Buenos Aires, 21 al 25 de abril del 2008
Los objetos a
en la experiencia analítica
Boletín aperiódico
No. 17
Febrero 22 del 2008
Moderador: Juan Fernando Pérez
Consultores: Leonardo Gorostiza
María Hortensia Cárdenas
Todos los integrantes de las Sedes, Delegaciones y Grupo de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus comentarios, notas y textos en torno al tema del congreso
a, el boletín de la NEL hacia el Congreso de la AMP
• Editorial
• El objeto causa en el seminario X, por Mónica Febres-Cordero de Espinel
• Bibliografía razonada 17, por Bernard Lecœur
Editorial
Reanudamos la difusión del boletín de la NEL hacia el congreso de la AMP en Buenos Aires. Se trata así de retomar la producción que se realiza en la Escuela, y en general en el ámbito de la AMP, relativa al tema del congreso.
Es posible constatar la intensidad y nivel del trabajo que se realiza en la Asociación con miras a Buenos Aires, y en este sentido, la importancia que en todas las Escuelas ha adquirido la problemática propuesta para el certamen de abril. Los estudios que se producen día a día en torno al problema del objeto y en particular a partir del seminario X, lo demuestran. En esta perspectiva, la producción expuesta no deja dudas ya acerca de las implicaciones que tiene la elaboración realizada por Lacan entre 1962 y 1963 para la comprensión del problema del objeto en el ser hablante.
El seminario La angustia, explorado con gran detalle por los analistas de la AMP, adquiere hoy mayor claridad en cuanto a sus propósitos, a su orientación y a sus contribuciones. Éstas, sorprendentes no pocas veces, permiten dimensionar mejor las implicaciones de esa elaboración que Lacan emprende en un momento de plena madurez intelectual. Los dos textos que aquí se difunden son una muestra de lo dicho.
Conforman este número dos textos con dos estilos muy diferentes. El uno es un comentario austero pero muy preciso acerca de un tema crítico en la construcción de Lacan de su teoría del objeto, remitido especialmente para a por Mónica Febres-Cordero de Espinel de la NEL-Guayaquil. El otro, de Bernard Lecœur de la ECF, es un texto divertido pero igualmente riguroso.
En el primero se dan pruebas de las posibilidades que ofrece siempre una lectura sin concesiones, de la que, por lo demás, Mónica testimonia en cada contribución que realiza en la Escuela. Allí podrá reconocer el lector el tránsito que se opera en Lacan en cuanto al estatuto del objeto, para situar tanto el problema de la temporalidad que ello implica, como la función de la angustia en la definición del objeto como causa. Hay muy diversos puntos en este texto que el lector sabrá extraer, y los cuales cualifican aun mejor nuestra concepción del objeto a partir de Lacan.
De otra parte, Bernard Lecœur explora, a partir de una anotación de Lacan en la lección XXII del seminario X y de un texto de E. Jones señalado allí por Lacan, el tema de la Inmaculada Concepción, para proponer, tras la huella de Jones y provisto de la teoría del objeto de Lacan, una certera como inesperada interpretación de esa concepción, y con ello desbrozar aun más la naturaleza del objeto a en el orden humano.
a invita a todos los integrantes de las Sedes, Delegaciones y grupo de la NEL a compartir sus elaboraciones en torno a los objetos a en la experiencia analítica con todos los lectores del boletín.
Juan Fernando Pérez
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El objeto causa en el Seminario X
Mónica Febres-Cordero de Espinel
En el Seminario X Lacan establece el estatuto del objeto en tanto irreductible al significante: esto lo caracteriza como objeto causa. Característica que se articula, ocupando el mismo lugar conceptual, a la noción de falta, definida como estructura no significante. Falta que, en este Seminario, se articula con el cuerpo y sus partes separables.
Antes del X el objeto había sido tratado como significantizable: el paradigma es “La significación del falo”, texto en el cual por la “pasión del significante”, lo significable sufre sus marcas y se convierte en significado. [1] Esta transformación aparece en los fenómenos amorosos, en los cuales el objeto real, sometido al proceso de la aufhebung, deviene objeto simbólico.
En el X hay un desplazamiento: ahora el objeto a precede a la ley y al deseo, lo cual define una anterioridad temporal respecto al significante. Y es la angustia la que permite acceder a esa línea divisoria entre lo que estará del lado del goce, y lo que estará del lado del deseo. En esa anterioridad se ubica el objeto real, ámbito del goce y de la pulsión. [2] Una vez franqueada esa zona intermedia, surge el deseo “(…) fundado en el tiempo de la angustia”. [3]
La angustia se convierte así en una especie de operador que conduce al objeto que está más allá del amor y sus espejismos del amor: la angustia produce el objeto causa del deseo. [4]
Ese objeto no significantizable, fuera del juego significante, es el resto real de la operación subjetiva que Lacan define en el X. Es el goce no tomado en la dialéctica significante, y la alusión es a un tiempo mítico, real.
