Palabras de la Presidenta saliente a la XVIII Asamblea Ordinaria de la EOL
De cómo el “Verdadero Mundo”
terminó por devenir una fábula
Federico Nietzsche
El ocaso de los ídolos
Queridos amigos y colegas:
Al comienzo de esta despedida, de la presidencia y del Consejo, menciono una de las típicas consideraciones “intempestivas” de Nietzsche, esta vez en el título de un capítulo.
¿Por qué lo hago? Esas consideraciones eran intempestivas para su tiempo, él consideraba que sería otro tiempo el que las entendería.
Hoy, yo evoco esta consideración para remarcar la oposición entre verdad y real. El verdadero mundo, en efecto, es una fábula. Porque lo verdadero no es real.
La breve presidencia en esta Escuela, sólo dura un año, nos enseña mucho sobre esa diferencia. Releí el discurso con el que asumí la presidencia; comenzaba diciendo que el estilo es el síntoma de cada uno.
Y que se ejerce la presidencia, imprimiendo ese estilo, incluso ese sinthoma, a la función que se ejerce.
Dije entonces que les hablaría con mi estilo.
Lo haré una vez más, cualquier discurso que no esté atravesado por el goce, es letra muerta. Parece breve un año, sin embargo, ¡hay que ver, mirando hacia atrás, con prudencia, las cosas que pueden pasar en un año!
Este año cambió la Política de la Orientación Lacaniana.
Cómo interpretar esa política y adherir a ella, sin perder por ello la singularidad del sinthoma, del goce, la singularidad con la que cada uno asume una función, un semblante. Porque la Presidencia es un semblante y a la vez no es sólo un semblante.
Ser presidenta de la EOL es ser el más uno del Consejo: esta presidencia sólo puede ser democrática. Porque el Consejo es un cuerpo Colegiado, donde se trabaja codo a codo.
Cuando asumí esta presidencia se decidía si los EEUU iban a tener en la presidencia a una mujer o un negro. Un negro asumió al fin la presidencia, lo que fue emocionante y a la vez, nada garantiza un cambio en la política de ese presidente para América Latina… ni para el mundo.
Así de relativas son las verdades variables, finalmente una fábula…
¿Debo decir entonces que la presidencia es una fábula? Sí y no. También es un sinthome. Y hay que saber hacer con eso. Porque es lo que hay. Miller lo dice claro en una de las clases del seminario “Cosas de finura”. Cómo conservar el primum vivere, es decir, sobrevivir, sin sacrificar por eso la razón del ser del psicoanálisis. La presidencia de la EOL no es sólo una fábula, sino también un sinthoma.
Y la figura del guerrero que es necesaria para el analista es la del guerrero aplicado, no la del guerrero entusiasta, sino la del guerrero aplicado.
Ha sido para mí un desafío domeñar el entusiasmo y saber ser el guerrero aplicado que necesita la presidencia de la EOL.
Creo que lo he logrado, aplicando a ese entusiasmo que tiene su lado bueno, que motoriza el deseo, el sentido del humor. Mis compañeros del Consejo lo han podido constatar. Los que están más alejados me han visto siempre atenta al momento de la Escuela y a lo que sus miembros preguntaban, demandaban…
Gracias a que el Consejo es un cuerpo colegiado, mis compañeros han descompletado y a la vez acompañado mi gestión. No tengo sino palabras de agradecimiento para ellos y para el Directorio, he mantenido una relación amistosa y cordial con este Directorio. Y en especial, Ricardo Seldes, secretario del Consejo, con quien mantuve teléfono rojo durante toda la gestión, al igual que con Diana Wolodarsky durante el tiempo que ella reemplazó a Ricardo, puesto que él fue presidente del Congreso de la AMP.
A Oscar Zack; director con quién tuve un diálogo constante y agradable; a Blanca Sánchez, secretaria del Directorio que, como ella dice, no es secretaria full time sino full life.
No es poco lograr eso. Me alegra haberlo conseguido.
En cuanto a lo que me propuse como programa de trabajo. En primer lugar el Seminario del Pase, corazón de esta Escuela, de la EOL, razón misma de su fundación, ha contado con mi apoyo decidido y agradezco a Mauricio Tarrab y a Luis Salamone como a todos los que han participado en él, la seriedad epistémica y política con la que han conducido las Noches del Pase.
