Traducción: Silvia Baudini
Los Congresos de la AMP son momentos decisivos para hacer existir una comunidad de trabajo entre escuelas, entre psicoanalistas de lenguas y horizontes diversos, en una palabra, para hacer existir la Escuela Una. Con sus citas bianuales, esta Escuela Una trata de responder a la pregunta: ¿Qué hay de nuevo en el psicoanálisis sobre un cierto número de puntos precisos en la práctica de sus miembros?. Este ¿Qué hay de nuevo en el psicoanálisis? es cada vez un modo de realizar un Retorno a Freud y al mismo tiempo afirmar nuestra herejía en relación con Freud. La herejía lacaniana se comprometió en una renovación radical de la práctica freudiana y este impulso debe profundizarse cada vez más. En cierto modo, cada Congreso es herético. El último congreso « Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia »[1]tenían un tema que tomaba distancia explícitamente con las interdicciones planteadas por Freud sobre el manejo de la transferencia en las psicosis, por ejemplo, en « Esquema del psicoanálisis »[2]. Melanie Klein, en primer lugar, y sus alumnos se atrevieron a ir más allá de esta interdicción, y mostraron que era posible fundar una práctica psicoanalítica con los psicóticos. Lacan construyó, con otras bases, un retorno a Freud que permitía también desarrollar un tratamiento posible de las psicosis. En ocasión de nuestro último congreso, exploramos cómo este enfoque incluye a las psicosis ordinarias, categoría nueva.
Nuestro próximo congreso va a tocar un punto tan crucial como el de la transferencia. Vamos a preguntarnos ¿qué es lo nuevo en la interpretación del sueño? En el excelente texto que nos presentaron Fabián Naparstek y Silvia Baudini[3], se plantea de entrada la cuestión, a partir del exergo. Lacan propone un abordaje antifreudiano del sueño: « Tengo todo el derecho, tal como Freud, de compartir mis sueños con ustedes. Al revés que los de Freud, no están inspirados por el deseo de dormir. Lo que me mueve, más bien, es el deseo de despertar”.[4]A partir del Seminario Aún, el 13 de febrero de 1973, Lacan generaliza la idea que el sueño debe abordarse en tanto es el instrumento del despertar. Esto supone tocar lo que Freud llamó el principio del placer, como límite y moderación del goce. El Seminario Aún se consagra a ello de múltiples maneras. Decir que el sueño es un instrumento del despertar supone también que atañe a lo que llamamos despertar. Freud partió de la oposición entre sueño y despertar como una oposición natural, casi biológica. Dormimos, nos despertamos. Su práctica lo condujo a considerar los fenómenos de despertar en el sueño. A partir de allí Lacan subvirtió la evidencia del límite entre la vigilia y el dormir para despertarnos, a nosotros sus lectores, a otra cosa. De este modo produjo una serie de enunciados contradictorios a veces tales como: « El inconsciente es exactamente esa hipótesis: que no soñamos solamente cuando dormimos »[5]; « se despiertan, es decir continúan soñando »[6]; « como todo el mundo entro en ese sueño que llaman realidad »[7]; « uno no se despierta jamás »[8]; « el despertar absoluto es la muerte »[9]. Estos enunciados definen bien un envés del abordaje freudiano del sueño que se inscribe en el horizonte de « el Otro Lacan » que Jacques-Alain Miller esclareció desde fines de los años setenta.
Cada una de estas citas merecería ser comentada por sí misma, una por una, cada una en su contexto. Si las enunciamos juntas, en una misma cadena significante nos es necesaria una cierta flexibilidad dialéctica para poder ligarlas y hacerlas resonar de la buena manera. « El deseo de despertar es un deseo particular »[10]; « nos despertamos para seguir soñando”; « uno no se despierta jamás”; « el despertar absoluto es la muerte”, reunirlas es delicado pero el conjunto define una nueva perspectiva. Este nuevo enfoque del sueño consuena con el despertar budista. Si se dice de Buda que es el « despierto », él a quien generalmente se lo representa durmiendo, es porque está absolutamente liberado del deseo. Sabe que el deseo no es más que semblante.
El despertar al que nos convoca Lacan, hace del sueño un instrumento del despertar. Es decir que permite articular de manera novedosa el deseo y lo que le es incompatible, el goce. El sueño se vuelve una nueva introducción a la oposición deseo-goce. El goce en este sentido no es realización del deseo. Es lo que no puede articularse en los caminos del deseo.
De este modo, todo lo que es franqueamiento, alteración, pérdida de la homeostasis del principio del placer que garantiza la vida, es despertar. En este sentido, el trastorno absoluto de la vida es la muerte. Mientras tanto, los pequeños despertares, parciales, despiertan al hecho que son franqueamientos de la homeostasis. El principio del placer también es el principio del sentido. Los despertares parciales se producen cuando la barrera del sentido se franquea ¿Podemos concebir el despertar final como una mostración del goce en una suerte de cortocircuito fuera de sentido? En primer lugar nos será necesario pasar por el camino de la lógica lacaniana del manejo del sentido. Hay que servirse de él para finalmente prescindir. Primero habrá que descifrar los sueños, atravesar orgías de interpretaciones de sentido, acompañar al analizante, autorizarlo a destapar todas las asociaciones posibles sobre un sueño, para finalmente llegar en un segundo tiempo, una vez que nos hemos servido de ello y bien servido a un punto fuera de sentido.
