Ecos del Boletín ENAPaOL
Lunes 15 de junio de 2009
O desenlace social na instituição – a casa dos objetos a
Marcelo Veras
EBP-Bahia
A experiência de sete anos a frente da transformação de um grande hospital psiquiátrico na Bahia, em total degradação das condições humanas, ensinou, para mim, um psicanalista lacaniano, que não mais estamos nos tempos do paciente reduzido ao objeto do discurso psiquiátrico prevalente. A prática de uma clínica entre vários, por si só, não impediu que o paciente fosse reduzido à objetalidade que escapa à Babel da pluralidade discursiva da saúde mental.
A objetivação do louco está na base discursiva da maioria dos movimentos de inspiração basagliana que impulsionaram a reforma psiquiátrica por todo o mundo. Com Lacan, podemos tomar a questão por outra perspectiva. Ele opõe ao termo objetividade o termo objetalidade[1]. Não se trata de buscar o objeto como « o último termo do pensamento científico ocidental », ou seja, o objeto que pode ser alcançado e manipulado pela ciência, mas abordar o objeto pelo que este evoca de um « pathos do corte », de pura perda e desconexão com o vivente.
O louco é reduzido a objeto a quando ele é extirpado do laço social e segregado em instituições psiquiátricas degradadas, fruto da total falta de comprometimento com o humano. Segrega-se nesse caso o louco pelo que ele nos revela de mais íntimo em nós mesmos, o objeto a.
Caminhando pelos corredores nos deparávamos com fezes, seios, pinturas e escritos nas paredes. O corpo era exposto ao olhar indiferente da equipe, dos vigilantes ou mesmo dos outros pacientes. O olhar e a voz também eram presenças constantes. Eles estavam nos gritos perdidos pelos corredores e na arquitetura que privilegiava o olhar panóptico.
Uma moldura para o objeto
Uma das primeiras pesquisas impulsionadas, ao assumirmos a direção do hospital, foi realizada pelo antropólogo visual Stéphane Malysse[2]. Durante semanas, ele filmou e fotografou o interior do hospital deixando-se levar exclusivamente pelo que se dava a ver. O resultado desse trabalho não deve ser confundido com um estudo/denúncia da situação precária do hospital em pleno século XXI. Ele é valioso por mostrar que na instituição, sua arquitetura, seus muros e grades, sua obscuridade, tudo levava ao objeto a separado de qualquer apreensão pelo discurso da clínica. Os corpos se confundiam com a arquitetura, por vezes criando insólitas mensagens, cartas que a instituição se negava a ler.
[1] Lacan, J., Le séminaire X, L´angoisse, p.248
[2] Malysse, S. Images et représentations de la folie. Salvador site: http://zwyx.org/diffusion/malysse/expo_folie.html <http://zwyx.org/diffusion/malysse/expo_folie.html>
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Versión traducida al castellano:
El desenlace social en la institución – la casa de los objetos a
Marcelo Veras
EBP-Bahia La salud mental está barrada, pues la suma de sus discursos no apunta para el Uno holístico del ser biopsicosocial sino, al contrario, ella hace reverberar aun más el objeto a que le escapa.
La experiencia de siete años al frente de la transformación de un gran hospital psiquiátrico en Bahia, en total degradación de las condiciones humanas, me enseñó a mí, un psicoanalista lacaniano, que no estamos más en los tiempos del paciente reducido al objeto del discurso psiquiátrico prevalente. La práctica de una clínica entre varios, por si sola, no impidió que el paciente fuera reducido a la objetalidad que escapa a la Babel de la pluralidad discursiva de la salud mental.
La objetivación del loco está en la base discursiva de la mayoría de los movimientos de inspiración basagliana que impulsaron la reforma psiquiátrica por todo el mundo. Con Lacan, podemos tomar la cuestión desde otra perspectiva. El opone el término objetividad al término objetalidad[1]. No se trata de buscar al objeto como « el último término del pensamiento científico occidental », o sea el objeto que puede ser alcanzado y manipulado por la ciencia, pero abordar el objeto por lo que éste evoca de un « pathos del corte », de pura pérdida y desconexión con lo viviente.
El loco es reducido a objeto a cuando él es extirpado del lazo social y segregado en instituciones psiquiátricas degradadas, fruto de la total falta de compromiso con lo humano. Se segrega en ese caso al loco por lo que él nos revela de más íntimo en nosotros mismos, el objeto a.
Caminando por los corredores, nos encontrábamos con heces, senos, pinturas y escritos en las paredes. El cuerpo era expuesto a la mirada indiferente del equipo, de los vigilantes o incluso de los otros pacientes. La mirada y la voz eran también presencias constantes. Estaban en los gritos perdidos por los corredores y en la arquitectura que privilegiaba la mirada panóptica.
Una moldura para el objeto
Una de las primeras búsquedas impulsadas, al asumir la dirección del hospital, fue realizada por el antropólogo visual Stéphane Malysse[2]. Durante semanas, filmó y fotografió el interior del hospital dejándose llevar exclusivamente por lo que se daba a ver. El resultado de ese trabajo no debe ser confundido con un estudio/denuncia de la situación precaria del hospital en pleno siglo XXI. Es valioso por mostrar que en la institución, su arquitectura, sus muros y gradas, su oscuridad, todo llevaba al objeto a separado de cualquier aprehensión por el discurso de la clínica. Los cuerpos se confundían con la arquitectura, a veces creando insólitos mensajes, cartas que la institución se negaba a leer.
[2] Malysse, S. Images et représentations de la folie. Salvador site: http://zwyx.org/diffusion/malysse/expo_folie.html.