Tuve a mi cargo, por pedido expreso del Delegado General, un Seminario de Psicoanálisis Aplicado que conduje junto a Jorge Chamorro y Ricardo Seldes. El psicoanálisis que allí se discutió, llamémosle hoy psicoanálisis y punto, no se convirtió en esta Escuela en el caballo de Troya con el que se atentó contra el psicoanálisis mismo, todo lo contrario.
El Seminario de Psicoanálisis Aplicado, un seminario de investigación sobre la práctica de los miembros de esta escuela dio por resultado un trabajo activo de todos los que en él trabajamos. Ya que contamos con un grupo de consultores constituido por miembros de la EOL que trabajan en hospitales, en lugares de dirección y en otros.
Estoy segura de que fue un Seminario de Psicoanálisis.
Esta Escuela es parte de un conjunto de Escuelas que constituyen la AMP.
La política que conduce la AMP requiere de nuestra participación activa, de esa dialéctica necesaria entre lo Uno y lo Múltiple que permita conducir la EOL como una de las escuelas que es parte de la AMP.
El cambio de política que Miller anunció en las “Entrevistas de Actualidad” y en su curso “Cosas de finura”, no puede sino afectarnos.
Todos los que me conocen saben de mi particular interés por el psicoanálisis en intensión y por el pase. El psicoanálisis aplicado no había sido especial razón de mi interés hasta asumir la Presidencia y comprometerme con el proyecto de un Seminario sobre ese tema que se imponía en aquel momento. Creo que el Seminario fue un hallazgo. Todos los que allí presentaron o comentaron casos están fuertemente comprometidos con el psicoanálisis. Sea puro o aplicado. Nunca el significante aplicado se enfrentó con el Psicoanálisis Puro. Estuve allí cada noche, por lo tanto puedo asegurarlo.
Creo que aquí no pasó lo que J.-A. Miller comenta con ironía en la segunda clase de su curso. El psicoanálisis aplicado aquí no se transformó en psicoterapia.
¿Pero estoy diciendo por ello que la EOL es la excepción y que no se vio contaminada por ninguna amenaza de identificación?
Sería arrogante de nuestra parte pensarlo así. Tiene que producirse el instante de ver, lo he vivido en el Consejo de la AMP, en relación a la Admisión especialmente. Pero el momento de concluir está llegando. Y en más de un sentido. Concluyo mi trabajo en el Consejo y como Presidenta de la EOL, por supuesto no mi trabajo en la EOL, que continuará, siempre.
¿Y en qué punto la EOL tiene también la amenaza de su caballo de Troya? Lo sabemos desde antes de fundarla. La EOL no está a salvo de las identificaciones, ya sea a los llamados “grupos”, ya sea a cualquier significante que agrupe gente. Es un riesgo.
Ninguna identificación va a asegurar a nadie que haya garantías.
El psicoanálisis y en especial el Pase están concebidos para que la identificación fracase.
Por eso Miller dice que cuando hace 5 años quiso suscitar un entusiasmo, triunfó y por eso fracasó.
Como le pasó a Freud, como le pasó a Lacan.
Promovió sin quererlo una identificación que suscitó más la sugestión social que la necesaria política del sinthoma, siempre singular.
Nosotros no estamos a salvo de esas identificaciones. Cada vez inventamos soluciones para ir contra ella.
En un mundo en que el Otro ya no existe, todos estamos atrapados, de algún modo en el juego de los prisioneros.
Ocurre en la ECF, en la EOL, en la AMP. Ocurre en el mundo en que vivimos. ¿Qué queda entonces? El Consejo trata de velar por la buena marcha de la Escuela, es su función. Hace sus cálculos, diseña lo que cree que es mejor para la Escuela. Pero la Asamblea está para que todos digan si el Consejo va en la buena dirección. Se vota para probar si hay un diseño mejor para el Consejo, que este no ha visto y que la Asamblea le enseña a ver.
Si no hay Otro del otro, la única respuesta que queda para cada uno es la del partenaire-sinthoma. Y eso no es fácil de soportar. Cada uno juega su sinthome con el psicoanálisis, con la Escuela, con el Consejo, como partenaire. El sinthoma es nuestro estilo de vivir la pulsión. Se pondrá esto a prueba en el nuevo Consejo, como lo fue en el Consejo que hoy permuta. Como lo fue para mí.