Se trata del “(…) sujeto del goce”, dice Lacan, y solo míticamente se lo puede aislar. [5] Momento mítico, en efecto, que marca el trayecto de un sujeto que aun no existe hacia su advenimiento en tanto dividido al final de la operación, (a) resulta ser lo que queda, lo “(…) irreductible en la operación de advenimiento del sujeto”. [6]
Este resto es lo que en el proceso de la significantización no se transforma sino que se pierde. Cercano entonces, al objeto perdido freudiano y que funciona como fundamento del sujeto deseante. Por eso Miller establece que en el Seminario X Lacan elabora la estructura de la causalidad del objeto. El objeto causa, desconocido, es el objeto (a). [7]
La función de la causa en el Seminario X se encuentra íntimamente articulada con la del cuerpo, precisamente por la vía del objeto perdido.
Es el pedazo de carne que circula en el formalismo lógico, establecido por la teoría del significante, y que es irrecuperable. Objeto que se pierde en “(…) los distintos niveles de la experiencia corporal (…) substrato (…) de toda función de la causa”. [8]
A partir de ello, se opera un desdoblamiento entre el objeto causa (profundamente desconocido) y el objeto meta del deseo que aparece en las ficciones y en los engaños del amor. Es por el amor que el objeto (a) se transforma en meta. Sin embargo, ambos, objeto causa y objeto meta, no son iguales porque el objeto causa no es ubicable, está en la hiancia misma de la estructura. Por tanto ineliminable.
Notas
[1] Lacan, J. “La significación del falo”. En Escritos 2, Edición 15. p. 668.
[2] Miller, J.-A. La angustia lacaniana, p. 60
[3] Lacan, J. Seminario X, Paidós. p. 190
[4] Miller, J.-A. “Introducción a la lectura del Seminario La Angustia”. En Freudiana, No. 42. p. 51.
[5] ob. cit. en 3. p. 189.
[6] ob. cit. en 3. p.175.
[7] ob. cit. en 2. p. 77.
[8] ob. cit. en 3. p. 233.
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Bibliografía razonada 17
Para esta primera referencia “recreativa”, del año 2008, en un momento aún cercano a la Navidad, Bernard Lecœur nos invita a releer Ernest Jones, sobre la naturaleza del Soplo divino. Jones, en efecto, levanta el velo puesto sobre las vías impenetrables del Señor respecto del objeto en causa en la venida del Niño, objeto que encuentra allí su dignidad.
C. Lazarus-Matet
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Ernest Jones: la fecundación gaseosa
Bernard Lecœur
Una referencia recreativa propuesta por Lacan, es sin duda menos fútil de lo que parece. Contribuye a asentar el reconocimiento del objeto mierda como punto-raíz desde donde se elabora la dimensión de la causa en el sujeto. Una de las facetas del objeto a ha sido precisada en la lección del 19 de junio de 1963 del seminario La angustia.
Esta referencia es un artículo cuyo título es “La concepción de la Virgen a través de la oreja”, [1] que apunta a esclarecer de un modo novedoso –estamos en 1914– una cuestión crucial respecto a la causa: si María ha dado la vida, limpia del pecado de la carne, ella no ha abrigado en su seno al Niño, el cual encontró allí su primera morada. ¿Cómo fue transportado? La respuesta es neumática. [*] Dios, por los buenos oficios de la paloma, condujo hasta las entrañas de la Virgen su Soplo fecundador. Por cierto, ¿pero a través de qué vía el Soplo atravesó los límites del cuerpo? ¿Por cuál orificio se introdujo? Por la oreja, testimonian pinturas y textos religiosos, infatigables en hacernos declinar las numerosas representaciones de la Anunciación. Si Gabriel es portador del Verbo, aunque parezca imposible, es el pájaro quien moviliza el principio seminal.
Ernest Jones, el autor de este artículo, galés, protestante y de carácter malicioso a la vez, a partir de argumentos antropológicos y clínicos, se va a ocupar de no dejar el asunto en estas condiciones.
Apoyándose en el mensaje librado por la tradición religiosa y después de la confrontación con las creencias infantiles de los pacientes obsesivos, concluye que el Soplo creador no es otra cosa que un viento intestinal o incluso un pedo. La fecundación gaseosa –representación integralmente ligada a una reacción contra la castración– respeta una ambivalencia del niño hacia el padre: la negación del poder de creación coexistiría de este modo con la afirmación de una potencia extrema.
Lo que probablemente ha retenido Lacan es el recorrido que adopta Jones. Partiendo de una teoría sexual infantil anal, y después de una serie de desplazamientos y transformaciones, el autor llega a considerar un objeto arrancado de las evidencias de la materia. Se obtiene entonces la “concepción abstracta”, dice, de un “fluído invisible, intangible, inaudible y sin olor, es decir imperceptible e inaccesible a todos los sentidos.” [2] Objeto sin cualidades, en suma, aquel que el psicoanálisis ha tenido el privilegio de introducirlo en la historia del pensamiento.
[1] Jones Ernest, “La concepción de la Virgen por la oreja”. En Psicoanálisis, folkore, religión: ensayos de psicoanálisis aplicado. Paris, Payot, 1973.
[2] Ibid, p. 271.
[*] “Neumática(o)” es un término empleado en francés para indicar que algo es rápido, expeditivo. Tiene su origen en los mensajes rápidos que se enviaban en París, antes de la existencia del email, a través de las corrientes de aire que genera el metro. Naturalmente la elección de este vocablo por parte del autor del artículo no es gratuita, como lo notará el lector, y da testimonio también de su fino humor. (N. del E.)
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