Con ocasión de las VI Jornadas de la ELP, celebradas en Madrid el 10 y 11 de noviembre de 2007, LGC entrevistó al Delegado General de la AMP Éric Laurent. Entrevista que transcribimos a continuación.
LGC- Queremos preguntarle para LGC, sobre la política de la AMP en relación a la Ofensiva depresión.
Éric Laurent: Tengo la oportunidad de intervenir mañana en las Jornadas de la ELP y voy a desarrollar mi ponencia, precisamente, sobre este punto acerca de la ofensiva depresión, para que sea más difundido. Plantearé el problema de por qué interesarse en la Campaña Depresión y no, por ejemplo, en la Campaña autista. Ya que estas distintas maneras de plantear el tema de la salud mental, en campaña anti, hay que considerarlas en su conjunto. Veremos mañana qué significa la ocasión de la anti-depresión, por qué esto. Qué implica la constitución, de manera nueva, del significante depresión, como un significante amo renovado. De la misma manera que el significante autismo cambió completamente de sentido en los últimos años y que ahora un sujeto psicótico se considera como un Asperger. Ser un Asperger es un handicap que necesita consideración, un tratamiento digno y humano.
LGC- La segunda pregunta era ¿Qué partenaires hacer existir en este momento político? Porque no es lo mismo la situación en Francia que en España y nos preguntábamos sobre qué partenaire intentar influir.
E. L.- Esto me parece muy apropiado para LGC porque el papel del Consejo de las Escuelas en esta nueva disposición de la civilización es crucial. El Consejo de las Escuelas tiene que incidir y definir la política de las Escuelas de manera tal que estas puedan interesar y acoger a gente que ha tenido una formación contemporánea, es decir, personas que han encontrado el psicoanálisis de una manera completamente distinta a cómo lo hizo, por ejemplo, la generación que está ahora en posición de estar en el Consejo. Los más jóvenes, que están formándose, no han encontrado el psicoanálisis de la misma manera y la Escuela tiene que pensar, a todos los niveles, los modos de acoger a estas nuevas generaciones. Por ejemplo, reservando lugares en este espléndido escenario que son sus Jornadas. Reservar lugares, para aquellos que han encontrado, en la formación contemporánea, el psicoanálisis a través de su formación de psicólogos, que después han pasado a las Secciones Clínicas, y posteriormente al Atelier de psicoanálisis aplicado siendo después acogidos en los equipos de los CPCT. Estas personas tienen que tener un lugar dentro de todos los dispositivos concebidos por las Escuelas.
Se necesita renovar una alianza decisiva con aquellos que han encontrado el psicoanálisis a través de estos dispositivos de psicoanálisis aplicado. Por supuesto han encontrado el psicoanálisis a través del análisis propio, pero después ¿Cómo aplicar lo que han aprendido del psicoanálisis propio?
Esto es lo que es difícil inventar en el momento actual de la civilización y es la razón por la cual hemos concebido estos dispositivos del psicoanálisis aplicado, que encuentran un cierto eco. Hay que pensar toda clase de inclusiones: sea en las jornadas, en las publicaciones etc.… que permitan incluir lo que queremos que sea nuestro nuevo partenaire.
Hay que tenerlos en consideración en todos los aspectos. No se trata de incluir jóvenes por el culto a la juventud, sino de renovar una alianza con generaciones que han sido formadas completamente de otra manera, y cuyo acceso al psicoanálisis ha sido muy particular. Hay que tener esto en cuenta en sus particularidades e incluirles dentro de los dispositivos de las Escuelas.
LGC- Entonces ¿podemos pensar que el funcionamiento de las Escuelas necesita un cierto aggiornamento?
E. L.- Está un poco agotado.
LGC-¿Igualmente las Jornadas?
E. L.- No se puede decir que haya caras nuevas interviniendo en las plenarias de las Jornadas. En las salas simultáneas hay más soltura, pero creo que se puede dar un paso más para incluir gente. De la misma manera que en Pipol 3 se incluyeron personas que nunca habían hablado en una plenaria -ni tan siquiera en las Jornadas de la Escuela a la cual pertenecían-, para intervenir, en plenaria, en la sala azul del Palacio de Congresos, frente a setecientas personas, lo cual es muy impresionante.
Por supuesto esto implica momentos de preparación, ayudarles a tener una ponencia bien armada. Ya habían expuesto una, dos, tres veces antes para tener una confianza tal que pudieran enfrentar una sala tan impresionante, porque ¿quién podría hacer esto sin una cierta preparación?, es angustiante una sala así.
LGC- Jacques-Alain Miller planteó en Delfos que ya no era el mismo momento que aquel en que fue fundada la Sección Clínica, cuyo modelo era la vía de la formación una vez que se había acabado la carrera académica, y que quizás había que dirigirse a los jóvenes durante el desarrollo del bachiller.