Para ser analista practicante de esta Escuela habrá que dar cuenta de la formación del analista, de su análisis, de los controles que realiza. De la relación que mantiene con su inconsciente o con su sinthoma.
El deseo del analista es tan singular que apunta a obtener la diferencia absoluta, en eso el dispositivo del pase no puede permitir la identificación.
La EOL es una Escuela que ama el pase, y cuyos miembros practican el psicoanálisis en los lugares en que pueden hacerlo.
Eso que no nos deja completamente a salvo de las identificaciones que debemos revisar cada vez.
Como dije en marzo el año pasado no vamos a encontrar jamás una Escuela de la Orientación Lacaniana donde el S1 y el S2 estén tranquilos. Sería una escuela muerta.
Por eso en nuestra Escuela está presente lo vivo del goce.
He llevado a cabo las cosas que prometí en marzo del año pasado, el Seminario de Psicoanálisis Aplicado y el del Pase, seminarios a cargo del Consejo.
Me he referido también a la Admisión, que deberá ser revisada una vez más en la particularidad que la Política Lacaniana propone para el 2009.
Siempre hay que estar a la altura de luchar contra las amenazas de la identificación. Pero también hay que estar a la altura de sostener la singularidad que constituye cada Escuela. Debe haber una dialéctica entre la AMP y la EOL. Cada vez. Y cada uno de nosotros debe encarar ese desafío. Con más razón si está en un lugar de dirección y de orientación política.
Hablé también el año pasado de la posible reconfiguración del Consejo, pero en el transcurso del año hemos juzgado conveniente postergar esa reconfiguración ya que es momento de profundos cambios en la AMP y el Consejo de la EOL debe sostener esos cambios.
Este Consejo, en diálogo con el Presidente de la AMP ha pensado postergar esa necesaria reconfiguración. Hay sin embargo cambios parciales, el miembro de Córdoba ha permutado, lo que siempre ha sido un pedido de la Sección y, prudentemente, nuevas generaciones van a integrar el Consejo.
Pero como aquí no hay descanso posible, sostendremos todos los cambios necesarios, en el lugar en que sea más conveniente cada vez.
Nuestra prioridad, nuestro sinthoma, nuestro deseo es el psicoanálisis. Mantenerlo vivo, que viva sin perder lo que lo causa.
Una Escuela y trabajar en ella es un acto de anti-cinismo. De eso estoy convencida.
Creo que los dos últimos años han permitido aquietar las pasiones y que domine la prudencia. Es necesario para ello encarnar un semblante pero a la vez preservar el sinthoma, porque en él vive lo real del goce, y sin eso no hay Escuela, no hay práctica analítica, no hay causa del deseo.
Es una batalla ardua para cada uno no dar el brazo a torcer en relación al deseo, porque la cuestión del deseo no se apaga por la respuesta del goce.
La verdadera batalla, en cada lugar en que trabaje un miembro de una Escuela Lacaniana es la de saber hacer con el sinthoma.
En mi caso la presidencia me ha enseñado, y especialmente en el último tramo de la misma, a saber hacer con las pasiones.
Es decir, como presidenta, ser el guerrero aplicado más el que guerrero entusiasta; no he perdido, no perderé nunca el entusiasmo porque es también lo mejor de mí.
La presidencia es un semblante pero también se encarna en el estilo de cada uno, es decir su sinthoma. Es de lo que se trata en la vida.
Y si ocupamos un lugar de responsabilidad en la Escuela es necesario saber hacer con ambas cosas: Síntoma y Semblante.
El “verdadero mundo” termina por ser una fábula, pero lo real del agujero orada siempre al analista y lo mantiene en posición analizante cualquiera sea el semblante que el cargo que ocupa autorice.
Seguiré trabajando desde el lugar que sea para testimoniar qué es un analista en la clínica del sinthoma.
Es el desafío que la orientación lacaniana nos exige hoy, y en lo personal, agradezco ese desafío siempre, no imagino una vida sin él…
Mónica Torres, 28 de marzo de 2009