Tenemos un plan, el Plan Lacan.
Lacan agrega al trípode freudiano del análisis y el control el dispositivo epistémico del cártel, no los seminarios y cursos aunque obviamente formen parte de la formación del analista. Cuando funda su Escuela, el cártel está en el centro de la experiencia; cuando la disuelve y la refunda, también. Pero aun nos indica que al uso del cártel hay que sumar algo: “Además se necesita que junto con eso (el cártel) instaure yo un remolino que les sea propicio”(1). Los remolinos son grandes cantidades de agua que giran en torno a un centro vacío. Ese “remolino propicio” no es mala definición de la Escuela, girando en torno al agujero del no-saber que lo simbólico horada en lo real.
En la intervención en la ECF en 1994, titulada El cártel en el mundo, Jacques Alain Miller se refiere al “Plan Lacan”. El Plan Lacan no es otro que el cártel como modo específico de funcionamiento de la Escuela, pero constata que ese plan no se realizó jamás, mencionando directamente lo que detecta como “cierta falta de entusiasmo por el cártel”. Esta es la apuesta a cielo abierto de un vivo interrogante que hemos tomado como invitación a conversar en la ELP, bajo la forma de la primera Jornada de Carteles desde su fundación. En nuestra Elucidación se trata de explorar el lugar fundamental del cártel en la constitución de la Escuela y su anudamiento con el no-saber, esa ausencia oportuna para la experiencia del inconsciente bajo transferencia donde se dilucida el tratamiento posible de un goce singular.
Lo que “no cesa de no escribirse” atraviesa desde su comienzo el funcionamiento del cártel y de ello da cuenta el hecho de que el Plan Lacan nunca llegara a realizarse, a culminarse. La ejecución no-toda de este Plan no deja de resonar con la lógica inconsistente propia de la Escuela. El cártel, como órgano base, funda la lógica antitotalitaria que soporta al discurso analítico. Y sostener su existencia implica no retroceder a volver fecundo el agujero por el que está atravesada la experiencia clínica. Lo no-sabido, como marco oportuno para el saber que concierne al discurso del analista, guarda una íntima relación con la lógica propia del cártel. Es por ello que Lacan lo propone como el modo de funcionamiento que conviene a su Escuela. Ese es el Plan. La etimología de la palabra cartel se liga a la de “carta” pero, además, Lacan afirma en 1976 en las Jornadas de Carteles de la EFP que “realmente es la palabra Cardo la que está detrás, es decir, la palabra bisagra”. La bisagra anuda pasajes, es el instante de lo que está a punto de ocurrir. Y también la bisagra del nudo borromeo es el agujero irreductible en su centro, el punto donde falta el saber y se inscribe la causa del deseo.
En la quinta edición de Elucidación de Escuela nos proponemos indagar estas conexiones y su vinculación con el remolino, con el agujero en el saber que mantiene la Escuela en movimiento. Agujero que atraviesa nuestra experiencia como Escuela y que tiene como litoral la respuesta siempre inconclusa a la pregunta sobre qué es un psicoanalista.
Queremos agradecer el gran entusiasmo y disponibilidad de los +1 de los carteles de la ELP, tanto en activo como concluidos, con los que ya hemos contactado para acceder a los cartelizantes con los que vamos a constituir las secuencias de trabajo de la Jornada. Igualmente, agradecemos a Esthela Solano su rápida y más que generosa y entusiasta aceptación de nuestra invitación. Vamos a hacer una Jornada de cartelizantes fresca y viva. Nos proponemos con ello un cierto “retorno a Lacan” y una renovación del filo de su propuesta. Desde ya, os animamos a todos los que queráis participar; encontraréis vuestro lugar para hacerlo.
Paloma Blanco y Julia Gutiérrez.
Directoras de la V Elucidación de Escuela