E. L.- Si. Es al mismo tiempo un chiste y un anhelo. Porque con la presión que hay sobre las nuevas generaciones que están sometidas a una desregulación de toda carrera profesional posible; que al mismo tiempo, por un lado, está formateada con normas y regulaciones, y por otro lado una formación que ahora, con el Erasmus, pasa a través de distintos países, culturas distintas, lenguas distintas —uno pasa un año aquí, otro allí, seis meses—, todo se desorganiza al mismo tiempo que se formatea. Hay ahí una presión muy fuerte para que consigan una técnica digamos clara, de un empleo, de un uso práctico evidente, porque si no se encuentran en las nubes, se encuentran no solamente en el desamparo, sino en la desorientación, en una zona gris de la cual uno no puede salir. Y hay una angustia del bachelier moderno, del bachelor como dice Lacan.
Cuando Lacan dijo en el 78 que la Escuela estaba dirigida al bachelor, utilizando el equívoco de la palabra bachelor, que significa bachelier, el titular del diploma, y también el que no está casado -el que no está casado con una teoría-, decía que había una zona entre los estudiantes, en tanto que están los que sufren del saber, del aprender, de esta imposición del saber que se realiza en los años de estudio, y que no se hace sin síntomas.
¿Cómo hacer entrar esta masa de saber?, ¿Cómo uno lo ubica dentro de su fantasma? Esto no se hace sin restos, síntomas, dificultades y la relación que uno tiene con el saber no llega necesariamente a ubicarse de manera sencilla para después tener una vocación laboral, inscribirse en las ofertas laborales, que implican casarse con el saber para hacer algo con ello.
Hay entonces un momento de intervalo, este momento de intervalo fue siempre un momento en el cual el psicoanálisis interesó a nuevas generaciones.
Freud después de la 1ª guerra mundial consideró la necesidad de abrir centros de psicoanálisis aplicado: Los Institutos, que en la época eran como aplicación del psicoanálisis. Dijo que tenían que ser abiertos a la intelligentsia.
¿Qué era la intelligentsia? Se nombraba, con la palabra rusa, a los jóvenes estudiantes aplastados por el saber, que se difundía por primera vez en las universidades abiertas al público en general. No solo a las élites militares o eclesiásticas, sino la difusión de la enseñanza en Europa.
Había entonces jóvenes que no encontraban trabajo, que tenían ideales, que no querían insertarse inmediatamente en el mercado laboral, y entonces producían esta intelligentsia. Y Freud indica que el psicoanálisis tiene que estar abierto precisamente a esta juventud.
Después Lacan, en los años sesenta, no utilizó ya más el término intelligentsia porque la coyuntura especial había desaparecido. Los movimientos estudiantiles habían comenzado en los años sesenta -sesenta y seis-, al mismo tiempo en América, en el extremo oeste, y en China, en el extremo este. En Occidente de manera imprevista, en Oriente de manera calculada por un amo. Pero estos movimientos, como antes lo fue la intelligentsia, o como lo fue la juventud existencialista de la posguerra, esta juventud se concebía como dejada caer por el saber, caían del saber, con sus dificultades de integración.
La palabra drop out que utiliza Lacan era el eslogan utilizado por Timothy Leary, el psicólogo de Harvard, que fue un inspirador de estos movimientos estudiantiles norteamericanos en la intersección entre la política contra la guerra de Vietnam y el rechazo al saber formateado que se transmitía. Entonces el eslogan era: “tune in, drop out”. Tune in, engánchense, con lo psicodélico, la música, la droga… engánchense, tune in, a otra realidad; drop out déjense caer de este formateo universitario. Entonces Lacan cuando dice que el bachelor no está casado con una teoría, no está casado con un saber formateado, este es el momento en el cual puede dirigirse al psicoanálisis.
LGC-¿Incluso en la época actual?
E. L.- En la época actual no estamos en el tune in, drop out. Ahora no caen de esta manera. Ahora los jóvenes cuando se enganchan a las drogas lo hacen a drogas muy duras. No es para engancharse a otra realidad, se pierden, es una huida a la medida de la presión a la que están sometidos. La presión de la racionalidad produce síntomas nuevos, la violencia de la juventud que está separada de su inclusión posible, que está en los márgenes de nuestra sociedad, los inmigrantes pobres que hacen gangs, pandillas, tipo Latin Kings, etc.…, esto no es tune in. Esto es organizar una contrasociedad, o engancharse con drogas, a un nivel desconocido para la generación anterior. Pero tenemos también a los que sufren del saber. Está la reacción occidental, muy violenta, pero tenemos también en el Oriente a los otakus japoneses, que frente la presión de este saber o se suicidan o no quieren salir más de casa, se encierran para no enfrentarse a esto. Son síntomas extremos, siempre se ve esta báscula Oriente – Occidente, pero ambos sufren esta presión del saber cada vez más formateado, en el cual el discurso del amo quiere reducir el tiempo de bachiller. La presión es « cásate rápidamente con tu vocación laboral, encuentra un lugar, encuentra una certeza de qué vas a hacer, qué quieres hacer, elige, sino vas a perderte”. Todos estos mandamientos producen efectos.
