ¿Sabremos tenerlo en cuenta para el futuro del pase y del psicoanálisis?”
****