Traducción de Ximena Castro
El sueño es uno de los elementos centrales desde el comienzo de la experiencia analítica. Freud, apartándolo de una tradición mayoritariamente teológica, se le acercó y puso en práctica su invención, el inconsciente. Die Traumdeutung se publicó en 1900. Freud escribe que tiene el manuscrito frente a sus ojos en el invierno de 1899. A esta primera edición le siguen muy rápidamente 8 ediciones, cada una de las cuales da lugar a un nuevo prólogo.
El momento de la invención
Bajo el título de la primera edición encontramos en el epígrafe la siguiente cita en latín “Flectere si nequeo superos, Acheronta movebo”. “Si no puedo persuadir a los dioses del cielo, moveré a los de los infiernos”, cita de Virgilio. El sujeto Freud, un hombre de deseo como lo llama Lacan en su texto La dirección de la cura, se encuentra en este epígrafe. La solución no está en el cielo, está en el infierno.
La primera traducción al inglés data de 1913, la primera en francés, la de Meyerson, de 1926[1]. Es un texto fundador. En la advertencia, Freud plantea “No creo haber rebasado el círculo de intereses de la neuropatología”, y es en la siguiente oración, que muestra que quiere salir de él, al menos de la patología, ya que el sueño no hace parte de aquellos “productos psíquicos de los que el médico tiene que ocuparse por motivos prácticos”. Agrega que en consecuencia, “tanto mayor es su valor teórico como paradigma”. Finalmente, recalca: “Las peculiaridades del material”, subrayo material,“que utilicé para elucidar la interpretación de los sueños dificultaron también esta publicación. Ya la lectura del trabajo mostrará las razones por las cuales resultaron inutilizables para mis fines todos los sueños relatados en la bibliografía o los que pudieran recogerse de personas desconocidas; no tuve otra posibilidad que optar entre mis propios sueños y los de mis pacientes en tratamiento psicoanalítico. Ahora bien, debí renunciar a estos últimos a causa de la indeseable complicación que en un su caso experimentan los procesos oníricos por la intromisión de caracteres neuróticos. Pero la comunicación de mis propios sueños, me imponía sin remedio, franquear las intimidades de mi vida psíquica a las miradas ajenas en medida mayor de lo que me gustaría o podría exigirse de un autor que no es literato, sino un investigador de la naturaleza. Era algo penoso, pero inevitable; debí avenirme a ello para no tener que renunciar absolutamente a presentar las pruebas de mis resultados psicológicos […] Sólo me cabe formular la esperanza de que el lector de este trabajo, comprendiendo mi difícil situación, se muestre indulgente, y, además, que todas las personas que se vean aludidas de algún modo por los sueños que yo comunico se avengan a concederme la libertad de pensamiento, al menos en mi vida onírica[2].” Distingamos algunos rasgos que según Freud caracterizan el sueño: material, vida privada y libertad de pensamiento del sueño.
Vemos en este texto cómo la traducción de Meyerson “Science des rêves”[3], aunque imprecisa, no resulta infiel a la posición subjetiva de Freud: avanzar en un conocimiento hasta ahora desconocido mediante la modelización de un fenómeno psíquico universalmente compartido por los seres humanos. El valor de este modelo teórico, por lo tanto, se basa, a diferencia de los fenómenos que él llama patológicos, en el hecho de que es válido para todos. Pero es privado. Se aventura así en un dominio prohibido por el discurso del amo de la época. En el siglo XXI el discurso del amo ha cambiado y lo privado se ha diluido. El psicoanálisis contribuyó, no poco, a este movimiento.
Una pregunta en la época del Congreso de 2020
Después de la invitación que me hizo la Presidenta dela AMP, invitación que le agradezco, me hice la siguiente pregunta que pronto se convirtió en una gran preocupación: ¿Qué podemos pensar y decir de nuevo, en 2019, 120 años después, sobre este modelo fundador de la disciplina del psicoanálisis, que Freud calificó como la vía regia al inconsciente y para el cual encontró, hallazgo poético por cierto, la expresión “el ombligo del sueño”?
