XVII Jornadas Anuales de la EOL
29 y 30 de Noviembre de 2008
Marriott Plaza Hotel
Contaremos con la presencia de Eric Laurent
Boletín Nº 2
En este segundo boletín publicamos dos contribuciones acerca del tema de las jornadas:
Carmen González Táboas, sobre el trasfondo de dos concepciones del Inconsciente, traza en un par de logradas pinceladas un doble arco desde los síntomas freudianos al síntoma en Lacan, y desde la multiplicidad de síntomas hasta un nuevo estado del síntoma como producto de la experiencia analítica, de cuya eficacia política – son los términos de Carmen – el hablanteser debe hacerse responsable pues implica el orden de las consecuencias sociales y públicas.
Graciela Chester considera a las neurociencias y a la psicología cognitiva como herederas de Galileo en el surgimiento mismo del sujeto de la ciencia, situando con precisión lo que François Regnault denomina el desfalco del sujeto. Frente a un saber sobre lo real de la ciencia desprendido de la verdad de un sujeto, Graciela apela a la ineludible responsabilidad del psicoanálisis en nuestra civilización contemporánea.
Comisión Organizadora
LA EXPERIENCIA ANALÍTICA , DE UNO A OTRO ESTADO DEL SÍNTOMA
Carmen González Táboas
Freud demostró que hay represión y que lo reprimido retorna a su manera. Lo cual le permitió descubrir en los síntomas, detrás de su cara de sufrimiento, otra cara de satisfacción inconsciente. El psicoanálisis de Freud avanzó en la dirección de una práctica interpretante capaz de modificar en algo la oscura satisfacción que aquellos encerraban; lo cual evidencia el poder de la palabra que viene del Otro.
Es verdad que, por esa vía, el psicoanálisis activó en la cultura el malentendido de un imperio de la palabra. Sin embargo, que todo se arregle hablando se muestra cada día más problemático. Después de Lacan, es necesario pensar de otro modo la palabra y el lenguaje; de otro modo el inconsciente y el síntoma. El síntoma de cada uno es su modo de gozar.
Lacan ha conducido la experiencia analítica a ese punto.
En efecto, en el interior de la experiencia analítica es necesario tocar la palabra de manera tal que sirva para atravesar lo que de envoltura lenguajera tienen los síntomas, y llegar al corazón de su insistencia repetitiva que involucra al cuerpo; cuerpo que es cuerpo imaginario, cuerpo simbólico, cuerpo real: nudo de discurso que se anuda, precisamente, por el Síntoma.
Dicho de otro modo: una travesía es posible desde la multiplicidad de los síntomas, hasta un nuevo estado del Síntoma.
Síntoma que, tal como se presenta para el analizante en los confines de su análisis, requiere el tiempo de hacerse a su ser de goce; saber hacer ahí con eso de sí que ya no se franquea.
“Il faut le temps”, dice Lacan; que hace falta el tiempo bien lo saben el analizante y el practicante del psicoanálisis. Tiempo de los necesarios trayectos para que el hablanteser pueda saberse único responsable de una satisfacción que debe encontrar nuevas formas en el lazo con los otros; nuevas en su textura, en su color afectivo, en su eficacia que llamaré política, pues implica el orden de las consecuencias, que sin duda son sociales y son públicas. Es la enseñanza dejada por 100 años de psicoanálisis, (psicoanálisis cuya muerte sigue siendo sin cesar anunciada).
En filigrana: Freud, Lacan y Galileo
Graciela J. Chester
Resultado, confieso, de cierta curiosidad, recibo – semanalmente – información médica que se revuelve con lo último de las novedades en neurociencias.
El artículo – al que me referiré – no hubiera agregado ninguna primicia, si no fuera por cierta coincidencia temporal. Sólo tres días antes, en el curso que Juan Carlos Indart dicta, quincenalmente, en la EOL , trabajamos el artículo de Regnault, El ojo del lince.(1)
Ustedes se preguntarán cuál es la sorpresa que la diosa fortuna sacó a mi encuentro.
En este artículo, F. R. hace un puntilloso y paciente estudio de lo que Lacan ubica como el surgimiento del sujeto de la ciencia: con nombre, apellido y… consecuencias clínicas: Galileo Galilei, su telescopio y la forclusión de la mirada respecto de la visión.
A través de diálogos imaginarios entre los contemporáneos al físico, salen a la luz una serie de indicaciones. Galileo las llama operaciones, preparatorias al uso posible del instrumento que prolongaría la visión. Siguiendo los declarados pasos, se obtendría un ojo desafectado de la mirada. El resultado de esta pulcritud escópica, Regnault lo llama el desfalco del sujeto.
El director(2) de una institución dedicada a la psicología cognitiva experimental, entrevistado por un reconocido laboratorio local, es presentado a la comunidad como un conspicuo profesional en neurociencias.
Este experto atribuye el enorme interés en lo cognitivo – conductual, nada más ni nada menos que ¡al descubrimiento del telescopio!, en 1608: “Con esta herramienta, se descubrieron nuevas entidades galácticas a las que se podía rastrear a lo largo del cielo nocturno […] Similares avances en la ciencia pueden encontrarse en sus diferentes dominios con el advenimiento de nuevos métodos de observación. La emergencia de las neurociencias ha sido alimentada por nuevos métodos, algunos de los cuales utilizan herramientas de alta tecnología que no estaban disponibles a los científicos de generaciones anteriores”.
¿Acordarán conmigo si propongo considerar a este facultativo y su modus operandi como heredero de Galileo?
Por eso, más que nunca nos cabe a los psicoanalistas de la orientación lacaniana, hacer pasar a la comunidad: que lo que se considera una alteración o trastorno, es efecto de una “desgarradura del yo que nunca se reparará”(3); que para el psicoanálisis hay un saber – no sabido que habita en cada ser parlante; que ese saber no es evidente ni responde a ninguna lombrosiana observación; que esa división inaugural y constituyente supone la pulsión, en este caso, el objeto mirada rechazado; que la multiplicación de tecnología irá incrementando saber, cada vez, más desprendido de la verdad de un sujeto; que… (4)
1 Regnault, François: Dios es inconsciente. Artículo: El ojo del lince. Manantial, 1993
2 La entrevista está fechada en Julio del 2007, la leí en un boletín publicado el lunes 23–VI-08
3 Freud, Sigmund: La escisión del yo en el proceso defensivo, Obras Completas. Amorrortu. 1993
4 encuentro, en el titulo de estas Jornadas, la ocasión de ampliar cada uno de estos puntos.
Director: Oscar Zack
Secretaría: Blanca Sánchez
Tesorería: Déborah Fleischer
Carteles: Daniel Millas
Biblioteca: Fernando Vitale
Comisión Organizadora
Coordinación: Gabriela CamalyIntegrantes: Susana Colabianchi, Viviana Fruchtnicht, Nilda Hermann,
Claudia Lijstinstens, Victoria Márquez, Marcela Romero, Edit Tendlarz