¡Estupendos pasmados! – Por Laurent Dumoulin (Paris)
Traducción: Alba Alfaro
Lacan en …o peor, da una definición mordaz de la función del padre: “el padre es el que debe impactar a la familia”[1]. Que uno lo escuche literalmente, como “privar del uso de una pata”[2], o más flexible como “asombrar al punto de hacer caer”: impactar toca el cuerpo, colocándolo fuera de juego. Sin pata, o con las patas arriba, di
fícil de ir muy lejos. Las consecuencias son penosas: numerosas actividades esenciales al parlêtrele resultaran difíciles, incluso imposibles. Una, entre otras que nos resulta muy apreciada: demasiado pasmado, ¿cómo ir a su sesión?
Ponderando distintas ideas del futuro, tanto las que cantaban un mañana feliz como las que proferían gritos de alarma, Lacan da su justo lugar a lo que en 1972, se sitúa ya como una evaporación del padre:
The mask, Ron Mueck
“Si el padre ya no impacta a la familia, naturalmente se encontrará algo mejor. No es obligatorio que
sea el padre carnal, siempre hay uno que impactará a la familia, que todos saben que es una manada de esclavos.”[3]Encontrar algo mejor, implica que para suplir al padre de antes, se podría encontrar peor. Mejor que un padre, para un esclavo es lo que se llama un amo, o sea aquel que impacta al goce. Marcándole el camino, lo saca del extravío:Just do it !
Quizás podamos leer aquí el origen de una de las respuestas a la declinación del padre: el ascenso de los totalitarismos. Es chocante constatar cómo en el corazón de los fascismos yace siempre una doxaen cuanto al goce, la cual enuncia lo que conviene o no hacer con el cuerpo que uno tiene. Aquellos para quienes el goce se muestra demasiado Otro resultan inevitablemente aludidos, de ahí la invariante misoginia de los fachos, más allá de siglos y continentes.
En Aun, Lacan se sorprende de que los psicoanalistas no se caigan de asombro: “El cuerpo es algo que debería causar pasmo”[4]. ¿Sera eso de lo cual cada uno quisiera aliviarse, de ese agujero en el saber que produce lo viviente del cuerpo? Del padre que debe impactar, al cuerpo que no impacta lo suficiente, hay que advertir que lo Uno viene al lugar del Otro. Es precisamente para sustraerse del enigma del viviente, que LOMestorbado por su cuerpo se lo entrega al primer impactador que llega. Esto esclarece los llamados que se le hacen a los hombres políticos más radicales, quienes por más antidemócratas que sean llegan al poder a través de las urnas. Bis repetita.
Impactantes, esos amos lo son. No solo porque anuncian saber cómo hacer retroceder el malestar en la civilización, sino que además designan, sin vergüenza, su origen como indiscutible. Si en El enfermo imaginarioToinette no tiene sino al pulmón como respuesta para todo, los antidemócratas europeos tienen a los migrantes. ¿Sus fines de mes son difíciles? ¡Los migrantes! ¿Ustedes mujeres, ustedes chicas no se atreven a salir? ¡Los migrantes! ¿Sus capitales no son ya lo que eran? ¡Los migrantes, le dije!
Después de haber tachado de ignorante cualquier otra hipótesis, Toinette le aconseja a Argan cortarse el brazo, ese villano brazo animado por una mala voluntad, que toma para él toda la comida, privando al otro lado del cuerpo de su bien más legítimo. ¿Cortarse un brazo demasiado gozador? ¡Estupendo! Pero le queda uno… ¡Pasmados, un esfuerzo más!
[1]Lacan J.,El Seminario, libro 19, …o peor, (1971-1972), Buenos Aires, Paidós 2012, p. 204.
[2]Juego de palabras entre el uso actual en francés de épater (impactar, pasmar) y el uso antiguo de épater (privar del uso de una pata).
[3]Lacan J.,El Seminario, libro 19, …o peor, ob.cit., p. 204.
[4]Lacan J., El Seminario, libro 20, Aun(1972-1973), Buenos Aires, Paidós, 1982, p. 133.