¿Se trata de retomar algunas referencias de Lacan, quien no solo ha retomado los sueños trabajados por Freud, sino también de algunos de sus propios pacientes y también, aunque en raras ocasiones, es verdad, sus propios sueños, para modificar el modelo freudiano en la medida que avanzaba su enseñanza? Nuestros colegas, directores del próximo Congreso, lo hicieron maravillosamente en su texto.
Sin embargo, es en este punto que me detengo: ¿Qué hay de nuevo en el psicoanálisis sobre el sueño 120 años después?
No empero, se ha perfilado una hipótesis.
Los avances de Lacan y de JAM sobre el inconsciente real, distinguido del inconsciente descifrable y transferencial ¿Cómo verlos trabajando en el sueño? ¿Cómo se manifiesta este nuevo binario y qué uso le damos en las curas de la orientación lacaniana?
Docilidad analítica
Fue entonces que me introduje en los conceptos; releí algunos de los últimos seminarios de Lacan, los cursos de JAM de 2007 a 2011. Por ejemplo, encontré esta frase de JAM en 2007: “Me encanta interpretar sueños”. Allí habla de un verdadero diálogo analista/analizante a través de la sucesión de sueños del lado analizante y la interpretación del lado analista. En este mismo curso también me enganché con varios ejemplos, desplegados con la mayor precisión, interpretación tipo desciframiento, criptografía, no solo del sueño, sino de otras formaciones del inconsciente, a saber, dos actos fallidos de Freud, descascarados hasta el hueso, el ombligo. Una lección, por lo tanto: el inconsciente-desciframiento y el inconsciente real no están en una relación de exclusión. Pensar que son incompatibles es del orden de la doxa, y si Lacan corrigió a Freud es porque toda su enseñanza está construida para evitar la transformación de los avances del psicoanálisis en doxa, una tendencia que mató la transmisión de Freud entre los post-freudianos.
Tan fundamental como me pareció, estaba orientada más hacia el estudio de la interpretación y sus procesos que hacia el sueño mismo. En tal caso, o respondo de acuerdo con los requisitos de mi formación, y se enciende una luz roja: preste atención a lo que está “fuera de lugar”; o, los arrincono momentáneamente y, de acuerdo con la disciplina del análisis, me pliego dócilmente al movimiento que me ha atrapado.
Al plegarme a él, deduzco que en cierto espacio del discurso, el discurso analítico, espacio muy específico porque no cae bajo la dominación que organiza los otros tres discursos, el sueño y la interpretación son equivalentes.
El sueño: Quién, qué
¿Quien interpreta? El sueño es una interpretación, pero la interpretación no se limita al sueño. Esto se puede escribir en círculos que se superponen solo parcialmente.
Pero, precisamente, decir que el sueño interpreta es una tesis lacaniana. Para Freud, es el analista quien interpreta el sueño del analizante de acuerdo con un método preciso, sabiendo que el analista puede ser el soñador. Entonces el asunto se complica: el sueño es interpretable de acuerdo con ciertas reglas de desciframiento, que responden esencialmente a la metáfora y la metonimia, por lo tanto, a la sustitución; es la “vía regia” del inconsciente freudiano. Pero también el sueño interpreta, es su lado “ombligo”. Interpreta el traumatismo inaugural, el momento en el que el sujeto y el objeto coincidieron, su diferencia abolida. Por un lado, la vía regia basada en la dictadura loca del sentido que siempre es servil, como Lacan lo mostrará; por el otro, el ombligo, un agujero en el saber, un agujero que resuena y produce ondas. Troumatisme, dirá Lacan.
