Especial Escuela de la Causa freudiana
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Diario de las jornadas
Jueves 5 de noviembre de 2009, edición de las 21h 35
La Escuela de la Causa freudiana
bajo la tiranía de la transparencia
por Jacques-Alain Miller
He anunciado en el número 53, terminado a las14h 29, que publicaría un texto mío titulado “Inútil entrevista”. Se trataba de las respuestas que había dado a las preguntas de Olivia Recasens, de Le Point, quien tuvo la idea de hacer aparecer un breve informe sobre las próximas Jornadas. Muy temprano bajé a comprar la revista, la hojeé rápidamente: nada. Me sorprendí, tanto más cuanto que había hablado con Olivia el día anterior, a propósito de Lévi-Strauss, y ella no me dijo nada de una supresión de esta nota. Bueno, vuelvo a ver la revista, la reviso minuciosamente página por página: nada. “Bah, me dije, fue salteada por la muerte del gran hombre, necesitaban espacio”. Luego, pienso en deslizar “la entrevista inútil” en el Diario número 54, que aparece mañana, el último antes del evento.
A penas enviado el número a Benichou y Holvoet, recibo un mail de Eric Laurent, 13h 34 : « Primera vez que hay algo así en una revista. Tuyo, Eric” Dumbfounded 1, llamó súbitamente a mi amigo, le pido la página: “Página 92”. En efecto, allí está, y no es pequeño, y hay una hermosa foto de Alain Prost. Llamo a Olivia, le relato el episodio, le agradezco. Debo analizar esta alucinación negativa. Se los ahorro, tanto más que no tengo el tiempo de ocuparme de eso. Y no evoco el hecho más que por lo siguiente: que ilustra bien algo, que de ahora en más, la Escuela de la Causa freudiana no pertenece solo a sus miembros, y que vive, y debe vivir, bajo la mirada del público.
Hemos hecho demasiado para ello, hemos crecido demasiado, nos hemos arriesgado demasiado, y en primera línea, en el combate político de estos últimos años, como para no haber sido…notados. Durante mucho tiempo los psicoanalistas prosperaron bajo el régimen del “Vivamos felices, vivamos escondidos”·. Me gusta eso a mí también, yo he cedido al goce de no responder, dejar seguir su curso, esperar que pase la tormenta, especular sobre la fatiga y la distracción de los otros. Pero hay elección forzada. ¡Hemos sido descubiertos! El Presidente de la Asamblea Nacional, cuarto dignatario de la República, y médico ORL, se inclinó sobre el caso de los psi, y les prescribió una fuerte enmienda que se toma por la oreja, como el veneno del espectro de Hamlet. Está destinado a curar nuestra fobia de contacto con el Estado. Le Point nos sigue las huellas. Uno de nuestros más audaces miembros se produce en la televisión, en el teatro, y ahora realiza un documental sobre « la primera sesión” que hace cotorrear hasta en América. La analizante más célebre del mundo, que no es nada en el Estado, pero es mucho en los medios, sin hablar del corazón del presidente de la República, nos mira bondadosamente. Estamos muy contentos de sostener un coloquio en los locales del ministerio de Salud, de hacernos elogiar por la Sra. Bachelot ante el Sr, Douste-Blazy , y somos de utilidad pública por haberlo pedido, y ONG reconocida por las Naciones Unidas. Estamos felices, orgullosos, aliviados por público que afluye a nuestras Jornadas, por los jóvenes que se dirigen presurosamente a nuestros consultorios. Y bien amigos míos, todo esto se paga. ¿No pensarían acaso que esto iba a ser gratis?
Esto se paga con una pérdida: se acabó el mundito cerrado sobre sí mismo donde encontrábamos nuestro confort.
En los diversos microcosmos, en estas « montañas mágicas”, donde los psicoanalistas tienen la costumbre de curar sus “restos sintomáticos” como se expresa Freud con un tacto exquisito, los augures, que ya se midieron hace tiempo unos y otros, poniéndose de acuerdo en silencio acerca de cómo repartir la torta, se contentan con vigilar al vecino con el rabillo del ojo, para asegurarse de que no se trague más que la parte concedida por la justicia distributiva del grupo. ¡Cuidado con los aguafiestas que, por descuido, quieran sentarse en la mesa de los semidioses!
