Responsables: Mónica de Espinel – Elena Sper – Juan de Althaus
Dentro de una convocatoria a repensar la época, y en ella la práctica analítica, el CID Guayaquil pidió a Ernesto Sinatra su participación. Sinatra, profesor de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Católica, aceptó el pedido con una conferencia en la cual realizó una descripción de la sociedad actual y, en ella, dibujó rasgos agudos de las parejas, sus conflictos, sus impasses. Poiesis recoge algunas de las provocadoras ideas tratadas. La conferencia completa puede solicitarse a Juan de Althaus. MFCE
« ¿Cómo amamos hoy? »
Ernesto Sinatra
Ernesto Sinatra
La conferencia de Ernesto Sinatra empezó situando el amor en los tiempos de la soledad globalizada, tiempo definido por la fractura de los dispositivos que regulan las relaciones entre hombres y mujeres. Ahí situó la pregunta: « ¿qué lugar para el amor? ».
Sinatra cuestionó los efectos de la ciencia y el predominio de los gadgets en las ciudades solitarias de hoy. Los gadgets se introducen en la falla estructural del sexo para ofrecer una sexualidad virtual, cercana al autoerotismo. Sin embargo, dijo, la soledad persiste como « nombre de la dispersión del lazo asociativo ». Es una soledad globalizada, efecto de las políticas del mercado y que afecta el rincón más íntimo de la subjetividad de cada uno: las condiciones de satisfacción de hombres y mujeres. Entonces, a la pregunta: « ¿qué lugar para el amor? », Sinatra responde: « el amor da pánico ».
El pánico y la depresión dijo, constituyen paradigmas de nuestro tiempo. Los sujetos se han desprendido de la tradición y se sienten solos… « hay un encadenamiento precario del pasado con el futuro…la tradición ya no asegura un futuro predecible ». El pánico surge no sólo por la caída del Otro de la tradición, sino también por la « ausencia máxima de sentido », lo que evidencia la inconsistencia del Otro del lenguaje.
Señaló un problema clínico: « cómo transformar el pánico en angustia en cada caso de urgencia subjetiva. » Y dijo que el trabajo analítico resituará las coordenadas singulares de cada individuo para que advenga sujeto del inconsciente. La operación transferencial, por la vía del amor al saber ofrecerá la coartada para tratar el goce des-localizado, pero derramado en el organismo.
En el fragmento de la conferencia que llamó « Los Lazos efímeros del amor líquido », Sinatra, partiendo de la consideración freudiana de la identificación como « primer enlace afectivo al objeto », dijo que las formas de la identificación varían según las épocas en el intento de cubrir la falta de relación entre los sexos. La nuestra, época de la cultura de mercado, se caracteriza por lazos efímeros, líquidos, que se oponen a la densidad de las relaciones elementales de parentesco centradas en el nombre del padre.
Citó a Zygmunt Bauman, quien con el concepto de amor líquido caracteriza la tendencia a evitar relaciones duraderas, y su reemplazo por conexiones de fácil acceso y salida. Y, más adelante, afirmó que « … la promoción del instante congela la duración y anula el duelo a realizar por lo perecedero ». Como resultado, parecería que cada partenaire sería intercambiable por otro, inmediatamente, sin trabajo de desprendimiento.
Dijo que, si el paradigma de las nuevas relaciones son las conexiones en red, las identificaciones que ellas patrocinan no responden menos a otro gadget: la televisión. Por esta vía, sugirió detenerse en esta función de la televisión, pues muestra en la « época del Otro que no existe » lo que Lacan afirmó respecto del mundo: su condición de omnivoyeur , el todo mirada.
Es posible señalar, afirmó Sinatra, algunas consecuencias de la presencia invasora de la televisión en las parejas de hoy. Por un lado, se induce la uniformidad en el modo de gozar. Por otro, respecto a la familia misma, produce el que los hijos no tomen de los padres los rasgos de identificación, sino de « …personajes de la televisión, a partir… de modos de hablar que, habitualmente, nada tienen que ver con las desinencias de las lenguas maternas de cada ciudad: responden al monolingüismo de la globalización. »
La función omnivoyeur de la televisión aparece en los « reality shows » En ellos dijo, « el tele–adicto sólo mira y mira, esperando que el sexo explicite su goce y que la violencia estalle entre los concursantes… ». Además, están los « talk shows », instrumentos de tele–gozar mediante el escándalo,
De esta manera, Sinatra señaló como un efecto de la máquina de tele-gozar, la pulverización de los nombres del padre así como la « globalización » de las identificaciones y su labilidad. El Padre-Uno ya no asegura al parlêtre en sólidas identificaciones que anuden su cuerpo al nombre, dijo. Entonces, el empuje a lo efímero que propicia el mercado de consumo ofrece identificaciones prêt a porter. Éstas, afirmó, sustituyen la marca de la castración por « …marcas en el cuerpo a fuerza de drogas… tatuajes y piercing… Lo que el nombre del padre no marcó con el lenguaje, retorna desde lalengua con drogas e insignias diseñadas por la industria que se adhieren al cuerpo evidenciando la faz de goce de toda identificación. »
Parafraseó a Zygmunt Bauman para decir que las identificaciones líquidas muestran hoy como contrapartida -lo que Sinatra ha denominado- adicciones sólidas; afirmó que el goce de las adicciones tiene que ver con la fragilidad simbólica de las identificaciones en una época en la cual « la tecno-ciencia reniega del duelo a realizar por lo perecedero… El amor tropieza en estas identificaciones entre lo efímero de las relaciones y la solidez de las adicciones. »
Sinatra cuestionó los efectos de la ciencia y el predominio de los gadgets en las ciudades solitarias de hoy. Los gadgets se introducen en la falla estructural del sexo para ofrecer una sexualidad virtual, cercana al autoerotismo. Sin embargo, dijo, la soledad persiste como « nombre de la dispersión del lazo asociativo ». Es una soledad globalizada, efecto de las políticas del mercado y que afecta el rincón más íntimo de la subjetividad de cada uno: las condiciones de satisfacción de hombres y mujeres. Entonces, a la pregunta: « ¿qué lugar para el amor? », Sinatra responde: « el amor da pánico ».