¿De qué material está hecho el sueño? Como resultado de la transferencia en el dispositivo analítico, es un relato, una narración. A este material se refiere Freud en la cita mencionada anteriormente. JAM define el material como el primer nivel de la interpretación. Son palabras o fragmentos de palabras o lugares vacíos, con o sin sintaxis, que van desde una simple descripción hasta una historia complicada llena de giros, una ficción que, a diferencia del ensueño, impone su escena al soñador, a pesar de sí mismo: la otra escena, no lo contrario de la vida consciente, sino el reverso moebiano de la vida a medida que se despliega. La vida “verdadera” se ve desde otro lugar compuesto y heteróclito. En 1977, Lacan decía: “En el orden del sueño —quien se da el campo de desgastar el lenguaje—hay una rebaba (bavure), a lo que Freud llama en lo que está en juego el ‘Wunsch’ […] las palabras hacen la cosa, ‘La Cosa Freudiana’, justamente con la inadecuación de las palabras a las cosas con lo que tenemos que ver […] y que la adecuación de lo Simbólico no hace a las cosas más que fantasmáticamente”[4]. Entonces entre lo real y lo simbólico, solo depende de la relajación de lo imaginario. Pero a pesar de este sentido épico, el inconsciente solo aparece con la condición de este wunsch, “y es seguramente por lo que Freud ha hecho recurso a lo que se llama la pulsión […] que no se soporta más que por ser nombrada”. Y este wunsch, que escapa al sentido y deja las huellas a aquel o aquella que consiente a reducir el sueño a un significante, nombre cambiante y diverso del wunsch como objeto. Al comienzo de mi práctica, Éric Laurent fue mi controlador. Sobre un caso que estaba tratando de desplegar, él simplemente afirmó: “Carece de objeto”. Fue como una flecha que hizo visible el objetivo hasta ahora invisible en el momento que lo alcanzaba. Nunca he olvidado esta frase, ella siempre me acompaña y hoy tengo la oportunidad de agradecerle.
¿Qué produce el sueño? Los efectos de saber agujereado que aparecen tan rápidamente como se desvanecen porque las nominaciones que produce están al borde del no-quiero-saber. Pero también efectos de cuerpo: movimientos diversos, placer sexual, felicidad, incomodidad, malestar, lágrimas, angustia, horror, risa, enigma. El sueño siempre va acompañado de fenómenos de cuerpo, una verdadera interpretación en acto.
Al llegar a este punto, la pregunta, “qué hay de nuevo en la época del binario inconsciente desciframiento relacionado con lo simbólico e inconsciente real al imaginario”, podría recibir un bosquejo de respuesta.
El sujeto barrado, efecto de S1-S2, sujeto representado por un significante para otro significante, no es sin el cuerpo hablante y los diferentes modos de goce. Dicho de otro modo, el fantasma se sitúa en la sombra del sinthome. Sería entonces lógico que, en la época del inconsciente real, el sueño siga siendo un elemento central de la experiencia analítica. Luego fui a releer los testimonios de los AE, colocándolos en series (porque como todos saben, la serie es el comienzo de la seriedad) para verificar qué lugar tiene hoy el sueño en la práctica analítica.
Verificación
A partir de una investigación, ciertamente insuficiente y un poco aleatoria, limitada a los textos que tengo, les presento los siguientes puntos:
- Ningún testimonio sin un relato de sueños interpretado o no. El sueño sigue siendo uno de los materiales fundamentales de la práctica del psicoanálisis, 120 años después de su invención.
- Estos sueños son tratados ya sea como portadores de un saber, como generadores de una escansión o como productores de un corte. En resumen, funcionan sobre el modelo de las diferentes modalidades de interpretación. La parte común entre sueño e interpretación se valida.
- En los testimonios, se evidencia claramente que las interpretaciones que producen son de una factura diferente a las interpretaciones realizadas por el analista, las cuales toman frecuentemente la forma de una asignación a un significante: “usted es…”, “es…”, es decir, una nominación transitoria o incluso una frase escuchada como un reproche o demanda del Otro. La forma del silencio, de “no hay nadie” (plus personne) de la que JAM habla en sus últimos cursos, es la que mejor se aproxima al sueño.
