Por J.C Maleval
Presidente del MUPP
(Movimiento Universitario por el Psicoanálisis)
La caza de ”la concepción psicoanalítica” en la enseñanza de la psicología parece acentuarse. Una petición inspirada en el Libro negro y en la concepción anglo-sajona (“The Petititon”) pretenden hacer creer que dicha concepción poseería un “monopolio de formación” que se trataría moderar a través de una diversificación de enseñanzas. Dicha concepción silencia el hecho que la orientación cognitivista es ampliamente dominante en la enseñanza de la psicología dispensada por las universidades francesas. Los autores (anónimos) de esta petición quieren ignorar que algunas de ellas han comenzado ya a prohibir toda referencia al psicoanálisis, mientras que otras intentan llegar a eso. Raros son los lugares universitarios donde la enseñanza de la psicología clínica escapa aún al aplastante cientificismo que toma a la singularidad del sujeto como una escoria deplorable. Detrás de una aparente preocupación por la diversificación de las enseñanzas se transparenta una voluntad de erradicar todo lo que subsista con referencia al psicoanálisis. Testimonio de aquello es el anhelo de someter los trabajos de los psicólogos clínicos a los mismos “criterios de evaluación” que aquellos utilizados en otro dominio: los criterios de la productividad científica. La especificidad epistemológica de los estudios clínicos fue barrida sin ser interrogada. Aún las concepciones Rogerianas, o familiares, no obstante mencionadas en “The petition”, hace mucho que no habrían encontrado lugar en la Universidad, si ellas debieran someterse a criterios científicos de evaluación, no aptos a captar su especificidad. En nombre de una pretendida apertura los equipos de investigación exclusivamente referidos a la concepción cognitivista serían legítimos mientras que aquellos referidos al psicoanálisis se verían impuestos por otras perspectivas.
En definitiva, cada uno habrá comprendido que detrás de una aparente preocupación por el equilibrio se esconde una voluntad totalitaria de subordinar toda concepción de los fenómenos humanos al discurso de la ciencia.
En ese contexto, el “Manifiesto por las prácticas y formaciones clínicas” establece un acta de liquidación en curso de la clínica en las instituciones de cuidados y de formación a las cuales nosotros suscribimos. Sin embargo, se trata de un texto redactado en una perspectiva universitaria centrista, que esencialmente piensa la formación de los clínicos en el marco de la universidad, sin mencionar la formación de las Escuelas de psicoanálisis, y aún menos la de los psicoterapeutas. De aquellos silencios surge el germen de las concepciones que podrían comprobarse muy divergentes con respecto a aquellas del MUPP en cuanto a la formación de los psicoanalistas.
El MUPP se sostiene firmemente sobre el hecho que la formación de los analistas se efectúa fuera de la Universidad, no por un accidente de la historia, que podría ser corregido, sino por razones que se sostienen en el psicoanálisis mismo. El saber específico del psicoanalista no es un conocimiento intelectual, que pueda adquirirse por el estudio, sino un saber producto de una experiencia de mutación subjetiva, que sólo puede advenir a partir de la experiencia de una cura.
Difícil en estas condiciones asociar el MUPP a las buenas intenciones del Manifiesto para las prácticas y las formaciones clínicas.
Hay que proclamar pasar a la invención ofensiva. La intención es excelente, pero es suficiente para esto agruparse nuevamente? Actualmente, las únicas invenciones ofensivas portadoras de futuro para el psicoanálisis parecen ser la creación de instituciones nuevas, independientes del Estado, inspiradas en los CPCT (centros psicoanalíticos de consultas y tratamientos), o las Secciones clínicas. Ahora bien, los universitarios parecen a menudo estar obstaculizados por sus funciones para instalarse en tales invenciones ofensivas. Se sabe que su práctica privada a menudo los ha conducido a abandonar las universidades a los cognitivistas dejando lugares vacantes o no teniendo suficiente presencia. A lo mejor defienden a pie juntillas la consideración de la singularidad del sujeto en sus enseñanzas y en la formación de los psicólogos, eso ya es mucha energía. Este combate es indispensable pero parece que, preferentemente, falta apostar en las Escuelas para las “invenciones ofensivas”: sus miembros parecen en eso, estar en mejores condiciones para el sitio.
Traducción: Clarisa Kicillof