Nuevos POST del 1 al 30 de Septiembre de 2009
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Esto quiere decir básicamente que nada está escrito de antemano
como respuesta al acontecimiento sexual
y que por esta misma razón todos estamos forzados a
hacer una elección para encontrar una solución que sea más o
menos satisfactoria. Ninguna solución será sin falla.
¿Qué ocurre entonces si a la ausencia de límite interno le sumamos
la impunidad social? En ese caso la ausencia de sanción provocará
la repetición, pero, al contrario de lo que se cree, no por el sentimiento
de impunidad sino por la necesidad inconsciente de castigo.
La reforma psiquiátrica no derribó los muros del manicomio,
porque el manicomio no es una estructura física, eso lo sabemos,
o lo deberíamos saber desde hace muchos años,
nuestros gestores parece que no.
Es uno de los posibles anudamientos de una pareja.
Un lazo que anuncia un disfuncionamiento cotidiano.
“Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio”
define a no pocas parejas.
Los cuerpos adolescentes, frente a frente, en el aula o en la familia,
nos angustian porque nos recuerdan lo inacabado de cada uno de
nosotros, aquello que en cada uno desborda la palabra y la comprensión,
la culpa de existir como seres en falta.
Muy pocos medios de comunicación lo han comentado.
La opinión pública no ha sido alertada. Y sin embargo, las preocupantes
conclusiones del Informe final, publicado por la Comisión Europea
el pasado 8 de julio, sobre los abusos en materia de competencia
en el sector farmacéutico merecen ser conocidas por los ciudadanos y ampliamente difundidas
Lacan, en el Seminario X, deja planteado que el síntoma no llama
a la interpretación porque aloja un núcleo de goce autista en su seno.
Con esta afirmación separó el síntoma de las formaciones del inconsciente
y del desciframiento. Los efectos de esta operación tocan
la estructura misma de la experiencia analítica.
En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica
cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones
del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos
y al abuso de la medicación generalizada como “soluciones eficaces”.
El ser melancólico se ama del modo perverso que
dicta el narcisismo, pero con la diferencia de que lejos
de procurar alguna exultación del yo logra su efecto,
precisamente, en su precisa declinación.