- La modalidad de las interpretaciones analíticas que se transmiten en los testimonios, que por tanto han dejado marca, es la sorpresa. En el texto de Freud por el que comencé, la libertad de pensamiento del sueño es lo que genera efecto de sorpresa, lo inesperado en relación al discurso del amo. Algunas palabras sobre la sorpresa. Una teoría y una técnica tienden siempre a convertirse en doxa, en discurso del amo. Dan la espalda a la sorpresa. Pero lo inesperado suele ser fruto de la contingencia. La doctrina freudiana había caído en esta rutina. En cierto modo, es este punto el que tuve que encontrar durante mi tesis sobre la relación madre-hijo en los post-freudianos y Lacan. El esfuerzo de Lacan ha sido dar este paso atrás de todas las formas posibles, en todos los dominios analíticos (práctica, teoría y ética) y en el uso que hace a lo largo de su enseñanza de referencias y modelos que pone a trabajar, ya sea de Freud, Descartes, de Saussure … Continúa aplicando este tratamiento a su propia enseñanza. ¡Pensaste que el inconsciente es simbólico, error! Dices que el objeto a es…en absoluto! Cada vez, por corte o por desplazamiento, produce un efecto de sorpresa que desequilibra la pendiente de la homeostasis, esa pendiente del sueño, ferviente defensor según Freud de la homeostasis. “Ingresas al psicoanálisis de orientación lacaniana, pues renuncia a toda homeostasis”.
- No hay análisis del sueño que no sea bajo transferencia, incluso a posteriori, como algunos sueños recurrentes de la infancia, relatados años después. Un sueño se convierte en una formación del inconsciente solo si se aborda. La transferencia permite este abordaje, incluye al Otro en el sueño. Por lo tanto, proviene de una representación teatral o cinematográfica, entonces es ficción, o de la letra (lettre), siempre robada[5].
- El sueño está tan presente al inicio, instante de ver, como en el momento de la cura, tiempo para comprender, pero generalmente participa en el final del análisis, a menudo proporcionando los elementos de la conclusión.
- Los sueños movilizados en la transmisión del testimonio, (pero también fuera del contexto del dispositivo del pase, los sueños ya contados en un análisis anterior), pasan al estatuto de escritura. Escapan así al olvido que es la modalidad más común de la memoria.
Para concluir
Algunos sueños dan una forma épica a la estructura. Habrán reconocido la definición lacaniana de mito. ¿A qué estructura le dan esta forma? Creo que es a la estructura del fantasma sobre la cual contribuyen a revelar el sesgo al analizante. Interpretan el fantasma mediante una orgía de sentido gozado, situándola en relación a un Otro que no está barrado porque hay un sin límite en el sentido.
Otros sueños son del orden de la escritura. Escriben una palabra, o algunas letras indescifrables y sin sentido al principio. Movilizan el equívoco, implican una lectura, a veces un witz, una invención y no un relato ni una historia.
Puede suceder que el mismo sueño dé lugar, en dos momentos diferentes de la cura, a una y luego a otra de estas categorizaciones.
Un ejemplo
Quizás para encarnar esto un poco más, puedo referirme a un ejemplo tomado de dos testimonios de B. Seynaeve que pone a trabajar en el mismo sueño, en dos momentos de su testimonio, estas dos modalidades de las que hablo.
Este sueño surgió como resultado de una intervención del analista y fue una pesadilla. Cuento la historia tal como aparece en su comunicación dada durante el curso de JAM el 25 de marzo de 2009: “Deambulo por el corredor del Refuge de la saintFamille (que es el hospital donde mi madre dio a luz a todos sus hijos), que tiene la forma de la letra ele, los mosaicos, inestables, tiene forma de damero, son negros y blancos. Me desplazo cuidando de no caminar por las junturas. De repente, siento una necesidad imperiosa de orinar. Los baños se encuentran en el ángulo de la ele. Se presentan con dos puertas, una a cada lado de la ele. Hay que elegir una puerta. Entro en los baños y empiezo a orinar en el inodoro sin poder detenerme. El inodoro se desborda, y me despierto orinándome en la cama.”[6] Primera interpretación: pesadilla de castración y aparición de síntomas transitorios ligados a la puesta en marcha de un binario S1-S2.
