PALABRAS DE CIERRE
Hemos llegado al final de las XVII Jornadas Anuales de la Escuela.
En primer lugar quiero agradecer, en nombre de toda la Comisión Organizadora , al Directorio de la Escuela por habernos convocado para este trabajo realizando un verdadero voto de confianza, y por habernos sostenido, orientado y acompañado con disponibilidad y con buen humor.
Para cada una de quienes hemos sostenido este trabajo, la experiencia ha tomado un rasgo singular. Desde la posibilidad de producir un lazo de trabajo renovado con los otros, o bien como modo de verificación del deseo decidido y de la singular relación con la Escuela, o también como posibilidad de transmisión de que la orientación lacaniana no ha perdido su brújula, todos ellos constituyen modos de nombrar una experiencia posible de Escuela, y el modo en el cual cada uno se inscribe allí porque compartimos -retomando los términos de las conferencias de Eric Laurent en estos días de trabajo- un lazo de discurso y un lazo con la causa analítica. Gracias entonces, en nombre de la Comisión Organizadora a Oscar Zack, a Blanca Sánchez, a Daniel Millas, a Déborah Fleischer y a Fernando Vitale por brindarnos la posibilidad de hacer esta experiencia.
En nombre propio, agradezco a mis compañeras de ruta por la permanente disposición al trabajo y el esfuerzo sostenido. Gracias a Edit Tendlarz, a Nilda Hermann, a Victoria Márquez, a Viviana Fruchtnicht, a Susana Colabianchi, a Claudia Lijtinstens y a Marcela Romero, con quienes trabajamos desde el mes de abril cuidando cada detalle de la organización.
Un agradecimiento también para quienes han sido nuestros colaboradores y que nos permitieron alivianar en parte el inmenso trabajo: Camila Candiotti, Marcelo Castagnoli, Delfín Leguizamón, Cristina Lima, Graciela Lucci, Elsa Maluenda, Cecilia Rubinetti, Graciela Schnitzer y Gustavo Sobel.
Como ya se sabe, la organización de las Jornadas Anuales es siempre un trabajo arduo y sostenido durante meses. Pero el objetivo no se agota en el nivel organizativo sino que se trata de hacer de las Jornadas Anuales la causa contingente de una elaboración colectiva sostenida en la transferencia de trabajo. El trabajo de la Comisión Científica , las ponencias y la conversación en las Noches Preparatorias, los Boletines, las Plenarias en su conjunto, la mesa del Pase en singular, los trabajos presentados para las Mesas Simultáneas, dan cuenta de eso. Es decir, de la pregnancia del trabajo de la comunidad analítica y de los efectos de transmisión que la misma genera año tras año.
También queremos volver a hacer presente, en esta ocasión, un especial reconocimiento a Diana Chorne quien ha sabido poner su arte al servicio de la causa analítica. Tal como dijimos en el último Boletín Virtual, ella nos ha permitido hacer uso de sus obras para la composición del afiche que presenta el tema de las Jornadas. Esas tres esculturas realizadas en hierro que representan a un padre, una madre y un hijo, son figuras sintomatizadas por los “divinos detalles” que Diana inscribe en sus cuerpos. Esos detalles son verdaderos detalles de goce, remiten al modo en el que el goce de cada uno hace cuerpo, pero también al modo en el que eso mismo está presente en el lazo posible con los otros y con el Otro. Esto es, el modo en el que cada uno “hace familia con el inconsciente y con el síntoma”, soportando, como mejor puede, la inexistencia de la relación sexual.
Nuevamente agradecemos a Graciela Brodsky, a quien pertenecen estas esculturas, que generosamente nos ha abierto las puertas de su casa para que pudiéramos disponer de las mismas para la composición fotográfica, a lo cual se sumó después el impecable trabajo de diseño gráfico.
Agradecemos también a los colegas de la AMP aquí presentes, a todos los colegas de América Latina y a los colegas del nuestro país en toda su extensión, por el gran esfuerzo realizado que los ha conducido hasta aquí.
Hemos notado además la presencia de muchos jóvenes colegas, otros aún estudiantes, que se encuentran en los inicios de su formación analítica y que se guían por su transferencia con la Orientación Lacaniana. A ellos también, muchas gracias.
Por último, no queremos dejar de agradecer a nuestros amigos de la secretaría de la Escuela: Darío, Ana, Ezequiel y, muy especialmente a Norberto con quien hemos trabajado a la par, incansablemente. También a quienes trabajan en la biblioteca y en el ICBA, gracias. Finalmente, una palabra para nuestros azafatos. Para quienes no lo saben, ellos son hijos de los colegas de la Escuela, sobrinos, amigos, que todos los años nos acompañan, nos soportan y ordenan el tumulto producto del entusiasmo que los analistas somos capaces hacer.
Por consiguiente podemos afirmar, una vez más, que las Jornadas Anuales de la EOL han sido un éxito y que el éxito de las mismas es el producto de un verdadero trabajo de Escuela.
Pero además, esta vez, las Jornadas Anuales sobre Inconsciente y Síntoma han tenido un marco político singular: en el medio de la gran crisis financiera global, es decir, de la entrada en la crisis del discurso imperante de la época, Jacques-Alain Miller[i] nos plantea una pregunta fundamental: ¿A dónde va el psicoanálisis cuando ha quedado él también tomado por responder a la demanda del discurso del amo actual, el discurso de las evaluaciones, de los efectos terapéuticos rápidos, de la demanda de asistencia en salud mental? Y nos reconduce, de esta manera, a reforzar la especificidad de la práctica analítica, es decir, nos reconduce al psicoanálisis puro y a sus efectos.
Entramos así en un tiempo de comprender….
En la reciente noche del Congreso Ordinario de la Escuela[ii], Eric Laurent nos supo transmitir con un deseo decidido que hoy más que nunca se trata de que el psicoanálisis encuentre el buen modo de no quedar subsumido por el discurso de la época. Los que practicamos el psicoanálisis tenemos el deber ético de renovar y reforzar esa relación tan singular como necesaria entre inconsciente y síntoma. Eric Laurent nos convocó a la “renovación del pacto de cada uno con su inconsciente” y señaló que es con eso mismo con lo que cada uno de nosotros sostiene su íntima relación con la Escuela.
Si logramos entonces reforzar la especificidad del discurso analítico en el nuevo contexto político de la época, pero también y fundamentalmente en el interior mismo de cada Escuela, localizando y respetando su máxima singularidad, entonces podremos augurarnos que algo nuevo se inscriba en el saber del psicoanálisis que ya existe, introduciendo allí mismo un vacío de saber y, por eso mismo, renovándolo cada vez.
Damos por concluidas las XVII Jornadas Anuales de la EOL habiéndonos dejado ya capturar por un deseo compartido de renovación del discurso analítico y de su especificidad en todo el campo de la AMP.
Creemos que, sin exagerar, es el mejor modo de dar cierre a estas Jornadas de trabajo de Escuela sobre Inconsciente y Síntoma.
Comisión Organizadora
Presentación: Gabriela Camaly
Participaron: Susana Colabianchi, Viviana Fruchtnicht, Nilda Hermann,
Claudia Lijtinstens, Victoria Márquez, Marcela Romero y Edit Tendlarz.