Como ha podido mostrarlo Marie-Hélène Brousse[11]en la serie de sueños de fin de análisis de los AE, llegamos en el final de un análisis, al encuentro con un fuera de sentido en el sueño. Entonces el sueño se convierte en instrumento del despertar, cuando muestra un punto donde eso no puede decirse. Algo cesa de no escribirse. No se trata de una inscripción definitiva, como ya se lo ha señalado en relación con los nombres de goce que se develan en el final del análisis. Lo importante es el acontecimiento del surgimiento de ese espacio fuera de sentido. Es el esp de unsue. El Kekkek de una alcanza el crac y el boum y el huh de otros. No es una inscripción en el mármol, viene a mostrar, muestra. Si prestamos demasiada atención, se borra, y no muestra nada más.
Eso se muestra, aproximémoslo a la lógica de la mostración según Wittgenstein. Por supuesto, para él el problema no es el goce y el deseo, sino el lenguaje, compuesto por todo lo que puede decirse, por el conjunto de las proposiciones y el mundo al que remite. Sostiene que el lenguaje no puede más que mostrar el mundo. El lenguaje desde el punto de vista lógico, es finalmente una tautología. Llega a decirnos que A=A. Pero, ¿qué quiere decir A?
Los que logran mostrarlo son otros discursos, la ética, la religión, el arte. Hagamos una transposición del problema de Wittgenstein. ¿Cómo se podrá mostrar el goce con un instrumento estructurado como un lenguaje? Ese es nuestro despertar.
Poco a poco vamos a dirigirnos hacia este Congreso, hacia este despertar. Vamos a mantenernos en vilo durante dos años, considerar que avanzamos hacia la apertura de perspectivas de la última enseñanza de Lacan, sin olvidar el comentario de la inyección de Irma del Seminario 2[12]. Deberemos comer el libro lo suficiente para comprender lo que estos cambios de perspectiva implican en la práctica de la interpretación del sueño. Deberemos mostrar que sabemos usar lo que Freud nos ha dejado, las ficciones freudianas, el sentido sexual, y la ficción del Nombre del Padre de la que hay que hacer uso. Y si medimos la dificultad, la distancia, la tensión entre la práctica freudiana y la práctica lacaniana abierta por la última enseñanza, en todo caso aquella a la que Lacan intenta despertarnos, entonces podremos quizá llegar al congreso mismo suficientemente disponibles para hacer, durante un momento, una verdadera comunidad de trabajo de la Escuela Una y responder juntos la bella pregunta planteada tanto en el texto de Silvia Baudini[13] como en lo que nos aportó Marie-Hélène Brousse[14]: ¿Qué hay de nuevo en la práctica del sueño, 120 años después? La cita decisiva será el Congreso. Mientras tanto vamos a decir todo lo que podamos para prepararnos para el encuentro.
Enero 2019.
NOTAS
- Asociación Mundial de Psicoanálisis, XI Congreso, « Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia », Barcelona, 2018.
- Freud, S., “Esquema del psicoanálisis”, en Obras CompletasTomo XXIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1986.
- Baudini, S., Naparstek, F., “El sueño. Su interpretación y su uso en la cura lacaniana”, en: https://congresoamp2020.com/es/articulos.php?sec=el-congreso&file=el-congreso/presentacion.html
- Lacan, J., “La tercera”, en Revista Lacaniana de Psicoanálisis 18, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2015, p. 22-23.
- Lacan, J. El Seminario, Libro 25, El momento de concluir, inédito, clase del 15 de noviembre de 1977.
- Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún,Paidós, Buenos Aires, 1998, p 70.
- Lacan, J., El Seminario, Libro22, R.S.I., inédito, clase del 11 de febrero de 1975
- Millot, C., “Improvisación”, en: Revista L’ Ane, 1992.
- cit., Lacan, J., “La Tercera”, p.22-23
- Brousse, M-H., intervención durante la Soirée de la AMP “Une soirée de rêve. ¡Hacia el XII Congreso de la AMP!”, 28 de enero de 2019, publicada en esta web en https://congresoamp2020.com/es/articulos.php?sec=el-tema&sub=textos-de-orientacion&file=el-tema/textos-de-orientacion/19-09-11_el-artificio-reverso-de-la-ficcion.html
- Lacan, J.,El Seminario Libro 2, El yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2008, p.223-259.
- Baudini, S, Naparstek, F, intervención durante la Soirée de la AMP “Une soirée de rêve. ¡Hacia el XII Congreso de la AMP!”, 28 de enero de 2019, en El Caldero de la Escuela Nº 27, EOL, Buenos Aires, año 2019, p.39 a 45.
- Brousse, M-H., intervención durante la Soirée de la AMP “Une soirée de rêve. ¡Hacia el XII Congreso de la AMP!”, 28 de enero de 2019, publicada en esta web en https://congresoamp2020.com/es/articulos.php?sec=el-tema&sub=textos-de-orientacion&file=el-tema/textos-de-orientacion/19-09-11_el-artificio-reverso-de-la-ficcion.html