El pánico y la depresión dijo, constituyen paradigmas de nuestro tiempo. Los sujetos se han desprendido de la tradición y se sienten solos… « hay un encadenamiento precario del pasado con el futuro…la tradición ya no asegura un futuro predecible ». El pánico surge no sólo por la caída del Otro de la tradición, sino también por la « ausencia máxima de sentido », lo que evidencia la inconsistencia del Otro del lenguaje.
Señaló un problema clínico: « cómo transformar el pánico en angustia en cada caso de urgencia subjetiva. » Y dijo que el trabajo analítico resituará las coordenadas singulares de cada individuo para que advenga sujeto del inconsciente. La operación transferencial, por la vía del amor al saber ofrecerá la coartada para tratar el goce des-localizado, pero derramado en el organismo.
En el fragmento de la conferencia que llamó « Los Lazos efímeros del amor líquido », Sinatra, partiendo de la consideración freudiana de la identificación como « primer enlace afectivo al objeto », dijo que las formas de la identificación varían según las épocas en el intento de cubrir la falta de relación entre los sexos. La nuestra, época de la cultura de mercado, se caracteriza por lazos efímeros, líquidos, que se oponen a la densidad de las relaciones elementales de parentesco centradas en el nombre del padre.
Citó a Zygmunt Bauman, quien con el concepto de amor líquido caracteriza la tendencia a evitar relaciones duraderas, y su reemplazo por conexiones de fácil acceso y salida. Y, más adelante, afirmó que « … la promoción del instante congela la duración y anula el duelo a realizar por lo perecedero ». Como resultado, parecería que cada partenaire sería intercambiable por otro, inmediatamente, sin trabajo de desprendimiento.
Dijo que, si el paradigma de las nuevas relaciones son las conexiones en red, las identificaciones que ellas patrocinan no responden menos a otro gadget: la televisión. Por esta vía, sugirió detenerse en esta función de la televisión, pues muestra en la « época del Otro que no existe » lo que Lacan afirmó respecto del mundo: su condición de omnivoyeur , el todo mirada.
Es posible señalar, afirmó Sinatra, algunas consecuencias de la presencia invasora de la televisión en las parejas de hoy. Por un lado, se induce la uniformidad en el modo de gozar. Por otro, respecto a la familia misma, produce el que los hijos no tomen de los padres los rasgos de identificación, sino de « …personajes de la televisión, a partir… de modos de hablar que, habitualmente, nada tienen que ver con las desinencias de las lenguas maternas de cada ciudad: responden al monolingüismo de la globalización. »
La función omnivoyeur de la televisión aparece en los « reality shows » En ellos dijo, « el tele–adicto sólo mira y mira, esperando que el sexo explicite su goce y que la violencia estalle entre los concursantes… ». Además, están los « talk shows », instrumentos de tele–gozar mediante el escándalo,
De esta manera, Sinatra señaló como un efecto de la máquina de tele-gozar, la pulverización de los nombres del padre así como la « globalización » de las identificaciones y su labilidad. El Padre-Uno ya no asegura al parlêtre en sólidas identificaciones que anuden su cuerpo al nombre, dijo. Entonces, el empuje a lo efímero que propicia el mercado de consumo ofrece identificaciones prêt a porter. Éstas, afirmó, sustituyen la marca de la castración por « …marcas en el cuerpo a fuerza de drogas… tatuajes y piercing… Lo que el nombre del padre no marcó con el lenguaje, retorna desde lalengua con drogas e insignias diseñadas por la industria que se adhieren al cuerpo evidenciando la faz de goce de toda identificación. »
Parafraseó a Zygmunt Bauman para decir que las identificaciones líquidas muestran hoy como contrapartida -lo que Sinatra ha denominado- adicciones sólidas; afirmó que el goce de las adicciones tiene que ver con la fragilidad simbólica de las identificaciones en una época en la cual « la tecno-ciencia reniega del duelo a realizar por lo perecedero… El amor tropieza en estas identificaciones entre lo efímero de las relaciones y la solidez de las adicciones. »