A. P. A fuerza de lucha, dolor y tenacidad, las mujeres han aprendido poco a poco a vivir de acuerdo a los nuevos tiempos, mientras los hombres se resisten a abandonar sus antiguas posiciones, y sólo a regañadientes acceden a compartir con ellas las tareas que tradicionalmente se consideraron femeninas », señala el psicoanalista Gustavo Dessal, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, que ayer tarde impartió una conferencia en el Club INFORMACION
sobre la sexualidad masculina, organizada por el Instituto del Campo Freudiano-Seminario de Fundamentos del Psicoanálisis en Alicante.El especialista considera que el avance social de las mujeres ha generado el fenómeno de la « desvirilización del macho, condenado a convertirse en una especie en extinción ». Así, mientras las mujeres se han desembarazado de la maternidad como identidad femenina por antonomasia y tienen ante sí un mayor espectro de posibilidades, los hombres, por el contrario, despojados de sus clásicas insignias se desorientan: « Los hombres no han concluido aún la reprogramación de sus esquemas mentales, y huyen desorientados de cualquier compromiso con el otro sexo, buscan consuelo en la homosexualidad, se niegan en rotundo a ser padres, se aferran cada vez más a una patética prolongación de la adolescencia, o sencillamente repudian a toda mujer mayor de veinticinco años », apunta Dessal, que añade que los defensores del progresismo cultural son
optimistas « y están convencidos de que sólo será necesario una generación más para que las diferencias de género se disuelvan definitivamente en la gran pasión democrática de la igualdad. Sin embargo, las cosas no parecen ser tan sencillas, puesto que los hombres no se asimilan a este proceso sin presentar al mismo tiempo síntomas diversos, fundamentalmente inhibiciones en el plano de su virilidad, que en definitiva no sólo los afectan a ellos, sino también a las mujeres ». La aparición de la Viagra o la misoginia son algunos efectos de este fenómeno provocado por el desmantelamiento del sistema de patriarcal que, independientemente de sus innumerables consecuencias negativas sobre las mujeres, Dessal recuerda que « asignó un lugar preciso para cada sexo y aseguró uno de los fundamentos estructurales de la cultura, el intercambio entre mujeres y hombres », un marco de referencia que hoy « se hunde irremisiblemente ».
sobre la sexualidad masculina, organizada por el Instituto del Campo Freudiano-Seminario de Fundamentos del Psicoanálisis en Alicante.El especialista considera que el avance social de las mujeres ha generado el fenómeno de la « desvirilización del macho, condenado a convertirse en una especie en extinción ». Así, mientras las mujeres se han desembarazado de la maternidad como identidad femenina por antonomasia y tienen ante sí un mayor espectro de posibilidades, los hombres, por el contrario, despojados de sus clásicas insignias se desorientan: « Los hombres no han concluido aún la reprogramación de sus esquemas mentales, y huyen desorientados de cualquier compromiso con el otro sexo, buscan consuelo en la homosexualidad, se niegan en rotundo a ser padres, se aferran cada vez más a una patética prolongación de la adolescencia, o sencillamente repudian a toda mujer mayor de veinticinco años », apunta Dessal, que añade que los defensores del progresismo cultural son
optimistas « y están convencidos de que sólo será necesario una generación más para que las diferencias de género se disuelvan definitivamente en la gran pasión democrática de la igualdad. Sin embargo, las cosas no parecen ser tan sencillas, puesto que los hombres no se asimilan a este proceso sin presentar al mismo tiempo síntomas diversos, fundamentalmente inhibiciones en el plano de su virilidad, que en definitiva no sólo los afectan a ellos, sino también a las mujeres ». La aparición de la Viagra o la misoginia son algunos efectos de este fenómeno provocado por el desmantelamiento del sistema de patriarcal que, independientemente de sus innumerables consecuencias negativas sobre las mujeres, Dessal recuerda que « asignó un lugar preciso para cada sexo y aseguró uno de los fundamentos estructurales de la cultura, el intercambio entre mujeres y hombres », un marco de referencia que hoy « se hunde irremisiblemente ».