Reseña del miércoles 15 de agosto sobre el objeto a en la experiencia analítica. Congreso AMP 2008
Continuando con la serie de reuniones que viene abordando el tema, se presentaron los siguientes textos del Scilicet: Afectos (Leonardo Gorostiza), Pérdida (Nora Silvestri), Separación (Diana Wolodarsky) y Duelo (Florencia Dassen). La coordinación estuvo a cargo de Silvia Salman. La interlocución la realizó Adriana Rubinstein quien comenzó mencionando lo que a su parecer, ponían en juego los cuatro trabajos: “la necesidad de producir un cambio en la relación del sujeto con el goce por la vía de una extracción, de una separación, de un cambio en la operatoria del objeto a y la pregunta de cómo hacerlo, tanto desde la interpretación como desde la posición en la transferencia. Y los escollos en este camino”.
El trabajo de Leonardo ubicó los afectos diferenciándolos de las emociones. Lacan sostuvo la inadecuación radical del ser hablante, de su cuerpo, con el mundo. La inadecuación entre la cosa y el afecto. Lo que resumiría finalmente en su axioma no hay relación sexual. Inicialmente concebidos como efectos del significante en el cuerpo (un cuerpo “afectado” de inconciente), luego los caracterizaría como efectos de goce del significante sobre el cuerpo.
Señaló a la angustia como el afecto central de la experiencia analítica, el que no engaña, el que sí es señal de lo real. No hay sujeto sin angustia y el cuerpo del que se trata está afectado por el significante y el goce singular así producido. Siendo entonces una cuestión de sujeto y de goce, lejos de ser considerados en una perspectiva bio o psicofisiológica, los afectos deben ser incluidos en el apartado de la ética: remiten siempre a una elección o a un juicio del cual el sujeto es responsable.
El trabajo de Nora sobre pérdida, ubicó una relación entre ésta y tres dimensiones del objeto a: resto recortado del cuerpo, plus de goce y causa de deseo. La función de corte le permitió a Lacan separar un resto no significable. Señaló a la angustia como una referencia crucial para el análisis que es necesario dosificar para poder conjugar al sujeto con lo real y que el objeto parcial como condensador de goce, por la angustia producida por el análisis, puede pasar a ser objeto causa de deseo.
Con el testimonio de Xavier Esqué, ejemplificó un modo de intervención y los movimientos de la Transferencia. Intervención por el equívoco del nombre propio ( de “es que” a “sé que”) que puso al saber en el lugar de la causa y no como atribución al Otro y el objeto mirada por vía de la separación, dejó de ser soporte para operar como causa de deseo.
Adriana comentó a este pasaje de la fijación a la causa, como algo interesante para pensar y a la vez, en sus dificultades prácticas. Recordó lo planteado por Freud sobre la desplazabilidad de la pulsión y diferenció lo real del goce de la fijación de goce.
Diana planteó respecto a la separación, que en relación a la experiencia analítica los términos que deben separarse son significante y goce ya que conllevan dos modos diferentes de gozar del inconciente y que separar el efecto de sentido y de goce permite que un sujeto pueda soltar el objeto que lo ata a su fantasma. Lo ilustró con una viñeta clínica, donde al intervenir haciendo resonar la equivocación homofónica, logró producir el efecto de risa del sujeto, permitiendo separar el Ideal desde donde el sujeto se veía, de su posición de objeto de goce en el fantasma materno.
Florencia en su exposición sobre el duelo, planteó que el destino de un análisis también se juega en función de hasta dónde el objeto en juego soporta la pregunta por lo real del duelo y no sólo por su verdad. Y cómo en cierto momento de la dirección de la cura cobra valor el recorte de la ausencia como objeto. Retomó su testimonio subrayando una nueva vuelta de su análisis donde a partir de un proceso de duelo, la interpretación del analista tuvo valor oracular, resonó en el cuerpo cavando un vacío que produjo una pérdida de goce, abriendo el camino de la separación hasta entonces rechazada.
Adriana retomó la pregunta de Diana sobre cómo es que los significantes tienen efectos sobre el cuerpo. Los ejemplos de interpretación por la equivocación u oracular indican que no es el equívoco de cualquier modo sino con una orientación y desde un lugar en la transferencia. Se preguntó si son las únicas formas de producir resonancia.
En la conversación posterior se mencionó al malhumor como toque de lo real, de algo allí que no encaja; sobre la diferencia entre la hipomanía o falso entusiasmo y el “verdadero” que surgiría luego del franqueamiento de la angustia. Sobre la ira y otros afectos en el duelo, debido a la dificultad de establecer una mediación con el Otro por estar anulada la función separadora del objeto; se trataría de apuntar a que el objeto como obstáculo aparezca.
A la dimensión poética de la intervención analítica y a la angustia como corte.
Para concluir, diría que se trata de un tema que no se deja aprehender fácilmente, pero que al ir decantando en “lo que no se sabe” nos va causando al trabajo.
Estela Schussler.