Bernard-Henri Lévy y Jacques Alain Miller (ed.)
La regla del juego. Testimonios de encuentros con el psicoanálisis
Traducción de Susana Lauro
GREDOS 325 PÁGINAS 25 EUROS
ISABEL NÚÑEZ – Francia ha tenido una relación de amor-odio con el psicoanálisis. El país de Lacan ha tumbado en sus divanes a múltiples personalidades públicas, y allí siempre hay un psicoanalista opinando sobre todo fenómeno social, de la moda a la violencia, la educación o el racismo. En España se desconoce y pocos saben que sin terminología freudiana apenas nombraríamos la individualidad. El reflejo de buscar ayuda psicoanalítica apenas existe aquí, salvo en comunidades argentinas o judías. En general, los españoles prefieren doparse con fármacos que apagan sus síntomas, como si, en lugar de tratar una infección bacteriana que causa fiebre, tomáramos antipiréticos de por vida. Este libro surgió para contrarrestar el Libro negro del psicoanálisis,en el que psicólogos conductistas lo denigraban, y contra el intento de los poderes públicos de someterlo a un dudoso control cientifista. La tendencia contra el psicoanálisis responde al mismo movimiento mercantil que amenaza la cultura humanista y la libertad del individuo en el mundo globalizado y se ajusta al interés de los laboratorios farmacéuticos por medicalizar e inventar enfermedades para sus productos. Hay testimonios brillantes y sintéticos, otros más densos, de escritores, psicoanalistas y políticos franceses e hispanos. El escritor Ricardo Piglia define el psicoanálisis como un « arte de la natación, de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que está siempre a punto de hundirse ». A la psicoanalista Elisabeth Roudinesco le fascina su lado subversivo, « el odio que suscita desde sus orígenes », como « avanzada de la civilización contra la barbarie ». Muchos hablan de libertad, del deseo y la singularidad en que nos sitúa, nos cuentan cómo el psicoanálisis les ayudó a reconstruirse, a recobrar el habla (la filósofa Catherine Clement), de la libertad de escuchar (Renaud Dutreil, ministro), del asombro y la gratitud (Lolita Bosch), de la mejor opción contra el desánimo y el cinismo (Enric Berenguer), citan a Lezama Lima: « Sólo lo difícil es estimulante » (Miquel Bassols), o afirman que les enseñó « a saber perder » (Jorge Alemán). Lleno de pasión y experiencias vitales, el libro evoca el espléndido relato de su análisis que hizo Pierre Rey en Una temporada con LacAN.