Fue durante una intervención en la tarde de los AE en la ECF el 8 de marzo de 2011 con Éric Laurent, tarde dedicada a la nominación, que B. Seynaeve retorna a este sueño. En su intervención, titulada “Nombrar lo que puede abrochar el nudo” (Nommer ce quipeutagrafer le nœud), retoma esta vez la L, con un elemento nuevo. “La L anuda el significante al cuerpo. Aislaba la letra L, que anuda lenguaje y cuerpo sexuado en la misiva que presidió la unión de mis padres:‘Cuídala’ (Occupe-toid’elle[7]). Esta letra L surge del inconsciente en el momento del sueño de entrada en la cura… lo aislaba en la medida que la pulsión retornaba al cuerpo. Esta letra L no solo constituía una identificación ‘Tu eres eso’, sino también un soy (souis[8]) eso en mi cuerpo”. Vemos que la L, que vuelve tres veces en los sueños es un equívoco – elle (ella) /L- el cual B. Seynaeve toma como su nombre de goce, su sinthome.
Con respecto al sueño, la reducción del sentido borra el mito y, por lo tanto, la dominación del Otro y la modalidad de lo necesario. Entonces permite una escritura que está fuera de sentido, vinculada al entramado del núcleo traumático contingente que es el “hueso” del sinthome.
En los testimonios de pase, encontramos de muchas formas diferentes esta misma reducción a la escritura o al agujero. Basta con mencionar, por ejemplo, Ormeaux, Twingo, “surgimiento en un sueño de un agujero imposible de nombrar”, Encarnada, Payaso, OMO, Sin/toma, servicios secretos, canote, Niteroi, CPUT, W, A-R-E-N, Crac, À l’arrache… Cada vez el modelo es diferente y sorprendente: letra, palabra, frase. Pero el sueño, que ya no es un mito para ser contado sino escritura para leer, contribuye a proporcionar al sinthome un nombre que anuda al sujeto con el objeto.
“Ello se escribe, igualmente, lo real », o el sueño como artificio
Retomo el seminario XXV. “Tenemos la sugerencia de que lo Real no cesa de escribirse. Es seguramente por la escritura que se produce la activación (forçage). Ello se escribe, igualmente, lo real, pues es necesario decirlo: ¿De qué modo lo Real aparecería si no se escribiera?… La escritura es un artificio. Lo Real no aparece pues más que por un artificio, un artificio ligado al hecho de que hay la palabra e incluso el decir. Después evoca el Pase y agrega: “Imposible pues saber quién lee. Hay seguramente escritura en el inconsciente, no sería más que porque el sueño, principio del inconsciente —eso es lo que dice Freud—, el lapsus e incluso el chiste se definen por lo legible”[9].
El sueño, de las delicias del “érase una vez” lleno de significado, al poema o Witz, un agujero negro en el sentido, tal como lo define la astrofísica actual, un objeto muy simple caracterizado por su masa y el número de rotaciones por segundo y que no tiene estructura, una superficie matemática definida por el hecho de que cualquier información u objeto que ingresa allí desaparece. Desde el agujero, uno solo atrapará las ondas que emite.
Para la soirée de la AMP, organizada por la Presidenta Angelina Harari en la ECF el lunes 28 de enero de 2019.
NOTES
Nota de traducción (NT): La primera traducción al castellano data de 1923, por L. López-Ballesteros.
Advertencia a la primera edición.La interpretación de los sueños. Traducción de J.L. Etcheverry. Amorrortu Editores, p. 17-18.
(NT) El título de La interpretación de los sueños fue traducido por Meyerson al francés como: “La ciencia de los sueños”.
Jacques Lacan, Momento de concluir, clase de 15 noviembre 1977, inédito. Tomado de: http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/30%20Seminario%2025.pdf
N.T. En francés la palabra lettre quiere decir letra y carta. La autora alude al equívoco carta robada (lettrevolée).
Miller, J.-A. Sutilezas Analíticas. Editorial Paidós. p. 200-201
N.T. En francés hay una homofonía entre Elle (ella) y la letra L.
N.T. Neologismo que condensa suis (soy) y souillé (manchado, contaminado).
Clase del 20 de diciembre de 1977. Tomado de: http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/30%20Seminario%2025.pdf