NEL-Maracaibo
ARCHIPIÉLAGO VIRTUAL Nº 13 En esta oportunidad Luis Iriarte, miembro de la Nel-Maracaibo, nos ofrece sus reflexiones en torno al goce desde la posición del toxicómano y a la factibilidad de una intervención que posibilite la ruptura de su relación con el objeto-droga.. Esther Bromberg UNA POSIBLE SALIDA AL LAZO Jacques Lacan en « Televisión » hace referencia a una posición que pueden elegir ciertos seres hablantes para afrontar esa realidad en la cual se encuentran inmersos. Lacan lo llamó la ética del soltero [1]. En la actualidad, podemos ver como ciertos individuos asumen dicha ética para responder a los malestares que le generan las situaciones de la vida contemporánea. Un ejemplo de ello puede observarse en algunos toxicómanos, pues en ellos la satisfacción por el objeto-droga hace que prescindan de cualquier relación posible con una pareja de carne y hueso. Frente a esta decisión que toman algunos toxicómanos me surge una pregunta relacionada con el goce que se juega en esta posición. Así mismo, también me cuestiono cómo podría realizarse desde el psicoanálisis lacaniano una intervención para esta ética, que posibilite una separación con ese objeto-droga. Con respecto a mi primera pregunta, referente al goce que se presenta en esa ética del soltero, encontré una frase de Jacques-Alain Miller en su curso El partenaire-síntoma que puede ayudarme a entender qué sucede en esa operación cínica. La frase dice así: « El goce se produce siempre en el cuerpo del Uno pero por medio del cuerpo del Otro. En este sentido, el goce es siempre autoerótico, siempre es autístico. Pero al mismo tiempo es aloerótico porque siempre incluye al Otro, incluso en la masturbación masculina, en la medida de que el órgano del que se trata está fuera del cuerpo… » [2]. Entonces, a pesar que el goce ocurre en el cuerpo propio, hace falta servirse del cuerpo del Otro, de una parte del cuerpo del Otro, para que se produzca el goce en el cuerpo del Uno. Lo que podría plantearse con respecto a la ética del soltero, es que no se requiere de esa parte del cuerpo del Otro para gozar del propio cuerpo, pues se ha encontrado un objeto que viene a suplir esa función (de medio de goce) que cumple la pareja. En esta posición cínica, el partenaire, en tanto que sirve para gozar del propio cuerpo, ha perdido su valor ya que se presenta una convicción en torno a ese objeto. Esta convicción está presente pues el objeto, en este caso el objeto-droga, proporciona una satisfacción efectiva ya que los efectos se perciben de forma inmediata; algo que no sucede con una pareja de carne y hueso, donde se requiere un poco más de trabajo. Ante este escenario me pregunto por un tratamiento para esta ética; pues actualmente se ve más reflejado en las respuestas que se presentan para enfrentar los distintos malestares de nuestra cultura. Hay que considerar que en esta ética existe una relación dialéctica con el objeto-droga, y que está relación no permite la entrada de un tercero que vaya a realizar una separación. Por ende, la intervención en estos casos, tendría que apuntar al goce que se despliega en dicha posición con la finalidad de realizar un corte en esa relación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aquello que vendrá como un tercero para realizar una separación en esa relación dialéctica va a depender de la singularidad de cada caso. Se trata entonces de hacer que ese parlêtre despliegue su lógica en la sesión, que vaya hablando hasta poder encontrar algo del mundo simbólico donde inscribir y dar sentido a ese objeto. Otra orientación que nos puede servir a este respecto se encuentra en el Seminario Aun de Lacan, específicamente en su clase del 19 de diciembre de 1972, donde expresa una frase con la cual podríamos entender como a través de la palabra o por medio del significante se puede circunscribir el goce implícito. La cita de su seminario dice así: « Un cuerpo es algo que se goza. No se goza sino corporeizándolo de manera significante […] El significante es la causa del goce. Sin el significante ¿cómo siquiera abordar esa parte del cuerpo? ¿Cómo, sin el significante, centrar ese algo que es la causa material del goce? Por desdibujado, por confuso que sea, una parte del cuerpo es significada en este aporte » [3]. A partir de esto se puede esbozar que la intervención posible sería aquella que permita señalar ciertos significantes que mantienen al ser hablante fijado en esa posición cínica, donde prescinde de una pareja de carne y hueso para quedarse con el objeto-droga encontrado. Mediante el surgimiento de aquellos nombres que eligió para constituirse puede captarse la parte del cuerpo que fue significantizada por el lenguaje y que posibilita el goce en el cuerpo del parlêtre. Y así puede irse observando de que manera se relaciona su posición subjetiva con dicha ética del soltero. Luis Iriarte (*) Resumen de un artículo que lleva por título « Un lazo intoxicado por la ética del soltero », publicado en Phamarkon Nº 11. Publicación de Grupos e Instituciones de Toxicomanía y Alcoholismo del Campo Freudiano. Grama Ediciones. Buenos Aires, Argentina. Octubre 2009. [1] Lacan, Jacques. Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión. Pág. 130. Editorial Anagrama, 1996. [2] Miller, Jacques-Alain. El Partenaire-Síntoma. Cursos psicoanalíticos de J.-A. Miller. Pág. 411. Editorial Paidós, 2008. [3] Lacan, Jacques. El Seminario Aun. Libro 20. Pág. 32-33. Editorial Paidós, 2004. |