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Nº 8/09 El psicoanálisis y la atención a la psicosis infantil y el autismo Josep Maria Panés Los psicoanalistas que trabajamos en el ámbito de la Salud Mental en Cataluña nos hallamos confrontados a un nuevo ataque por parte de los partidarios de las TCC y de la orientación neurobiológica. En 2004 y 2006 los ataques se centraron en el tratamiento del llamado TDAH y, desafortunadamente, llegaron a saldarse con graves perjuicios para los psicoanalistas de formación lacaniana –psiquiatra y psicólogos clínicos- del equipo de salud mental infanto-juvenil de uno de los principales hospitales de Cataluña. Una asociación de padres planteó una queja en base al tratamiento que exigían –fenilmetidato y TCC- para sus hijos, diagnosticados en otro lugar como TDAH. Se produjeron ceses, despidos encubiertos y, para los que continuaron trabajando en el equipo, se instauró una exigencia explícita de atribuir el diagnóstico de TDAH a un 20% de las consultas que recibieran. El episodio actual se centra en el campo de la atención a la psicosis infantil y el autismo, y responde a una estrategia similar, detrás de la cual se hallan prácticamente los mismos nombres, vinculados a sectores de la industria farmacéutica y a departamentos universitarios. Se inició en noviembre de 2008, cuando una asociación de padres consiguió ser recibida por la Comisión de Salud del Parlamento, para presentar un alegato en el que se afirmaba la precariedad de la atención al autismo en Cataluña. Según este documento, las diversas redes de atención a la población infanto-juvenil serían incompetentes para diagnosticar y tratar el autismo. En relación al psicoanálisis, afirmaban que se trata de « un tipo de enfoque terapéutico desaconsejado por la comunidad científica internacional, por haberse demostrado de manera empírica su ineficacia en el tratamiento del autismo ». La alternativa que proponían –el método Lovaas: un programa conductista de 40 horas semanales, para el « adiestramiento en habilidades sociales y cognitivas »- suscitó obvios recelos, pero ello no impidió que el Parlamento pidiera al Gobierno catalán la creación de un Grupo de trabajo sobre el autismo, al que se encargó « redactar un protocolo para mejorar la detección precoz del autismo, el tratamiento especializado, el modelo organizativo asistencial, el sistema de derivación y el trabajo con las escuelas. » Dicho Grupo de trabajo fue encargado al Plan Director de Salud Mental y Adicciones, que convocó a profesionales de los Departamentos de Salud, Educación y Acción Social. Hay que decir que Cataluña cuenta con una notable tradición en la atención a la psicosis infantil y el autismo, representada por profesionales e instituciones con una gran vinculación con el psicoanálisis (tanto de orientación lacaniana como del sector IPA), y con un importante trabajo -clínico, asistencial, de publicaciones y de docencia- desarrollado en los últimos cuarenta años. Muchos de estos profesionales formaban parte habitualmente del Consejo Asesor de dicho Plan Director de Salud Mental pero, en esta ocasión, solo uno de ellos fue convocado; el resto de lugares fueron asignados a los más acérrimos representantes de la orientación neurobiológica y las TCC, configurándose una escena en la que –más allá de hacer semblante de « discutir y elaborar »- se pretende cumplir un programa prefijado: adaptar alguna de las numerosas guías anglosajonas para la detección y el tratamiento del autismo, que siguen a pies juntillas los protocolos de las TCC, y convertirla en el referente para el trabajo de los equipos y para la formación de sus profesionales. La posición contraria al psicoanálisis que se pone de manifiesto en dicho Grupo de trabajo –iniciado hace dos meses, y que ha de concluir en diciembre- llega al extremo de proponer la exclusión de todos aquellos profesionales de formación analítica, en tanto que no siguen « las prescripciones de la medicina basada en la evidencia » y siguen métodos « asimilables al chamanismo » o, en el mejor de los casos, a « opiniones personales ajenas al rigor científico ». Como estrategia ante este ataque frontal a la credibilidad y la eficacia del psicoanálisis -detrás del cual hay un cambio de posición de los responsables del Plan Director de Salud Mental, que han optado por adscribir las psicosis al campo de las neurociencias- se ha iniciado un movimiento de respuesta. Una carta, dirigida a la Consejera de Salud y a los responsables de dicho Plan, ha sido suscrita por seiscientos profesionales –psicoanalistas, psiquiatras, psicólogos, neuropediatras, pedagogos, trabajadores sociales… – de todas las redes y equipos del campo de la salud mental, así como por profesionales liberales, profesores de universidad y responsables de instituciones. En dicha carta se piden una serie de cambios en el funcionamiento del Grupo de trabajo; por un lado, en cuanto a su composición y, por otro, en cuanto al papel de la Administración, que debería volver al que ha desempeñado durante las últimas décadas: velar por la dimensión organizativa y asistencial del campo de la salud mental, sin posicionarse en cuanto a las orientaciones teóricas y clínicas de los profesionales. Otras instituciones, de carácter no asistencial, pero vinculadas de diversas maneras al campo de la clínica –Asociación catalana de atención precoz, Colegio de psicólogos, Plataforma psicoanálisis siglo XXI, Congreso catalán de salud mental, Observatorio de la salud mental- han sido también invitadas a pronunciarse, o lo han hecho ya por propia iniciativa. Como se afirmaba en un texto reciente de « Les Feuillets du Courtil », hoy en día « el autismo -al que Jacques-Alain Miller caracterizó como ‘el estatuto nativo del sujeto’- es la punta de lanza del combate que el psicoanálisis mantiene con las terapias cognitivo-comportamentales. Hoy, numerosos testimonios (véase, especialmente, el bello libro de Jacqueline Berger, « Salir del autismo ») muestran que la cuestión de la dignidad del sujeto, aunque sea autista, vuelve a plantearse entre aquellos que lo frecuentan ». El llamado realizado por Jacques –Alain Miller –’Resistir a los cognitivistas’- sigue siendo plenamente vigente y necesario para que viva el psicoanálisis: la complejidad y la finura de la atención clínica que precisa el sujeto autista, dependen de la existencia de las instituciones que le acogen y que prosiguen la investigación clínica sobre todo aquello que aún ignoramos del autismo. |
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