One-man show: Miller Come Back
Por Carlos Gustavo Motta
(Psicoanalista y cineasta. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis)
Y volvió. Pasaron siete años sin su presencia.
Su conocimiento e inteligencia, así como su oratoria pusieron las cosas en su lugar:
Jacques-Alain Miller está vivito y coleando, goza de buena salud y vive en la ciudad-luz, en nuestra querida París (¿acaso Buenos Aires no es la París del sur?).
La conferencia fue realizada el sábado 26 de abril, en el Teatro Coliseo ante 1800 personas (sí, ese fue el número) y presentada por el psicoanalista argentino Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Ricardo Seldes.
Habló desde la ausencia misma del tema de la conferencia, quizás teniendo presente las palabras iniciales de Jacques Lacan en el último establecimiento en castellano del Seminario XVI De un Otro al otro: « La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras ». Su compromiso frente a la obra lo sustrajo este lapso, pero también otras apuestas personales, como su franca lucha contra el cognitivismo o de otras terapias que se dirigen al establecimiento de conductas a través de manuales regidos, incluso, por el interés de la industria farmacológica.
Ubicó con precisión la teoría del Sujeto Supuesto al Saber en relación a la Neurosis y Perversión y como el conocimiento es paranoico, decidió el inicio de su exposición a través de la Psicosis. ¿Alguien puede ser más preciso?
¿Puede mi admiración no permitirme la claridad para dar una opinión? Quienes me conocen saben que no es así. Mi admiración tiene límites y mi sensatez es directamente proporcional.
Miller vino a Buenos Aires y con todo.
Su anécdota con el empleado del hotel donde se alojó es un must que debe ser contada, puesto que refleja el ser del argentino promedio: el joven le pidió tres autógrafos. Uno para su novia que estudia psicología; otro para él y otro… ¡para su analista! El Coliseo se movilizó con carcajadas espontáneas. Relatar una anécdota con este argumento nos permite inferir que el país no debe hacer una apuesta con el Psicoanálisis porque ya la tiene desde el propio discurso.
Entre otros tantos temas, hizo referencia a la fábula del asno que cargaba una imagen: Una vez le correspondió a un asno cargar una imagen de un dios por las calles de una ciudad para ser llevada a un templo. Y por donde él pasaba, la multitud se postraba ante la imagen. El asno, pensando que se postraban en respeto hacia él, se erguía orgullosamente, dándose aires y negándose a dar un paso más. El conductor, viendo su decidida parada, lanzó su látigo sobre sus espaldas y le dijo: -¡Oh, cabeza hueca, todavía no ha llegado la hora en que los hombres adoren a los asnos!
La moraleja de Esopo es: Nunca tomes como tuyos los méritos ajenos.
Jacques-Alain Miller es un hombre advertido y lo sabe.
Pero igual tiene méritos de sobra.
Señores, a este one-man show lo pueden aplaudir. Tenemos Miller para rato.