Creo que una colega decía que había en la juventud contemporánea algo de frivolidad; Yo no diría esto, la juventud actual no es más frívola que la existencialista, que la psicodélica de los sesenta o la del rock de los setenta. La juventud actual está sometida a un universo que tiene presiones que no había antes. Es como el trabajador contemporáneo que está sometido a unas presiones mucho más fuertes que antes; Con el desarreglo y la desreglamentación del mercado de trabajo como efecto de la globalización las condiciones actuales son más duras que cuando existía un welfare state que funcionaba, cuando el estado no estaba endeudado hasta los topes.
Europa sufre ahora más que en los años setenta cuando se podía soñar con una Europa rica que podía compartir el trabajo, pagar a gente en desempleo de manera masiva, pagar un nivel de jubilaciones a edades muy tempranas; todo este sueño se vino abajo con la competencia en un mercado global.
LGC- La novedad que Ud. plantea en este diagnóstico tan impresionante de la sociedad actual y que le agradecemos mucho, es que la Escuela podría tomar como partenaire de su discurso a estas personas.
E. L. Ya lo ha hecho. La deconstrucción del concepto de Escuela hace años que lo estamos haciendo. Entendiendo que en los años en los que Lacan inventó el pase ofreció un cortocircuito en el cual un joven en formación podía obtener el título de AE, de didacta. Era ofrecer un cortocircuito, que es más difícil de pedir en la época actual. La definición actual que tenemos de un AE, es la de alguien que puede enseñar durante tres años en comunidades diversas, y se necesita al mismo tiempo una experiencia de la cura y un conocimiento de la enseñanza de Lacan que implica años de formación y una capacidad también de enseñanza, un poder exponerse, que es muy difícil pedir a otras generaciones.
Pero, antes de alcanzar esto hay que enganchar gente de otras generaciones a una práctica del psicoanálisis aplicado.
Se crearon entonces los Institutos dirigidos a una enseñanza parauniversitaria, más estructurados, más adaptados al contexto europeo de lo que era el grupo de estudios argentino -adaptado a un contexto más flou con instituciones que estaban absolutamente en crisis en la Argentina de la dictadura-. Con esto los Institutos permitían ir dirigiéndose a estudiantes que estaban ya sometidos a una presión universitaria particular, ofreciéndoles la posibilidad de entrar. Esto no es dirigirse al estudiante de bachiller, pero se trataba de ofrecer una contrapartida a la ofensiva universitaria post setenta. Fue el tiempo de los Institutos. No fue suficiente.
Con la hiper-especialización del sistema, la transformación de la universidad -en la que las humanidades a través de las ciencias humanas fueron transformadas gradualmente en técnicas de gestión de la población-, pasamos entonces a inventar dispositivos de psicoanálisis aplicado y después a crear nuestros propios Centros de psicoanálisis aplicado; para después propiciar un pasaje y pasarela entre lo que son los Institutos del Campo freudiano, las Secciones Clínicas, seleccionando la gente a partir de estas para conectarles con los Centros de psicoanálisis aplicado, lo que hace una carrera. Eslabones que permiten una cierta pasarela hacia la Escuela. Pero hay que pensar que todo esto es deconstrucción del modelo Escuela de los años setenta para extenderlo.
Todo esto forma parte de la nueva Escuela. La nueva Escuela es una Escuela que incluye los Institutos, los CPCT, los Atelier de psicoanálisis aplicado y todo el dispositivo.
LGC-¿La nueva Escuela es entonces el trípode?
E. L- La nueva Escuela es el trípode e incluso puede complicarse en un cuatrípode si se le añade el redondel de la necesidad europea. Es decir la de un espacio común, a medida que se constituye el espacio común del discurso europeo. Discurso de reglamentación sin mucho rumbo, espacio muy dirigido por el S2, sin que haya los significantes amos apropiados para este espacio. La experiencia europea es el único espacio económico en el mundo en el cual se constituye una economía común sin política económica común.
Es la primera vez en la historia y es muy distinto al espacio económico americano en el cual hay un espacio económico común y una política económica decidida, al igual que en Japón, o China. Europa es muy especial, se da una reglamentación sin rumbo, y frente a esto hay que ubicarse de manera muy especial.
Entonces la dimensión de las tres consistencias de cada una de estas Escuelas tiene que tomar en cuenta el horizonte europeo, las particularidades del discurso de Europa.