Marco Mauas
Acabamos de publicar en Israel, en hebreo « El Triunfo de la Religión », uno de cuyos subtítulos lee « La angustia de los sabios (savants). El hebreo ha preferido decir « La angustia de los estudiosos (melumadim), quizás porque indica algo del encuentro de un saber trabajado, con algo, alguna cosa, que no engaña. El 7 de julio pasado, el físico nuclear Peter Zimmerman, Profesor de Ciencia y Seguridad en el King’s College en Londres, y recientemente Científico jefe en el US Senate Foreign Relations Commitee, escribió una nota central en el IHT, titulada « Nearer to the Bomb », donde se aprecian algunos signos de este afecto. Se trata de simples números, pero por una vez tenemos frente a los ojos algo que concentra años de discusiones y de equívocos. Irán acaba de instalar 6000 centrífugas que se añaden a las 3000 que ya tenía. Dispone de 320 toneladas de hexafluoruro de uranio gaseoso, suficiente para producir 100 bombas, pero que no alcanza ni para una fracción de lo necesario para un reactor nuclear para fines pacíficos. El tamaño del programa de centrífugas—aunque llegue a las 50.000 planeadas—es demasiado pequeño como para proveer combustible para un programa nuclear de alg’un alcance, y aún menos para cumplir con las exigencias de los reactores nucleares que Irán est’a construyendo con ayuda de Rusia. Al mismo tiempo, es evidente, escribe Zimmerman, que si se llega a una escala de producción en serie, estos explosivos de baja tecnología serían fácilmente transferibles a otros interesados—por ejemplo, dice Zimmerman, al Hamas y al Hizballah.
Esta es precisamente la articulación donde Zimmerman puede ser leído con « El Triunfo de la religión ». Qué sucedería, pregunta Lacan, si después de que hemos fabricado esos instrumentos sublimes de destrucción de la vida, un tipo los saca del laboratorio?
Lo que no engaña hace su aparición fuera del espacio perceptible donde lo teníamos encerrado. El físico nuclear sufre de una angustia cuando hace sus cuentas y verifica que hay una cantidad que se desplaza casi como siguiendo los vaivenes de un « en sí » de una cadena significante.
Desde aquí la angustia de Zimmerman es perfectamente palpable. Se aprecia en el hecho de que, de repente, la política internacional es una red con agujeros demasiado grandes. El bello título de Nietzsche « Sobre la utilidad y los inconvenientes de los estudios históricos para la vida », encuentra en estos dobleces su lado irónico. La pesadilla que hay en la historia no ha de ser ajena a estas angustias de los sabios. Ellos se angustian por lo que sale y se trasmite fuera del laboratorio a la vida, la historia se apesadilla en y por lo que ella no trasmite ni enseña en la vida. Se menciona una y otra vez a Hitler y a Chamberlain, se puede hablar del error de cálculo de Bush. Hay algo opaco en la historia y en el saber que no es interrogado, pero que se siente. Al menos desde aquí.