Pénia no cena en los de Poros, tiembla de frío en la calle, al estilo de “la vendedora de fósforos”, solo tiene el derecho de aspirar el olor de los platos, (de hecho, creo que es el recuerdo de una escena de Charlot). Conforme a los preceptos de Sun-Tzu, A paraliza a B, que paraliza a C, que paraliza a A. Poco a poco, el nudo bo se hace cada vez más apretado, hasta que finalmente, toda creatividad revienta, toda iniciativa fracasa, todo deseo desfallece – y cada uno vuelve a su datcha. No sale más que para asegurarse que los otros respeten el pacto tácito del cuento de la buena pipa.
¡No, no, y no! La Escuela de la Causa freudiana no conocerá esa suerte.
Eric Laurent, nuevo Kondratieff 2, señalaba, hace diez años, que las escisiones se producían en la Escuela de Lacan, o más bien en la Escuela que procede de Lacan, con una periodicidad de diez años. La noción me impactó, y la profecía. Diez años, estamos allí. Y en efecto, se perfila una escisión. Pero es la escisión de la ECF con ella misma. LLegó la hora de su pase, como varios en efecto lo han percibido antes que yo. Es el momento para ella, de “renacer, para saber si (ella) quiere lo que (ella) desea…” (Ecrits, p.682, ultimo párrafo)
Todos salen, A, B y C, todos los prisioneros a la vez – que es la condición de un progreso (cf. Autres écrits, p. 520,último párrafo), palabra que es raro leer, sin comillas de ironía, bajo la pluma de Lacan, más bien anti progresista, a diferencia de nuestro amigo Alemán, por ejemplo, y algunos otros. Todos, dejamos detrás de nosotros nuestra montaña mágica, como Zaratustra. ¡Volvámos nuevos!
No, no se trata de cambiar de estatus, de local, de decorado. Se trata para el analista de satisfacer a la conminación de Rimbaud, “ser absolutamente moderno”, sin dejar de ser sí mismo, en el sentido de “autorizarse de sí mismo”, quiero decir, siendo sí mismo con tanta resolución como será moderno.
¿Nuestra reputación ? ¿Queremos la de los niños buenos? Se les da unos golpes, a los niños buenos, pues nunca son los suficientemente buenos. Es necesario estar un poco incómodo, y no someterse para ser respetado. Nuestra reputación es buena, gracias (a despecho de las calumnias que claramente nunca cesaron, y que venían en ocasiones de alguna gente con lengua bífida, que hemos promovido, editado…).
Cuando los americanos eligen a su presidente, se dice que de hecho lo eligen para todo el Occidente, o incluso para el mundo entero. Poco importa que sea verdadero o no, conservo la noción de que algunos pueden, en ciertas circunstancia, actuar como los delegados informales de los otros. El Consejo y el Presidente de la Escuela son elegidos, y continuarán siendo elegidos, por los miembros, debidamente reconocidos, de la Escuela. Pero estarán de ahora en más, bajo la mirada, y en nombre, de todos aquellos que son “los amigos de la Escuela”, que “participan en sus actividades”, como decimos en nuestra querida jerga, lo que quiere decir que son nuestro relevo.
Lógico conmigo mismo, propongo a la Asamblea del sábado a la noche aprobar el principio de una Generación Jornadas, que pertenecerá al Consejo elegido esa noche y al Directorio que surgirá de ello, ponerlo en marcha, con todo el discernimiento que exige la entrada en la Escuela, en tanto que miembro, uno por uno (por lo cual se deviene, de algún modo, pupilo de la Escuela, ver la pertinente contribución de Rose-Marie Bognar en las Jornadas, “La pupila de la Nación”).
Traducción : Silvia Baudini
1)N de T : quedar sin habla, atónito
2) N de T: Se llaman ciclos de Kondratieff a ciertas fluctuaciones cíclicas que al parecer se producen en los negocios y en la vida económica aproximadamente cada cincuenta años. El economista que las identificó y estudió detalladamente por primera vez fue el ruso Nicolai Dimitriev Kondratieff.