RAYUELA 17
Les hacemos llegar a nuestros lectores uno de los trabajos presentados durante las II Jornadas de la Nueva Red CEREDA en Argentina, realizadas en la ciudad de Córdoba en agosto del 2008. Estas Jornadas fueron una ocasión para trabajar el tema del ENAPAOL que se realizará este año en Buenos Aires. Para mayores informaciones pueden entrar en la pagina del Encuentro que figura mas abajo.
Marcela Errecondo
Síntoma y lazo en la escuela*
Grupo de investigación: Olga Carrión, Marlene Valenzuela, Omar Torioni
Responsable: Ana Gallegos
En el Seminario 20 Lacan señala que “El estatuto del saber implica como tal que, saber, ya hay, y en el Otro, y que debe prenderse. Por eso está hecho de aprender”.
¿Cómo se las arregla el sujeto hoy, en esta época en que el Otro no existe, en que no hay un Otro consistente que encarne el S1 ordenador necesario, bajo las figuras de la autoridad y el saber, que pueda contribuir a la formación del ideal del yo?
Si el S1 de la identificación al ideal es el que inserta al sujeto en el engranaje del discurso del Otro, ¿cómo se presenta este S1 cuando no está adosado al Otro consistente?
Sabemos que ante la declinación del nombre del padre, Significante amo por excelencia, lo que viene a su lugar es el objeto, pero no se trata del objeto producido para la recuperación del goce perdido por la interdicción de la ley del padre, sino el objeto provisto por la ciencia, un falso plus de goce que depende de la ley del mercado.
Es en la clínica donde constatamos los efectos del discurso capitalista allí donde ese lugar estaba ocupado por el discurso del amo, con la consecuente caída de los semblantes de autoridad y de saber. Una autoridad que en otra época por un lado era útil para ordenar y regular el modo de goce con que cada uno funcionaba en la familia, y por el otro facilitaba las identificaciones, y establecía la diferencia de lugares y de funciones.
Es difícil para el padre de hoy sostener ese semblante de saber hacer con su goce – con lo que implica de medio-decir la transmisión de ese saber – humanizando el deseo, en tanto la mujer ya no presta su consentimiento a ser el objeto causa de deseo de la perversión paterna. Y por otro lado, el avance de la ciencia y la tecnología, posibilita elevar al espermatozoide al nivel de padre real, sin que importe de quien provenga. A la mujer ya no le es imprescindible el hombre de cuerpo presente para ser madre. Puede, por otras vías, saturar su falta y dar rienda suelta a su goce.
Todo esto también ha provocado transformaciones en la familia. Y la familia tradicional ha dado lugar a la familia monoparental o a la familia ensamblada.
Ante estas cuestiones, pareciera que hoy los padres deben luchar con la culpa de prohibir. Autorizar es también permitir, pero es el No lo que permite el Sí. El No sobre el fondo del Sí, que instala un compás de espera que posibilita la producción del deseo.
No importa entonces cómo está conformada la familia, en tanto haya alguien que encarne la función paterna, y se autorice para ejercerla.
¿Qué sucede en la escuela?
Si la función del padre está en declive, la inserción social – como señala Miller- se hace menos por identificación que por consumición. Sin la brújula del Nombre del Padre, que ya no puede sostener esa tradicional relación al saber, y perdida la función orientadora del S1, es el discurso de la ciencia el que viene a tomar su relevo, y lo que aparece hoy es el objeto a como brújula.
Asistimos a un nuevo modo de diversión donde la cantidad de productos que ofrece la ciencia (los objetos de consumo), de la mano con la tecnología (celulares, la computadora: el internet y el chat), y la producción masiva de situaciones (las previas, los bailes, los after de los afters) promueven este nuevo modo de conectarse-desconectarse, que denuncia en toda su magnitud lo que no anda en una sociedad que con su imperativo de goce impone el “disfrutar” del exceso en un empuje al sin límites, en una búsqueda desesperada e insaciable de satisfacción. Se ha instalado una pragmática del instante apoyada en una deconstrucción y una devaluación permanente. El sujeto de la hipermodernidad se ve así empujado por el imperativo del consumo, donde él mismo aparece más consumido que consumidor.
Esto tiene una consecuencia: el consumismo actual es consumismo de goce, y eso cierra el paso al saber. El saber conlleva el lazo al Otro, en tanto que el goce es el encierro del Uno.
El saber en la educación es el saber ya producido, es el saber de la cultura, puesto en circulación que se renueva y se recrea en cada momento.
Lo que posibilita que un sujeto consienta en adueñarse de ese saber es que el nombre del padre haya funcionado como aparato, como dispositivo simbólico para reducir el goce de lalengua. El nombre del padre como la barra que adecua y vincula significante y significado, haciendo posible la salida del sin sentido a su inserción en un discurso que haga lazo social. Para que el saber escolar tenga lugar, se debe haber producido el pasaje de lalengua al lenguaje, del Uno al Otro.
Es el vacío gestado por el lenguaje y civilizado por el discurso el que da fundamento a toda producción cultural transmitida por la educación. Pero si en lugar de ese vacío lo que se encuentra es la ausencia del acto educativo, y la pérdida de la especificidad de ese discurso, lo que se produce es un vaciamiento, sede de un goce mortífero “que se expande a sus anchas ante la ausencia del deseo”, y es allí donde lo que surge es el exceso. No habrá el vacío que hará que un sujeto aprehenda a prenderse de otro modo, lo que provoca ese pasaje al saber.
Si la educación pierde su relación con el saber y la cultura, no puede ejercer su función pacificadora, reguladora del goce para que el sujeto pueda circular socialmente, se convierte así en un control social, intervencionista y represivo, lo que produce efectos segregativos y de exclusión, y la respuesta suele ser la violencia, tanto adentro como afuera de las escuelas, como se comprueba cotidianamente.
Cuando la institución educativa dimite de su función, se pone de relieve eso que la cultura vela: el mal o sea el goce.
Lacan, en su seminario 20, dice de la cultura: “…La cultura en tanto algo distinto de la sociedad no existe. La cultura reside justamente en que es algo que nos tiene agarrados…”, pero hoy la cultura que tiene agarrados a los niños y jóvenes es la del desinterés, la del conflicto, las peleas cuerpo a cuerpo, el lenguaje pobre, casi gestual, la tecnología con sus diversos aparatos, en un modo hostil y agresivo.
La institución educativa tiene la posibilidad, por la vía del saber, como indica Hebe Tizio, de envolver el núcleo duro del goce y darle una cierta perspectiva de adaptabilidad teniendo en cuenta las marcas particulares de cada sujeto, es decir, su modalidad de sintomatización como manera de hacer con su marca de goce, teniendo en cuenta que no todo es educable. Se tratará de dar recursos para permitirle hacer por la vía del deseo.
Cada vez es más difícil, para los niños y jóvenes de última generación, encontrar envolturas formales que ayuden a sintomatizar lo real, por lo que aparece cada vez de forma más dura.
Será por la vía del discurso analítico que se podrá anudar por lo real aquello que se presenta, en la subjetividad de la época, como un aplanamiento de lo real y lo imaginario por la retracción de lo simbólico, insuflando el volumen de un sentido nuevo que posibilite una relación diferente con el saber.
Bibliografía:
Lacan, J.: Seminario 17. El reverso del psicoanálisis.
Seminario 20. Aun.
Seminario 22. R.S.I.
Miller, J.-A.: Hacia PIPOL 4.
Lacan con Joyce.
Una fantasía.
Laurent, E.: Hemos transformado el cuerpo humano en un nuevo dios.
Cómo criar a los niños.
Despertar del sueño del padre.
Miller J.-A. y Laurent, E.: El Otro que no existe y sus comités de ética.
Tizio, H.: Actualidad en la conexión psicoanálisis y pedagogía.
El dilema de las instituciones: segregación o invención.
Saber leer aprender a leer.
Naranjo, J.: La familia hace síntoma.
Prandi, Mónica: La alfabetización en psicoanálisis. Algunas consideraciones sobre el ADHD.
Naveau, Laure: ¿Qué autoridad hoy? Más allá de los complejos familiares, el malestar en la cultura.
* Trabajo presentado en las II Jornadas de la Nueva Red CEREDA Niños de última generación ¿imparables, consumidores, agresivos? Córdoba 2008
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